La pérdida de los datos de todos los usuarios del popular dispositivo Sidekick ofrecido por T-Mobile está lanzando a muchos analistas a hablar de una pérdida de confianza en el cloud computing y en la idea de tener los datos supuestamente a salvo en un servidor remoto. Sidekick es un servicio ofrecido por una empresa cuyo nombre no puede ser más adecuada para las circunstancias, Danger, que fue adquirida por quinientos millones de dólares por Microsoft en Febrero de 2008, adquisición tras la que sufrió una fuerte fuga de personal.
Los datos de Sidekick han estado desde la adquisición de la compañía alojados en centros de datos propiedad de Microsoft. Según la información existente, el 1 de Octubre de 2009, Microsoft subcontrató una actualización del SAN (Storage Area Network) de su centro de datos a Hitachi, cuando algo salió mal y resultó en una pérdida de datos. El problema pasó a tener categoría de catástrofe cuando se comprobó que Microsoft, incomprensiblemente, carecía de una copia de seguridad de los datos, por lo que se procedió, el día 10 de Octubre, tras un período de caída del servicio de una semana, a avisar a los varios miles de usuarios de Sidekick de la pérdida de todos sus datos: calendarios, contactos, notas, fotos y cualquier otro dato que no tuviesen en ese momento en su terminal. Para darse realmente cuenta de la magnitud del problema, no hay más que echar un vistazo a algunas de las historias que cuentan los usuarios del servicio.
Tras el anuncio, T-Mobile ha dejado de ofrecer el servicio Sidekick, ha ofrecido una compensación de cien dólares a los usuarios que reclamen pérdidas de datos, permite la ruptura unilateral de los contratos y, aunque parece que recientemente ha anunciado que tal vez no todos los datos se hayan perdido, Microsoft está viendo como el medio millón de dólares que se supone que valía Danger se evapora a marchas forzadas en un fin de semana.
No, el problema no está en la nube. Llevo años trabajando con proveedores de servicios de todo tipo: mis fotos están en Flickr, mis favoritos en Delicious, mis documentos en Google Docs, mis correos en Gmail… nunca he tenido ningún problema, y sí en cambio muchas ventajas derivadas de ello en términos de flexibilidad, seguridad y comodidad. Pero en todas las actividades empresariales, y la custodia de datos de terceros es una de ellas, existen proveedores buenos, malos y regulares. Hay proveedores dignos de confianza, y otros que no lo son. Un proveedor de servicios de este tipo tiene que, como mínimo, tener un plan de contingencia que resguarde los datos de los usuarios de posibles problemas derivados de prácticamente lo que sea, y eso incluye, como mínimo-mínimo-mínimo, tener una copia de seguridad de los mismos que permita recuperarlos tras un problema. No tenerla supone una irresponsabilidad absoluta, y es algo que directamente debería descartar a un proveedor: es más que probable que tanto Danger como el proyecto Pink de Microsoft para el que se llevó a cabo la adquisición desaparezcan a causa de este asunto.
Cuando las cosas se hacen como se deben de hacer, lo razonable es pensar que nuestros datos están infinitamente más seguros alojados en un proveedor que se dedica a eso, que en nuestra casa, donde solemos ser simplemente amateurs de la seguridad y la redundancia. El problema surge cuando resulta que ese proveedor en el que habías confiado es tan amateur como tú y, vulnerando toda la lógica, no guarda ni una mísera copia de seguridad de los datos. No, la nube no es un problema. El problema es confiar en quien no se debe para manejarla.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.