La reciente decisión de AT&T de autorizar el uso de Skype sobre su red de telefonía móvil tras haberse negado a ello en Abril de 2009 (el uso, como en la mayoría de las operadoras, estaba limitado a la disponibilidad de conectividad WiFi) puede ofrecer interpretaciones muy interesantes sobre el futuro de las operadoras de telefonía móvil y sobre la evolución de la movilidad como tendencia en general.
Por un lado, la decisión parte de un pormenorizado análisis de la operadora: según el mismo, las aplicaciones de VoIP no suponen una competencia real con respecto a las llamadas convencionales de voz, salvo en el caso de que éstas sean a larga distancia. Las llamadas de voz suelen, en la mayoría de los planes en los Estados Unidos, estar sometidas a una tarifa con un escalón mínimo relativamente alto, que muchos usuarios no llegan a alcanzar, por lo que la sensibilidad al precio no se encuentra especialmente desarrollada salvo en usuarios muy intensivos. Lo mismo ocurre con los SMS, que suelen incluirse en los paquetes en un volumen que contenta a la mayor parte de los usuarios habituales. Por tanto, los usuarios optan por utilizar Skype generalmente solo cuando llaman a larga distancia, algo que típicamente se intenta evitar desde el teléfono móvil, pero que ahora pasa a ser una posibilidad. Por otro lado, la reciente llamada de atención de Julius Genachowski con respecto a la neutralidad de la red tanto en comunicaciones fijas como móviles,
I believe firmly in the need for the FCC to preserve Internet openness, whether a person accesses the Internet from a desktop computer or a wireless laptop or netbook”
(J. Genachowski, 22 de Septiembre)
deja meridianamente claro que la evolución va en ese sentido, y que lo que hoy es una expresión de voluntad, mañana acabará sin duda siendo una obligación para las empresas de telecomunicaciones. Puestos así, lo que realmente avanza la decisión es un futuro en el que las comunicaciones móviles tendrán un estatus muy parecido al que hoy tienen las fijas: un servicio en el que el cliente adquiere el derecho de acceso, y utiliza después una tarifa plana o semiplana de voz y datos. El despegue en la demanda de servicios en movilidad se calcula que supondría un incremento por un factor de treinta con respecto a la situación actual, lo cual, considerando que la FCC ya ha aprobado un incremento del triple del espectro disponible para su uso, generaría un desfase de diez a uno entre demanda y oferta, imposible de sostener en términos de calidad de servicio. Ante estas previsiones, existen dos factores a considerar: por un lado, el imparable avance de una tecnología que, por el momento, siempre se ha mostrado capaz de acomodar la demanda existente, demostrando que en tecnología, la consideración de recurso escaso nunca dura mucho tiempo. Y por otro, la voluntad clara de la FCC de sacar oferta de debajo de las piedras: reasignar espectro radioeléctrico para las nuevas necesidades sea como sea: procedente de otras actividades, o mediante acciones como la creación de mercados secundarios dinámicos y el desarrollo de un marco legislativo que facilite el despliegue de antenas.
Veremos como pinta el futuro. Pero en principio, la decisión de AT&T, que ha provocado la lógica alegría de Josh Silverman en Skype, es un paso en la buena dirección.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.