El “efecto Osborne” es una curiosa historia que se cuenta de un fabricante de ordenadores de la década de los ‘80, Osborne Computer Corporation: tras anunciar su fundador una nueva generación de ordenadores que mejoraba notablemente las prestaciones del modelo que tenía en ese momento en el mercado, las ventas de este modelo cayeron de manera tan dramática, que provocaron un nivel de deudas tan elevado que hundió a la compañía. En realidad, el efecto Osborne original, el ocurrido a la compañía que le dio nombre, tiene, según se cuenta, bastante de mito, pero varias empresas, como Sega o NorthStar lo han sufrido con posterioridad.
De auténtico efecto Osborne pueden calificarse los resultados publicados de Microsoft del primer trimestre del año: una caída de tres mil millones de dólares en comparación con el mismo trimestre del año anterior, de 15.060 a 12.920 millones. En términos de beneficios, la caída va desde los 5.990 de 2008 hasta los 4.480 millones de dólares de 2009, un total de 1.510 millones.
La presunta razón? El hecho de haber anunciado y puesto en circulación las betas de Windows 7, un sistema que viene a ser ni más ni menos que un Vista hecho como dios manda, y que tuvo el efecto de provocar una ralentización de las ventas de ordenadores con Windows Vista a pesar del programa de upgrades que garantizaba la actualización a Windows 7 cuando éste saliese al mercado. Tras la mala experiencia con el programa Windows Vista Capable, que terminó en demanda colectiva, y escuchando las malas críticas que circulaban sobre dicho sistema operativo, lo razonable para muchos potenciales clientes fue, sencillamente, no jugársela a las veleidades de la compañía, y diferir la compra de su ordenador hasta un momento más propicio. El resultado fue una ralentización genérica del mercado de ordenadores que ha durado hasta finales de este año, con la lógica excepción de una Apple que fue capaz de vender más ordenadores que nunca, superando en un 17% las ventas de Mac del año anterior a pesar de estar supuestamente en medio de una crisis que se suponía iba a afectar precisamente a los ordenadores de precio más elevado. No fue así. El resultado neto del período de transición entre Windows Vista y Windows 7, según apuntan los números, fue que Apple tuviese su mejor trimestre en toda su historia: quien estaba convencido para quedarse en el mundo Windows decidió diferir su compra, mientras que quien no estaba tan convencido, decidió en muchos casos cambiarse a Mac. Un efecto que, según reza la campaña con la que Apple ha saludado la salida de Windows 7, podría volver a repetirse cuando algunos usuarios que abandonen el todavía mayoritario Windows XP vean que el cambio a Windows 7 viene a ser para ellos como una instalación desde cero: puestos a instalar desde cero, ¿porque no hacerlo directamente en esa otra plataforma cuyos usuarios parecen tan satisfechos que hasta se califican como fanboys?
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.