12 mayo 2010

LinkedIn: cada día más maduro

Una caída de LinkedIn me recuerda que hace bastante tiempo (desde el prólogo del libro de mi amigo Juanma Roca) que no hablamos de la evolución de las redes sociales profesionales, un tema que siempre sale en mis clases cuando tocamos el tema como una vertiente “más seria” frente a la aparente “frivolidad” de los Facebook, Tuenti y compañía.

Mi tesis frente a los alumnos es que si bien resulta natural que vean LinkedIn como más próximo a sus intereses inmediatos y un lugar en el que decididamente hay que estar, no se puede comparar con la dimensión económica de las redes sociales horizontales, con su enorme valor como plataformas que acogen la actividad socioeconómica de millones de usuarios: para un directivo, por tanto, resulta mucho más relevante entender cómo hacer negocios en redes sociales horizontales que entender el funcionamiento de LinkedIn (por otro lado, muy sencillo).

Sin embargo, el funcionamiento de una red como LinkedIn no resulta, en realidad, tan directo y sencillo. Hablamos sin duda de la red en la que los usuarios más cuidan sus contactos y su nivel de actividad, así como de la que mantiene un perfil más selecto en cuanto a demográficos sociales: estar en LinkedIn pero no contestar a peticiones, o mantener un perfil desatendido es casi peor que no estar. Cada vez más, las empresas de selección de personal utilizan en muchos casos como fuente principal una LinkedIn en la que se sienten como pez en el agua, llegando incluso a desestimar candidatos al puesto que no tienen perfil en dicha red. La red, además, ha ido incrementando su valor como plataforma: un número creciente de personas envían a LinkedIn lo que publican en otras redes, en sus blogs, se integran en grupos o participan en hilos de debate de todo tipo de temas. En mi entorno, no resulta en absoluto extraño encontrarme con personas que siguen mi actividad a través de LinkedIn, utilizándolo a modo de lector de feeds. La integración con Twitter y con otras aplicaciones hacen que reciba habitualmente comentarios desde LinkedIn, que considero una parte más de mi ecosistema conversacional. Desde hace poco, LinkedIn permite el uso de su sistema como autenticación en sitios externos mediante OAuth, lo que incrementa claramente su valor como plataforma: resulta ya perfectamente planteable, para páginas como la mía que tengan un buen encaje con los demográficos de LinkedIn, utilizarla como una vía más para dar difusión a los contenidos publicados.

Mi uso de LinkedIn, como en otras redes sociales, es completamente atípico, y responde a un perfil de elevada asimetría: me comporto en modo “promiscuo”, es decir, digo que sí a prácticamente todo aquel que me lo solicita con un mínimo de lógica. Dedico tiempo a reenviar peticiones de contacto porque asumo que suelen ser asuntos importantes para quien las solicita y el tamaño de mi red me sitúa en situación evidente de “conector”, pero aplico en ellas un nivel superior de selección: únicamente paso aquellas que creo que debo pasar, porque identifique a los implicados u observe un encaje claro. Finalmente, los endorsements, que únicamente los hago cuando son genuinos y responden a un conocimiento real de la persona. En total, dado el tamaño de mi red (más de 2300 conexiones), el mantenimiento de LinkedIn consume evidentes recursos, sobre todo si intentas contestar a las peticiones con cierta premura, pero lo asumo como parte del papel de un profesor de una escuela de negocios con un cierto nivel de visibilidad.

Ojo con LinkedIn: con más de sesenta y cinco millones de usuarios registrados, actividad en seis idiomas, más de doscientos países y unos demográficos privilegiados, fue definida a principios de año como uno de los diez principales candidatos a un IPO.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

1 comentario:

  1. Enrique, todos tus comportamientos y usos en redes sociales, gadgets, plataformas tecnológicas, etc son tan atípicos que dudo mucho del valor de tu experiencia.

    Mi experiencia de uso básico de Linkedin me dice que la gente sólo se vuelve activa cuando está en paro. Pero no deja de ser una experiencia particular. Para valorar la utilidad real de linkedin habría que hacer una encuesta seria entre sus usuarios para que lo valoraran pero, ¿quién puede hacerla?. Me parece que únicamente quién tiene los datos, es decir, Linkedin, y si los resultados dicen que no vale para nada no lo van a anunciar.

    De mientras, podemos opinar todos diciendo que es la octava maravilla del mundo o que es un patraña inservible basándonos únicamente en nuestras opiniones ultralimitadas. Me recuerda un poco a la homeopatía y a las pulseras con hologramas, siempre hay alguien que dice “Pues a mi me funciona!!!”

    ResponderEliminar

ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.

Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.