04 mayo 2012

La tragicomedia de los derechos de autor, en mi columna de Expansión

Mi columna de Expansión de esta semana se titula “La tragicomedia de los derechos de autor” (pdf), e intenta resumir el palmario desastre en el que parece haberse convertido el entramado que se supone debía dedicarse a controlar y recaudar para los autores los derechos correspondientes a los usos lucrativos de sus obras, pero que al hilo de escándalos como la Operación Saga en España o la reciente detención de quince directivos de ECAD en Brasil parece haberse transformado claramente en otra cosa.

A continuación, el texto completo de la columna, a la que he añadido algunos de los enlaces que utilicé para documentarla:

 

La tragicomedia de los derechos de autor

Resulta impresionante ver hasta qué punto, en el entorno de la propiedad intelectual y la tecnología, las noticias son cada día más esperpénticas, más absurdas y más ridículas, como un sainete. O mejor, una tragicomedia.

En Brasil, quince directivos de la sociedad de gestión de los derechos de autor de la música, ECAD, son procesados por fraude y desfalco. Anteriormente sucedió en España con aquella “Operación Saga” que llevó ante el juez a la cúpula de la SGAE. Todo parece indicar que el entramado de la gestión de los derechos de autor, ese en el que se entremezclan sociedades en las que participan no solo los artistas, sino también las compañías discográficas – a modo de sindicato vertical – podría estar construido para robar a esos artistas cuyos intereses afirmaban defender.

Mientras, en el Reino Unido, la patronal de las discográficas consigue que los proveedores de acceso a internet bloqueen a sus usuarios el acceso a The Pirate Bay. La medida provoca un enorme incremento de la popularidad de The Pirate Bay, mientras cientos de páginas publican procedimientos para saltarse los bloqueos.

¿Quienes instan esos bloqueos? Unas compañías discográficas que muchos afirman que estuvieron tras la entrada de España en una ridícula “lista 301″ que nunca ha provocado sanción alguna y simplemente clasifica países en función de los intereses de esas mismas discográficas. Ahora, España sale de “la lista de los malos”… ¿por qué? Por haber promulgado una ley que, cuando funcione, provocará los mismos efectos que los bloqueos del Reino Unido.

Las compañías que hacen y deshacen leyes y listas afirman que pretenden “defender la cultura española” cerrando páginas de descargas, cuando la realidad de la cultura española es que le iría infinitamente mejor si fuera líder de descargas en el mundo. Mientras el complejo entramado de los derechos de autor  se hunde, artistas y políticos no se enteran, y la orquesta sigue tocando. Menuda tragicomedia.



(Enlace a la entrada original - Licencia)

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