Es una pregunta habitual: ¿cuántas personas te leen? Y la verdad, es una pregunta con respuesta mucho más compleja de lo que parece. A estas alturas, el tema de la medición se diría zanjado desde hace mucho tiempo. Y sin embargo, curiosamente, se hace cada día un asunto más complejo.
Pongamos como ejemplo mi propio caso, que al menos tiene la ventaja de que lo conozco bien: las estadísticas de esta página son perfectamente públicas, a través de múltiples fuentes como StatCounter, Nielsen u OJD. No se distingue por ser una página especialmente mayoritaria: la tecnología nunca ha sido un tema de seguimiento masivo, aunque su popularidad haya crecido notablemente en los últimos años. Con la perspectiva desde 2006 en Google Analytics o desde 2004 en StatCounter, se puede ver un crecimiento sumamente sano: en la actualidad, hablamos de unos ciento ochenta mil visitantes únicos y alrededor de trescientas mil páginas vistas mensuales, con un efecto adicional importante: el tipo de lector, que seguramente gracias a una combinación del tipo de temática y del efecto paraguas de IE Business School, mantiene unos demográficos que cualquier publicación de este tipo envidiaría.
Hasta aquí, la lectura directa en página. Pero ¿llega con ésto? Si entramos en los feeds RSS, la cosa se complica: en torno a treinta y tres mil suscriptores según FeedBurner, con una actividad media diaria de unos siete mil usuarios. Que lógicamente, no se puede simplemente sumar a los usuarios únicos, dado que en un cierto porcentaje de casos, aquellos que visualizan la entrada en su lector RSS pero posteriormente hacen clic para acceder a la página (para comentar o leer los comentarios generalmente), incurriríamos en una doble contabilización. ¿Y si entramos en Facebook? Las entradas de esta página se publican desde hace cierto tiempo en esta red social, en la que tiene algo más de diecisiete mil seguidores: según los Insights de la página, una entrada media cuenta con entre cincuenta y setenta mil impresiones, una media de veinte comentarios, y alrededor de cincuenta Likes: en ocasiones, a pesar de estar hablando de un blog de más de siete años, con una comunidad establecida y un elevado nivel de actividad, el número de comentarios en Facebook llega a exceder el número de comentarios en el propio blog. Alcanzando, además, unos demográficos mucho más amplios, con todo lo que ello conlleva.
¿Cómo contabilizar o reportar esta actividad? ¿Y la difusión a través de Twitter, donde tengo algo más de cien mil seguidores y donde reenvío algunas de mis entradas? ¿O de Google Buzz, donde también se republican automáticamente, y con una actividad que alcanza a unos mil seguidores? Y hasta aquí, los sitios en los que yo mismo he decidido que aparezca mi material, pero ¿y las páginas web que republican en forma de copia/pega todas mis entradas?
A medida que la web crece en diversidad y se hace social, el número de sitios en los que puede aparecer un contenido determinado se eleva de manera progresiva, hasta el punto en que medir la repercusión de algo resulta sumamente compleja. Y si resulta complejo hablando de mi caso personal, que soy un simple profesor aficionado a hablar sobre tecnología, ¿cómo será medir la repercusión de la actividad de una empresa, con todos sus productos, palabras clave, nombres de producto genéricos y competencia? Algo que la empresa no puede ignorar, y que va mucho más allá de monitorizar las estadísticas de la web. Medir la difusión de la información en la web empieza a requerir un tipo de profesional muy concreto, con habilidades y conocimientos muy específicos, capaz de entender la dinámica de un tráfico que en muchas ocasiones no se refleja en un único sitio, pero que incide cada día más en resultados, en popularidad, en publicidad y hasta en ventas. Sin duda, uno de esos perfiles aún por definir, y que apuntan más proyección en las empresas a corto y medio plazo. Lo que no se puede medir, no se puede mejorar: a medida que la actividad se mueve hacia la web, saber medirla pasa a ser cada día más importante…
(Enlace a la entrada original - Licencia)
0 comentarios:
Publicar un comentario
ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.
Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.