22 diciembre 2010

Ley Sinde: fin de la batalla, no de la guerra

Termina la primera batalla de la llamada “Ley Sinde” con su rechazo por una comisión del Congreso: de manera expresa, la comisión excluye la Disposición Final que contenía la “Ley Sinde” de la Ley de Economía Sostenible. La LES podrá ahora seguir su tramitación en el Senado, pero ya sin dicha disposición. Con esto se corrige el primer dislate que el gobierno español levó a cabo en su momento: incluir la “Ley Sinde” a traición como disposición final en una LES que nada tenía que ver con el tema. La famosa cena en la que los autocalificados eufemísticamente “creadores” celebraron “el gol que habían colado” se le atragantó ayer a más de uno.

Hemos tardado un año en corregir una acción de un lobby de poder. Pero no cantemos victoria: ese lobby tiene más vidas que un gato y más tentáculos que un pulpo. La LES pasa al Senado con la Ley Sinde convenientemente desactivada y extirpada, aunque podría darse el caso de que el PSOE volviese a intentar meterla como enmienda si logra consumar con algún otro grupo alguno de los pactos que a la desesperada intentó ayer (u otros). Sería harto improbable que un tema que hoy ocupa las portadas de todos los periódicos volviese a entrar por la puerta de atrás, pero no lo descartemos. Además, veremos múltiples intentos paralelos de atacar otra vez la libertad con el mismo procedimiento en otros estamentos (ya lo están anunciando), y de atacar mediante procedimientos presuntamente más duros, como decía “el lobo feroz que amenaza con perseguir a los internautas y comerse a nuestros niños”.

Lo importante: hemos conseguido, mediante la acción ciudadana, llamar la atención de manera importantísima sobre un asunto que, de otra manera, se habría aprobado sin ningún tipo de obstáculo. Los que dicen que “no ha sido la acción ciudadana, sino los intereses de los grupos políticos” obvian lo fundamental: la fortísima presión a la que la opinión pública ha sometido a todos los partidos, algunos de los cuales estaban recibiendo presiones también de muchísimo calado en el otro sentido, y que ha condicionado de manera clara sus actuaciones. Sin los miles de ciudadanos escribiendo, comentando, meneando, tuiteando y retuiteando, este tema no habría llegado jamás a las portadas de los periódicos, a las conversaciones de café, ni mucho menos a la agenda política: el lobby habría presionado, y habría conseguido sus fines sin más. Esto es lo realmente importante: la toma de conciencia de la sociedad civil de que su opinión puede realmente llegar a contar en la vida política, y la llamada de atención a los partidos de que no van a poder hacer las cosas al margen de dicha sociedad civil. Como, por otra parte, debe ser.

La tramitación de la “Ley Sinde” es un resumen de todo lo que es basura en la política. De cómo no hacer las cosas. Meter una disposición final “colando un gol”, irse a cenar con cava para celebrarlo, tramitar la ley ignorando las protestas de los ciudadanos, dejarse influenciar por las presiones de un gobierno extranjero y terminar votando el tema en una comisión en lugar de en un Pleno, a las diez y media de la noche y en un día antes de la Lotería es un procedimiento tan alucinante, tan de cloaca política, que debería conllevar el cese de su principal impulsora, por haber querido trasladar su trabajo de guionista a la política escribiendo un guión de película mala de espías.

Sinceramente, lo más importante para mí no es la “Ley Sinde” y el futuro – espero, malo – que pueda tener, sino la demostración de que en este nuevo entorno definido por la interconectividad de los ciudadanos, debe imponerse necesariamente otra manera de hacer política. Que lo de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” ya no puede funcionar, porque el pueblo te va a poner tibio a base de protestas en la red y fuera de ella. Que la sociedad civil existe, y que cualquiera que sea el partido que lo quiera entender y empiece a gestionarse en base a ello, obtendrá sin duda un efecto pionero verdaderamente importante.

Ahora, a tomarnos un merecido descanso. A mis lectores habituales, disculpas por haber monopolizado casi exclusivamente el blog con un asunto que sin duda tenía una gran trascendencia, pero que nos ha distraído de nuestra habitual línea de análisis de la tecnología y sus efectos (aunque no haya dejado de ser un impresionante caso práctico de análisis del efecto de la red sobre la sociedad). Iremos retomando los temas habituales, los comentarios, y la normalidad. A todos, felices fiestas y muchas gracias por estar ahí.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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