Rafael María Claudín, de la revista Quo, me pidió que le escribiera unas líneas con lo que creía que había significado la llegada del iPad al mundo de la tecnología, y un fragmento de eso aparece en un artículo de seis páginas en la revista titulado “¿A quién no le gusta el iPad?“, junto con opiniones en similar formato de Antonio Ortiz, Chema Lapuente, Ícaro Moyano, Nacho Palou y Fernando Berlín.
Mi respuesta completa a Rafael fue la siguiente:
(Enlace a la entrada original - Licencia)El iPad supone el desarrollo de un formato con muchísimas posibilidades, pero que hasta el momento se encontraba claramente desaprovechado: tablets existen desde hace mucho tiempo, pero nunca han alcanzado un alto nivel de popularidad. El iPad viene a cambiar ésto de la misma manera que lo lograron anteriormente el iPod o el iPhone: si intentas recordar hoy qué había en el mercado de los reproductores MP3 antes del iPod, te cuesta recordar un modelo que te pareciese especialmente relevante. Había un montón de competidores haciendo cosas poco reseñables, poco importantes, un mercado sin personalidad, sin fuerza. Ese mercado cambió con la llegada del iPod, podríamos definir un “antes del iPod” y un “después del iPod” con su “año cero” situado el 23 de octubre de 2001. Desde que salió el iPod, todo reproductor de MP3 aspira a parecerse a él, y además de redefinir completamente el segmento, le ha dado una pujanza increíble y se ha convertido en uno de los productos tecnológicos de mayor éxito de la historia. Con el iPhone pasó exactamente lo mismo: antes del iPhone había una infinidad de teléfonos móviles, pero después del 9 de enero de 2007, todas las marcas se dedicaron a intentar sacar su “iPhone-killer” sin conseguirlo. Redefinió las características del teléfono móvil, asentó la idea de que un teléfono móvil ya no es un teléfono, sino un ordenador de bolsillo, y de nuevo, se convirtió en un éxito para el que caben pocos calificativos.
¿Qué va a pasar con el iPad? Exactamente lo mismo. En poco tiempo, veremos el iPad en tantos sitios, que ni nos plantearemos qué había antes de él, qué usábamos para desarrollar sus funciones antes de que estuviese en el mercado, y además, estas funciones se habrán potenciado enormemente gracias al desarrollo de un ecosistema propio y habrá alcanzado una popularidad fuera de todo cuestionamiento. Las críticas al iPad, dentro de pocos meses, nos parecerán tan ridículas como nos resulta releer hoy los comentarios de los escépticos ante el lanzamiento de iPod o iPhone: que si era muy caro, que si era cerrado, que si era todo diseño, que si… que si lo que quieras: del iPod se han vendido 240 millones de unidades; del iPhone, 43 millones (datos cerrados a primer trimestre de 2010). Si eso no se califica como hacer historia dentro del panorama de la tecnología, no sé qué cosa lo es.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.