El anuncio de la próxima salida a bolsa de Twitter llevado a cabo ayer por la compañía es una forma genial de provocar la reflexión sobre su naturaleza como compañía. Un mensaje de 135 caracteres lanzado desde la cuenta oficial de la compañía, que demuestra de la mejor y más práctica manera posible ser capaz de convertirse en un auténtico hit sobre el que todo el mundo hace comentarios de manera inmediata.
No, lo importante no es lo que la compañía ingrese o gane: lo que de verdad hay que ver aquí es hasta qué punto su producto ha sido capaz de convertirse en el medio que marca el pulso informativo del planeta. Desde un punto de vista estrictamente financiero, la salida a bolsa de una compañía con menos de mil millones de facturación no tendría por qué capturar los titulares. La empresa facturó algo más de cien millones de dólares en el último trimestre del año pasado, una cantidad que la convertía en rentable. Sin embargo, el concepto de rentabilidad en el caso de Twitter ha estado siempre sometido a múltiples vaivenes debido a las múltiples adquisiciones – más de veinte en los últimos dos años – que la compañía realiza con el fin de consolidar sus actividades y su negocio en actividades como la analítica y la publicidad.
Lo importante aquí es entender que Twitter lleva mucho tiempo comprobando que sus accionistas aceptan ese tipo de esquema: “fíjate en mis posibilidades, voy a seguir trabajando en ellas, porque lo que estoy construyendo tiene un valor muy elevado”. Ahora, la compañía opina que ha llegado el momento de ofrecer ese mismo tipo de perspectivas a un abanico potencial de inversores más amplio, lo que implica salir al mercado y cambiar completamente la dimensión de la empresa, con todo lo que ello tiene de bueno y, sin duda, también de malo. Lo bueno, obviamente, es el gran flujo de capital que permitirá a Twitter ejecutar una estrategia para la que, si bien hasta el momento no le han faltado recursos, puede sin duda enfocarse con un respaldo y un cálculo de riesgos diferente. Lo malo es la presión a la que los mercados someten a las compañías, la presión sobre los resultados trimestrales que se convierte muchas veces en una maldición, y su posible impacto sobre una compañía que se ha distinguido especialmente por su evolución pausada, paciente y sin prisas.
Twitter escoge un momento muy estratégico para su salida a bolsa. El mercado está en una situación de recuperación que ya no ofrece demasiadas dudas, y las acciones de Facebook – una prueba clara de cómo no hay que hacer las cosas en una salida a bolsa – que cayeron bruscamente nada más salir al mercado, están ya en una situación comparable a la de su precio original de salida. Los mercados parecen aceptar y entender que actividades como las de Facebook, LinkedIn o Twitter forman parte de la actividad económica en todos los sentidos, y están mucho más allá de ser cuestiones superficiales o intrascendentes. Demostrado esto, la piedra de toque para Twitter es demostrar que es capaz de rentabilizar de manera coherente unas actividades que tienen lugar en su medio, pero que tradicionalmente no han representado una fuente de ingresos. Adquisiciones recientes como la de MoPub trabajan para convertir esa actividad en un modelo económico sonante, que por el momento ha venido por el lado de la publicidad, pero que yo creo que evolucionará hacia algo bastante más ambicioso que incluirá de alguna manera servicios premium y esquemas recurrentes de facturación con determinadas categorías de clientes.
Mi impresión es que Twitter está siendo capaz de construir un ecosistema cuyo uso resulta ya imprescindible para todo aquel que quiere difundir de manera eficiente una información, y que eso, empaquetado con el adecuado conjunto de analíticas y publicidad, constituye algo por lo que muchos clientes van a querer pagar. Tiene muchas de las piezas que necesita para ello, ahora le queda trabajar para integrarlas, y por supuesto, anunciarlo, algo que ha demostrado que sabe hacer fantásticamente bien. Conociendo la naturaleza de la compañía y su manejo de los tiempos, me parece razonable esperar anuncios que permitan entrever esto antes del día en que salga a tocar la campana, pero aunque me extrañaría que dejase pasar mucho tiempo, resulta difícil saberlo. Lo que sí sé es que la perspectiva de adquirir acciones de Twitter y para lo que la evolución de la compañía representa va a sonar muy interesante para muchos, y que muy mal tendrían que salir las cosas para que el IPO no fuese exitoso. Y eso, como tal, ya es mucho decir.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.