30 septiembre 2011

¿Tienes al directivo adecuado? Mi columna en Expansión

Mi columna en Expansión de esta semana apunta hacia una reflexión cada día más necesaria en la empresa: ¿tenemos a las personas adecuadas a cargo de una función tan estratégica como la gestión de la tecnología? En muy pocos años, la tecnología ha pasado de ser una simple búsqueda de eficiencia en base a la automatización, a convertirse en una fuente de oportunidades de primera magnitud: ¿tenemos a las personas adecuadas para cristalizar esas oportunidades?

A continuación, el texto completo de la columna:

 

¿Tienes al directivo adecuado?

Pocas cosas evolucionan tan rápido como la tecnología y su función en la empresa. En pocos años, hemos pasado de máquinas y programas destinados a mecanizar, automatizar y hacer lo mismo que sin ellos pero de manera más eficiente, a plantear nuevos escenarios de trabajo, abastecernos de inteligencia competitiva o protagonizar una revolución en la comunicación e interacción con los clientes. La gestión de la tecnología es un factor de ventaja (o desventaja) competitiva de primera magnitud. Y la pregunta es: ¿tenemos en esa función al directivo adecuado?

¿Es nuestro directivo de tecnología un facilitador o un dificultador intrínseco? El papel ha cambiado radicalmente: de un escenario restrictivo y de contención de la diversidad, a uno rico y que fomente la innovación, porque es a través de trabajadores, clientes, analistas, etc. conectados en red y de una cuidadosa monitorización y participación en las mismas como muchas compañías obtienen inteligencia competitiva.

¿Es un optimizador? Medir a los directivos en función únicamente de mantener la estabilidad del sistema a toda costa es cosa del pasado, y provoca un perfil totalmente conservador: ahora queremos eficiencia en costes, subcontratación de funciones en las que el avance tecnológico ha hecho imposible que seamos competitivos, y sobre todo, flexibilidad.

¿Está al día? ¿Tiene un perfil de usuario parecido al de sus hijos, o piensa que "todas esas novedades son frivolidades poco serias e irrelevantes para la empresa". Cuando vienen vendedores de la industria, ¿intentan evitar a su director de tecnología por su actitud conservadora?

Y sobre todo… ¿habla en las reuniones y comités de dirección? Cada día más, la tecnología tiene que estar presente en las decisiones corporativas, y los principales directivos de la compañía deben tener un perfil personal de uso de tecnología que facilite su trabajo y les permita observar y entender nuevas tendencias.

Cambios fundamentales en un perfil cada vez más crítico. ¿Tenemos en tecnología al directivo adecuado?

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29 septiembre 2011

Facebook y Google+: estudiando el modelo de difusión

El gráfico superior muestra la evolución de mis páginas en Facebook y en Google+ desde el momento en que las abrí, hasta hoy. La hoja de cálculo con la totalidad de los datos está disponible aquí. En el caso de Facebook, la muestra comienza el día 4 de septiembre de 2010, cuando desde la propia Facebook me propusieron hacer algunos cambios en mi presencia en dicha red (que hasta entonces se limitaban a un perfil personal saturado y mal utilizado, más información aquí y aquí). En la gráfica, corresponde a la línea azul, en la que he marcado dos hitos con los números 1 y 2: el comienzo y el final de una campaña de publicidad en Facebook que utilicé para preparar mis clases y entender la mecánica del medio. Los datos están extraídos de la función Insights asociada a la página.

En rojo, la evolución de la popularidad de mi página en Google+, en donde inicié mi actividad el mismo día del lanzamiento, el 28 de junio de este año. El punto marcado con el número 3 es el día que Google dejó de requerir invitación de otro usuario para entrar en su red. Los datos están extraídos de aquí y de aquí.

En algún momento del día de hoy, el número de seguidores en mi página de Google+ superará al que tengo en mi página de Facebook. Podemos hablar de muchas cosas: de la obvia no representatividad de la muestra (datos de una sola fuente), de la adaptación de mis temáticas habituales al perfil de usuario temprano de Google+, o de la ausencia en Google+ de un producto que integre cuestiones tan fundamentales como la actividad de las empresas o la publicidad. Por el momento, como ya he comentado anteriormente, Facebook sigue siendo habitualmente la segunda página de origen de visitas a mi blog después del buscador de Google, mientras que Google+ es generalmente la cuarta después de Twitter. Sin embargo, en términos de conversación, el empuje de Google+ parece imparable.

Extraigan ustedes sus propias conclusiones.

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Hablando sobre Tuenti, en Deutsche Welle

Guy Hedgecoe me hizo algunas preguntas acerca de Tuenti para Deutsche Welle, y hoy lo ha publicado bajo el título Exclusive Spanish social network faces new challenges as it expands(audio en inglés, 5:15 min.)

Descargar fichero de audio (Tuenti-DeutscheWelle.mp3)

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28 septiembre 2011

Esto es una impresora

 

Esto es una impresora (o lo que las impresoras quieren ser cuando sean mayores). Es SWYP, See What You Print, la reinvención de un viejo concepto, en manos de Artefact Group. Es únicamente un concepto, no un producto con desarrollo comercial.

Lo vi en Pixel y Dixel.

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Facebook sienta las bases para ser el nuevo Google, en Cinco Días

Marimar Jiménez, de Cinco Días, me envió algunas preguntas por correo electrónico para documentar un artículo que ha publicado hoy bajo el título “Facebook sienta las bases para ser el nuevo Google” (ver en pdf), en el que me cita.

A continuación, el intercambio completo de preguntas y respuestas que mantuvimos:

 

P. ¿Qué valoración haces del anuncio ayer de Facebook?

R. Los anuncios de ayer son fundamentalmente la constatación de que Facebook ha pasado a tener muy presente la necesidad de integrarse con otras cosas, de ser menos “isla” que aspira a monopolizar la actividad de sus usuarios, a reconocer que un número significativo de sus usuarios hace muchas cosas en otras aplicaciones. Durante mucho tiempo, Facebook ha sido un entorno al que la gente iba a compartir algunas cosas, pero si alguien “entraba mucho” – o directamente “no salía” – y actualizaba muy a menudo, se convertía en “ese pesado que te satura el timeline“. La propia Facebook recomendaba que las cosas fuesen así: cuando creé mi página en Facebook, la recomendación de personas de Facebook fue que no conectase mi cuenta de Twitter a ella, porque dada mi frecuencia de actualización en Twitter, eso podría convertirme en un “pesado” y hacer que muchas personas dejasen de seguirme. Ahora podemos ver un cambio importante: por un lado, presentan herramientas para integrar de una manera más razonable y priorizada esa actividad: nuevas metáforas de presentación y herramientas similares al RSS como la suscripción. Por otro, habilitan maneras mucho más sencillas de integrar esos entornos externos dentro de tu actividad en Facebook. Es una manera de admitir que la idea de “recrear o sustituir Internet con Facebook” debe convertirse en “ser uno más en Internet que ofrezca un ecosistema de plataforma atractivo a cuantos más, mejor”.

P. ¿Ves una amenaza seria para Google? ¿Por qué?

R. Yo creo que la idea de “amenaza” como tal es poco realista. Veo que hablamos de compañías que, cada día más, intentan progresar en la idea de atraer al usuario a sus entornos, y que desarrollan nuevas prestaciones sin plantearlo como una reacción a lo que hace el de al lado, sino como parte de un mapa de ruta que definen en ocasiones con mucha planificación, y en otras respondiendo a cambios en el escenario. Que estos cambios puedan responder a una acción de un competidor, a un cambio de hábitos o a un cambio del entorno resulta indiferente: lo importante es que, como compañías, son enormemente dinámicas y reactivas. En ese sentido, no me parece que los cambios en Facebook supongan una gran gran amenaza para Google, que ya tenía esa filosofía de apertura perfectamente internalizada desde sus orígenes. Los cambios más importantes no son los que propone alguien que reacciona para ofrecer algo parecido a lo que tenías tú, sino los que de repente ofrecen cosas completamente diferentes.

P. ¿Crees que amenaza también a Apple y Amazon? ¿En qué sentido?

R. Que la prestación que ofrece Facebook permita realizar funciones que los usuarios anteriormente llevaban a cabo con otras herramientas no me parece una amenaza, sino más bien una oportunidad. Para Apple o Amazon, las nuevas funciones de Facebook representan la posibilidad de lograr un nivel de exposición mayor y de generar un incentivo más interesante para sus propios usuarios, pero me parece más un fenómeno de inclusión o de añadido de de sustitución.

P. ¿Ves alguna 'laguna' al proyecto? ¿algún punto oscuro?

R. Veo dos problemas: por un lado, el sistema de interacción en Facebook sigue siendo completamente primario: estos son mis amigos, todos en un mismo saco. La incorporación de los grupos no parece que esté despegando demasiado en su modelo de uso, y al final, en Facebook sigues teniendo la sensación de “compartir todo con todo el mundo”, aunque haya herramientas que posibiliten ser más selectivo. Pero la inmensa mayoría de los usuarios siguen viendo Facebook como una herramienta no selectiva. El otro punto oscuro es una cierta inclinación a la “filosofía del embudo”: puedes llevar a Facebook lo que quieras, pero… ¿puedes extraer de Facebook también lo que quieras? ¿Puedo exportar mi actividad, mis listas de amigos, etc. desde Facebook hacia otro servicio? ¿O es más bien un “agujero negro” en el que todo entra, pero nada puede salir?

P. ¿Crees que la estrategia de Facebook es muy agresiva? ¿Más que la de sus rivales?

R. Facebook ha transmitido una cierta imagen de empresa oscura en el tratamiento de la información de los usuarios, a pesar de la evolución de su política en este sentido, y la idea de “tus fotos ya no son tuyas y ellos pueden hacer lo que quieran con ellas”, aunque ya no sea realista, siguen presente en el imaginario colectivo y haciendo bastante daño. Los cambios de políticas de privacidad unilaterales y con explicación compleja tampoco han contribuído demasiado a mejorar esto, porque el entorno se está volviendo más competitivo y sus rivales, a pesar de tener también su dosis de problemas, lo han planteado aparentemente de una manera más coherente o natural, con una mejor sensación de control.

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27 septiembre 2011

Los grandes éxitos del cine español

Hace unos días me contaban cómo la ministra de Cultura saliente, Ángeles González-Sinde, se había dedicado a presumir en el Festival de San Sebastián sobre las cifras de películas producidas por el cine español durante el escaso tiempo que duró su mandato, diciendo cosas como que “eso sí que era hacer industria”.

Paralelamente, un director español, Tinieblas González, da una larga rueda de prensa en la que de manera completamente abierta desgrana uno por uno todos esos “éxitos” del cine español: salvo escasas excepciones de directores que verdaderamente pueden crear el producto que quieren, esa “industria” que la ministra presume haber creado es un inmenso páramo en el que una gran mayoría de las creaciones tienen como finalidad conseguir subvenciones, y para ello se estrenan en pequeños cines de barrio donde se pasan una sola vez ante una cantidad ridícula de espectadores o, en una práctica ya consolidada, se adquiere la taquilla para generar cifras falsas y acceder a más dinero. Aunque el video os parezca largo (algo más de una hora), de verdad que vale la pena verlo para entender el entorno del que estamos hablando: esa “industria” de la que tanto presume la ministra.

 

 

Una enorme mentira en forma de entramado de ayudas con dinero público, estatales, autonómicas, de televisiones y de organismos de diversos tipos que se retuercen para que una serie de productores consigan fraguar negocios basados en percibir un dinero que no se gastan. Cuentas hinchadas hasta mucho más allá del límite del sentido común, sueldos que no se pagan, personas que trabajan por – nunca mejor dicho – amor al (séptimo) arte para encontrarse después sin control de sus obras o viendo cómo se perpetran producciones con una minúscula cantidad del dinero comprometido, o cómo no se estrenan (estrenarse de tapadillo para “cumplir el expediente” y recibir la subvención no es estrenarse) o no llega a verlas prácticamente nadie (adelantar tú mismo el dinero de la taquilla para cobrar así la subvención tampoco cuenta como espectadores). Esa es la realidad del cine español: una cueva de aprovechados que han montado su chiringuito alrededor de un sistema puesto ahí por ellos mismos para llenarse los bolsillos, y consolidado por una ministra de la propia industria que vino para inflar la burbuja todavía más.

Nada que no hubiésemos contado ya anteriormente o que no hallamos visto ya en otros sitios, en cortos ingeniosos o incluso en las memorias del mismísimo Alfredo Landa), pero que expuesto así, con todos los detalles y desde dentro de la propia industria resulta todavía más ofensivo, más crudo, más de juzgado de guardia. Una legislación pensada para inflar una industria fantasma que, legitimada por la visibilidad de las exitosas actividades de muy pocos creadores, sirve en realidad para exprimir las arcas públicas y aprovecharse del trabajo de muchos en un submundo turbio lleno de falsedades. Todo el respeto para quienes, a pesar de lo perverso del sistema y de los siniestros aprovechados que lo pueblan, consiguen hacer una película y tener éxito, porque realmente, la industria no lo favorece. Y no, no se trata de unos pocos “cazadores de subvenciones que hay en todas las industrias”, porque la proporción, sencillamente, ofende: se trata de corrupción y fraude generalizados, de productores sin escrúpulos, de creadores explotados y expoliados, de mentiras de todos los colores, y de una ministra dedicada a hacer crecer ese sistema perverso y darle apariencia de normalidad. Esa es la industria que hizo crecer la señora ministra a la que se le llenaba la boca hablando de descargas e insultando a sus propios espectadores. Esos son los grandes éxitos del cine español.

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26 septiembre 2011

Facebook: privacidad y comunicación

Un emprendedor y hacker australiano, Nik Cubrilovic, publica una entrada en su blog acerca de una práctica de Facebook que aparentemente permite, mediante el uso de cookies permanentes, que la red social pueda conocer y llevar un registro de cada página que visitas en tu navegación, incluso aunque hayas hecho logout.

La acusación es grave e inquietante, y además, para agravar aún más el tema, el propio Nik indica al final de su entrada que ha intentado comunicarse con Facebook en varias ocasiones utilizando diferentes canales, y que no ha recibido respuesta alguna.

La entrada es recogida por múltiples sitios populares en la web, y muy comentada. Ante el revuelo, un ingeniero que trabaja en sistemas de login en Facebook, Gregg Stefancik, escribe a las pocas horas un comentario en la propia entrada original de Nik en el que pide disculpas por no haber hecho un buen trabajo a la hora de explicar sus prácticas con respecto a las cookies, y deja una frase categórica,

Generally, unlike other major Internet companies, we have no interest in tracking people.  We don't have an ad network and we don't sell people's information.  As we state in our help center, ”We do not share or sell the information we see when you visit a website with a Facebook social plugin to third parties and we do not use it to deliver ads to you.”

y asegura que, pura y simplemente, sus cookies no se utilizan para el seguimiento de los usuarios. Una aseveración muy discutida a estas horas, como no podía ser de otra manera, y sobre la que sin duda vamos a oir hablar mucho más, pero que supone una respuesta casi inmediata a un problema de comunicación que afecta a un asunto muy importante para la compañía. Casi al mismo tiempo, otro ingeniero, Arturo Bejar, responde a un correo electrónico enviado desde Mashable acerca de este mismo tema durante la tarde del domingo, lo que lleva a que la página actualice la entrada con su respuesta. En ella, otro párrafo categórico similar,

Also please know that also when you're logged in (or out) we don't use our cookies to track you on social plugins to target ads or sell your information to third parties. I've heard from so many that what we do is to share or sell your data, and that is just not true. We use your logged in cookies to personalize (show you what your friends liked), to help maintain and improve what we do, or for safety and protection.”

¿Comentarios espontáneos de personas de la compañía que son conscientes del revuelo organizado en torno al tema y deciden actuar de manera espontánea? ¿O una cuidada respuesta coordinada y preparada por la compañía, y en la que Gregg o Arturo, que nada tienen que ver con el Departamento de Comunicación, actúan únicamente como “mensajeros autorizados”? En primer lugar, el caso debería hacer pensar a muchas de esas compañías que se han visto envueltas en escándalos en la web a menudo debido a una falta de respuesta rápida. La entrada de Nik se publica un domingo, y la respuesta tiene lugar a las pocas horas: ese es el nivel de respuesta y proactividad que una compañía necesita en los tiempos de la red social. En segundo lugar, la respuesta pretende desplazar la discusión desde un hecho concreto, el uso de cookies permanentes que permitirían hipotéticamente llevar a cabo un tracking del usuario incluso cuando no está usando la red social, a un debate mucho más amplio en el que Facebook se posiciona como una compañía que “no hace seguimiento de sus usuarios”, contrariamente a la creencia absolutamente generalizada de sus usuarios. Cierto o no, categórico o no, matizado o matizable, eso es lo que ahora se discute.

La entrada nos lleva a dos posibles líneas de discusión: las prácticas de Facebook con respecto al uso que hace de las cookies o con respecto a la privacidad de sus usuarios, y la rapidísima reacción, sea organizada o espontánea, ante una crisis de comunicación en la web. Sin duda, dos cuestiones interesantes.

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25 septiembre 2011

Innovación y perfil de usuario: Facebook y sus cambios

Más de un 80% de los usuarios de Facebook odian los cambios que la red social propuso en su cuarto f8. O posiblemente, odien todo tipo de cambio, sin más.

A pesar de la escasa representatividad de la muestra, de únicamente mil usuarios, el tono de las noticias y chistes que pueden verse en sitios como Mashable o ReadWriteWeb indica claramente que una cantidad significativa de usuarios se muestran incómodos con la idea de cambios importantes en el uso de “su” Facebook. Una consecuencia que parece derivada directamente de la llamada curva de difusión de innovaciones o curva de Rogers, y que define – entre otras cosas – el perfil de aquellos que toman la decisión de adoptar una tecnología o innovación determinada.

Visto así, resulta interesante pensar que empresas con productos con una amplia base tan consolidada como los más de ochocientos millones de usuarios activos de Facebook cuentan no con una ventaja, sino con una desventaja a la hora de innovar. O mejor, que deben balancear la ventaja que supone su amplísima popularidad con una mayor dificultad a la hora de plantear a esos usuarios cualquier evolución en su producto, siguiendo el principio casi universal de que a mayor tamaño, mayor lentitud de movimientos. A medida que un producto va resultando progresivamente más atractivo para perfiles de usuarios más alejados del innovador o del que tiende a la adopción temprana, las reacciones que encuentra ante cambios de su producto resultan más negativas: bastante esfuerzo tienen que hacer algunos para aprender a usar la herramienta, para que encima vengan cada dos por tres y se la cambien de arriba a abajo.

En el caso de Facebook, la resistencia está teniendo lugar mucho antes de que la gran mayoría de usuarios hayan siquiera tenido la oportunidad de probar las nuevas prestaciones, que empezarán a desplegarse a partir del 29 de septiembre salvo para desarrolladores o aquellos que hayan decidido hacerse pasar por uno. La idea parece buena: un acceso más fácil y rápido a la información y, sobre todo, una mayor relevancia de la página, en la que pasamos de una aproximación de “solo se ve lo más reciente” a una de tipo “esto es lo que soy, lo que hago y lo que comparto”. Uno de los grandes problemas de Facebook, que tenía un ciclo demasiado rápido como para ser considerado una herramienta adecuada para consolidar una presencia en la red (la información “se enterraba” demasiado rápido), solucionado de una manera aparentemente brillante… pero presentado ante muchos millones de usuarios a los que, simplemente, el cambio en la forma en que funciona “su” Facebook les provoca una pereza mortal. Es más: posiblemente, el grado de pereza no tenga únicamente que ver con el perfil más o menos innovador del usuario, sino incluso con algo más, con una variable de “consolidación de la costumbre” capaz de generar dicha pereza incluso entre aquellos que sí tienen ese perfil de “lo pruebo todo”. El tiempo y la costumbre, por así decirlo, nos va convirtiendo a todos progresivamente en más refractarios al cambio.

¿Importante? No lo sé. Me imagino que es algo que Facebook tiene ya muy estudiado: se generan quejas, pero al poco tiempo, la inmensa mayoría de usuarios aceptan los cambios y, en poco tiempo más, se encuentran con que odiarían volver a la situación anterior. Pero de cara a la competencia entre distintos servicios, tener un perfil de empresa lenta cuyos usuarios rechazan el cambio frente a uno de empresa veloz cuyos usuarios están deseosos de ver movimiento y nuevas funciones, es algo que puede llegar a tener su cierta importancia.

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Es que me falta el olor del libro?

Visto en los comentarios de la entrada anterior (gracias, IVZ!). Es antiguo, pero no lo conocía. Vale la pena echar un ojo a la página entera, a los aromas disponibles, a la compatibilidad de formatos y dispositivos, o a la respuesta del sindicato de autores… :-)

 

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24 septiembre 2011

Hablando del libro electrónico, en El Confidencial

Rubén J. Lapetra me pidió una opinión por correo electrónico para su artículo “¿Por qué no despega el libro electrónico?“, que publica hoy en El Confidencial. Mi respuesta fue la siguiente:

El mayor obstáculo a la popularización del libro electrónico es, sin duda, el comportamiento de la industria editorial en nuestro país. Ante una demanda indudablemente creciente, la industria ha optado por una reacción lenta, que ha generado una ausencia de títulos absurda y unos canales innecesariamente intermediados, dando lugar a un mercado desabastecido. Tras generar dicho desabastecimiento, el comportamiento de las editoriales ha sido manifestar su preocupación por la orientación de los usuarios hacia las redes P2P y otros mercados irregulares mientras reclamaban una legislación más contundente en ese sentido, aunque eran obviamente conscientes de que dicha deriva en el consumo estaba siendo generada única y exclusivamente por su decisión de mantener ese mercado desabastecido. Si añadimos factores como políticas de precio poco atractivas que no reflejan el ahorro real en costes, y una absurda política fiscal que grava injustamente al libro electrónico, la receta para el desastre resulta evidente: una industria editorial que para protegerse de una evolución tecnológica obviamente inevitable, atiza una bofetada en la cara de sus clientes, los califica de “ladrones”, y pretende que sigan esperando tranquilamente y sin hacer nada a que ellos tengan a bien atender su mercado de una manera razonable.

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23 septiembre 2011

Twitterpolitica, mi columna en Expansión

Mi columna de esta semana en Expansión se titula “Twitterpolítica“. Hace referencia al episodio de la tarde-noche del miércoles a cuenta de la votación del Consejo de RTVE que posibilitaba que los consejeros puedan acceder al sistema de edición de los periodistas en los informativos: su inmediata difusión a través de Twitter mediante el hashtag @rtvedetodos convertido en trending topic, y las rápidas reacciones también a través de Twitter de los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, en parte debido al ruido generado y en parte al hecho de estar en plena pre-campaña electoral, rectificando inmediatamente sus posiciones en el asunto.

Sin duda, Twitter está consolidándose como una herramienta muy importante de la participación ciudadana. Pero lo importante es interpretar los síntomas como lo que son, síntomas: Twitter es solo la punta del iceberg. Detrás del uso de Twitter como herramienta ciudadana para el control de los políticos, hay mucho más: la necesidad de cambios que acomoden la democracia a una sociedad indefectiblemente más participativa.

El fragmento final del artículo:

La dirección es clara e inequívoca: que los políticos escuchen las redes sociales es positivo, pero tras ello, deben ir los medios para que los ciudadanos retomen el control efectivo de una democracia convertida en partitocracia. De la "twitterpolítica", a la incorporación de mecanismos como plebiscitos, referéndums, iniciativas populares y revocaciones de mandato que posibiliten dicho control. Mejoras en la calidad de la democracia, adaptaciones de las reglas que manejan el sistema ante una realidad social que posibilita la expresión popular.

Es un hecho: la política ha cambiado. Las redes sociales impiden que los políticos puedan hacer y deshacer a su antojo sin contar con los ciudadanos. Ahora, tras el cambio de hecho, exigimos  un cambio de derecho.

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22 septiembre 2011

Google ante el Senado norteamericano

Ayer miércoles se iniciaron las sesiones del Comité Antimonopolio del Senado bajo el título The Power of Google: Serving Consumers or Threatening Competition?, destinadas a dilucidar hasta qué punto la hegemonía de la empresa de Mountain View en actividades como la búsqueda o la publicidad en la red conlleva prácticas anticompetitivas.

Las acusaciones afirman que Google, por un lado, utiliza su dominio en la búsqueda para llevar a los usuarios hacia sus propias ofertas en otras temáticas en lugar de ofrecer una búsqueda neutral frente a sus competidores. Y por otro, que Google utiliza los beneficios obtenidos en el negocio de la búsqueda para subsidiar negocios en otras áreas en las que, consecuentemente, puede permitirse operar en pérdidas, perjudicando así a otros competidores. Acusaciones similares a las que en su momento se hicieron a Microsoft, y en las que se discute, básicamente, hasta qué punto ha sido capaz la compañía de combinar su fortísimo crecimiento con su lema “don’t be evil”.

Sin duda, uno de los temas más calientes del momento en la escena tecnológica, y con mayor potencial para condicionar el paisaje de la red. Ante el comité, personas como Eric Schmidt o el CEO de Yelp, Jeremy Stoppelman (recientemente hablamos del tema al hilo de la adquisición de Zagat por Google), así como varios abogados y analistas especializados.

Discusiones acerca de si Google privilegia o no sus propias ofertas de contenidos en sus listados, o si ha conseguido disfrutar de la capacidad de decidir quién triunfa o no en la red, y opiniones de todos los colores: desde argumentos expuestos desde hace ya mucho tiempo en páginas como Googleopoly o en vídeos como The Google Master Plan, hasta análisis que lo consideran un error. Los argumentos de Google al respecto están expuestos en esta página.

La sesión de ayer no tuvo desperdicio. En juego, uno de los temas más decisivos a la hora de definir la red de hoy y la del futuro. Si te interesa la tecnología, conviene que mantengas un ojo en el tema.

 

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21 septiembre 2011

Llueve? ¡maldito Anonymous!

La ingenuidad de algunos y la capacidad de excitar el subconsciente colectivo mediante el recurso a temores a lo desconocido y a peligrosos hackers capaces de infiltrarse en el Pentágono lleva a una serie de medios a anunciar pomposamente una serie de supuestos anuncios de Anonymous en los que amenaza con liberar una serie de informaciones presuntamente muy comprometedoras acerca de cuestiones como el 11M o el caso Faisán, tras haber atribuido también a dicho grupo cuestiones tan radicalmente alejadas de su estilo como la revelación de identidades de miembros de los GEO o de la escolta del presidente. Mientras, algunas personas relacionadas con Anonymous afirman haberse enterado del tema “a través de la prensa”.

La cuestión resulta tan estrambótica como cuando la policía española decidió convertirse en objeto del ridículo internacional afirmando haber capturado a “la cúpula de Anonymous”, a la que atribuían acciones que ni siquiera tenían nada que ver con dicho grupo, y para, a los dos días, ver cómo Anonymous tiraba su página web.

Anonymous no es una organización. Carece completamente de la misma. No existen “cúpulas” de Anonymous, ni siquiera miembros de Anonymous como tales: simplemente hay personas, de muy diversos perfiles, que de manera más o menos ocasional, colaboran con algunas de las acciones del grupo. Adscritos a Anonymous de una u otra manera, o identificados más o menos con la filosofía del grupo te puedes encontrar desde personas que simplemente acuden a un evento determinado como la gala de los Goya con una careta comprada en El Corte Inglés que se ha convertido en todo un símbolo de los tiempos – hasta el punto de trascender el hecho de que su venta reporta jugosos beneficios a su licenciataria, Time Warner, – hasta personas que utilizan un ordenador para hospedar un foro en el que se planean posibles ataques, hasta participantes en los mismos que pueden tener un perfil que va desde el de usuario normal y corriente, hasta el de persona que sabe lo que hace en términos de seguridad. De todo, como en botica. ¿Organización? No más de la que se genera en un chat en un momento determinado. Las personas que participan en un ataque no son necesariamente las que participan en el siguiente, ni están necesariamente de acuerdo en todos ellos. Nada que ver con LulzSec, por ejemplo, que sí es un grupo con cierto nivel de organización, con un perfil notablemente más centrado en el hacker con habilidades muy definidas. De nuevo, que el imaginario colectivo tienda a juntar aquello que “le suena parecido” dentro de un contexto de ignorancia no quiere decir que tengan realmente nada que ver. Para el que no es microbiólogo, todos esos microbios son iguales.

De Anonymous se pueden esperar ataques que requieran un nivel de organización no excesivamente ambicioso: un ataque distribuido de denegación de servicio, por ejemplo, requiere poco más que ponerse muchas personas de acuerdo en un chat, difundirlo lo más posible a quienes puedan simpatizar con la idea, e instalarse un programa que envía peticiones recurrentes a una página web, o ni siquiera: en realidad, actualizar manualmente la página en el navegador varias veces por minuto podría tener el mismo efecto. ¿Planear un sofisticado ataque en búsqueda de vulnerabilidades que permitan acceder a ficheros clasificados? No dudo que posiblemente haya simpatizantes de Anonymous que puedan saber hacerlo, pero no parece una acción del grupo como tal. Tirar la página de la policía, en cambio, sí lo parece: tiene ese componente entre burla colectiva y Fuenteovejuna que tiende a predominar en muchas acciones que nacen de una charla entre varias personas en una sala de chat.

Acciones como la revelación de identidades de miembros de los GEO o de la escolta del presidente del gobierno no tienen ningún aspecto de provenir de Anonymous, y sí posiblemente – pero esto, por supuesto, no es más que una hipótesis más – de problemas de cohesión y de enfrentamiento internos dentro del propio estamento policial. Cuestiones relacionadas con el 11M son mucho más propias de quienes mantienen posiciones divergentes con la información oficial y quieren, sencillamente, obtener una difusión mayor para sus teorías o para los datos de los que disponen, saltándose además, con la excusa de Anonymous, los procedimientos legalmente establecidos.

La ausencia de estructura de Anonymous favorece muchas cosas: desde su infiltración con propósitos varios, hasta la atribución de lo que buenamente se le quiera atribuir. Mucho ojo y mucho escepticismo con este tipo de cosas: dentro de poco, si llueve, la culpa será también de Anonymous.

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20 septiembre 2011

El futuro y los medios de pago: Google Wallet

Hacía muchos años que quería algo así:

 

 

Por el momento, solo un modelo de teléfono (Sprint Nexus S 4G), una tarjeta de crédito (Citi MasterCard) y una de prepago (Google Prepaid), pero ambiciosos planes de desarrollo para que puedas incorporar todas tus tarjetas de crédito y débito, tus cupones y ofertas de descuento, y tus programas de fidelidad. Un golpecito, y todo se transmite de manera segura mediante Near Field Communication (NFC).

El sistema estaba anunciado desde el pasado mayola fecha de presentación era conocida desde ayer, y contábamos ya con un vídeo teaser promocional, con una página de presentación y con un esquema de funcionamiento. El encaje entre el sistema de pago y cuestiones como los cupones promocionales (Google anunció ayer la adquisición de DailyDeal, un clon de Groupon en Alemania), la geolocalización o la fidelización parecen sumamente bien pensados, y Google afirma sus pretensiones de combinarlo todo en un ecosistema de comercio abierto a todo tipo de socios.

Esto va a alborotar mucho el panorama de los medios de pago: por cómo se ha concebido, e indudablemente, por quién lo ha concebido. Un entorno en el que hay muchos y poderosos intereses, en el que no faltan competidores y ofertas de muy diferentes tipos, y en el que la lucha por la popularización va a ser seguramente larga y complicada. Pero el sistema diseñado por Google parece rápido, intuitivo y claro para todo el mundo, y cuenta con la potencia de Google a la hora de introducirse tanto entre usuarios como entre comerciantes. El sistema, sencillamente, funciona: el usuario ve su tarjeta de crédito, introduce un PIN, y efectúa el pago, mientras el comerciante puede ver el pago siendo procesado en su sistema y el recibo imprimiéndose de la manera habitual. Las primeras pruebas documentadas parecen impecables. De hecho, la red de comerciantes que ya cuentan con el sistema MasterCard PayPass parece ya bastante elevado en las zonas donde se ha evaluado, lo que indica un buen trabajo de implantación llevado a cabo por la compañía y sus socios, y la tarjeta de prepago de Google cubre, por el momento, el hecho de que solo se pueda aceptar un tipo de tarjeta, dado que puede ser recargada utilizando cualquier otra.

Deja tu cartera en casa, y paga con el móvil. La idea me gusta. Ahora ya solo me falta que me solucionen lo de las llaves. Eso sí… ¡procura no quedarte sin batería! :-)

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19 septiembre 2011

Reed Hastings y la crisis de Netflix: CEOs y comunicación

Un cambio en la política de precios (de $7.99 por el servicio de streaming más $2 opcionales para poder alquilar DVDs, a planes separados para cada opción a $7.99 cada uno) y una rebaja en las expectativas de crecimiento de clientes (un ajuste a la baja de doscientas mil personas en streaming y de ochocientas mil en DVDs) llevaron a Netflix a un importante castigo en el valor de su acción, desde los $208 de antes del anuncio a los $155 en el momento de escribir estas líneas. Sin duda un castigo muy importante, aunque algunos pidan a la compañía que siga con sus planes y no escuche a Wall Street, motivado en el fondo por un plan estratégico posiblemente mal explicado: la segregación de las actividades de streaming, en alza y orientadas a un mercado global, y las de alquiler de DVDs físicos, en descenso y enfocadas al mercado estadounidense, que pasan a incluir videojuegos y a ser gestionadas en una compañía independiente bajo el nombre de Qwikster.

Aunque la discusión sobre el futuro de Qwikster tiene su interés por lo que tiene de gestión de industrias en declive (y es posible que la compañía haya confundido su análisis y pensado que era una empresa de streaming frente a una de DVDs, cuando en realidad era “el sitio al que los clientes van a buscar películas”), no es lo que me ha llamado la atención en este caso. Lo interesante, para mí, es la reacción de Reed Hastings, co-fundador y CEO de la compañía, ante la crisis: uno de esos momentos en los que ves hasta qué punto las habilidades requeridas a un CEO han cambiado, y cómo sus actividades tienen necesariamente que pasar por un buen uso activo de los medios sociales. En una entrada en el blog corporativo acompañada de un vídeo en YouTube, Reed Hastings, acompañado por Andy Rendich, recién nombrado CEO de Qwikster, explican el movimiento poniéndolo en función de tendencias de consumo y expansión del negocio a nivel internacional, en un tono coloquial y sencillo.

Además de dejar alguna frase de esas que los profesores nos guardamos en el repertorio de citas,

 

Companies rarely die from moving too fast, and they frequently die from moving too slowly.”

el propio Hastings se pone a disposición de los lectores del blog para responder a todos los comentarios que sea posible, como se ve en la ilustración que acompaña a la entrada. En el hilo de más de mil quinientos comentarios gestionados mediante Facebook pueden verse numerosas respuestas del CEO a los comentaristas, en una cuidadosa gestión de la interacción con todo tipo de clientes, hasta el punto de que en un momento dado, decide incluso hacer caso a la sugerencia de uno de los comentaristas de habilitar el sistema de suscripción en su perfil para que cualquiera pueda seguir sus comentarios sin tener que hacerse amigo suyo.

Independientemente de la idoneidad o no de la medida, el episodio me parece una buena prueba de cuáles son las habilidades y aptitudes que el actual entorno empresarial exige a un CEO. Habilidades que no aparecen por arte de magia, que no pueden dejarse en manos de un comité que las gestione en tu nombre, y que se benefician de un nivel de exposición lo más amplio posible a las redes sociales: improvisar una respuesta a una crisis desde un blog corporativo que nadie lee o que acabas de crear, en un perfil de Facebook con cuatro seguidores mal contados, o con actitudes envaradas diferentes al estilo comunicativo habitual en la red son estrategias que no llevan a ningún lado.

A día de hoy, todavía veo muchas compañías en las que se piensa que “eso de las redes sociales” es algo completamente alejado de unos CEOs, que por definición “están demasiado ocupados como para encargarse de esas cosas”. Empresas que contratan community managers y los dejan huérfanos de soporte corporativo como si por el hecho de tenerlos tuviesen un escudo ante todos los problemas, o que recurren a empresas de gestión de crisis cuando ocurre algo inesperado. Gestión de crisis sí, e indudablemente hay mucho que aprender de quienes han desarrollado experiencia en ese terreno, pero las herramientas y el activo desarrollado como comunicador en la red, el crédito y la visibilidad individual no se pueden subcontratar. Muchos CEOs van a tener que ponerse las pilas si quieren estar a la altura de las situaciones que un futuro caracterizado por la comunicación bidireccional en red van a traer a sus compañías, del mismo modo que muchas compañías van a tener que ir pensando en ese tipo de características cuando piensen en buscar a alguien para el puesto de CEO.

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18 septiembre 2011

Ángeles González-Sinde: historia de un tremendo error

La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, utilizó la tarima del Festival de Cine de San Sebastián para anunciar su decisión de abandonar la política. Es, como muy adecuadamente decía David Bravo, ver como “tiran de una patada un lastre desde un globo; y el lastre, mientras cae, asegura gritando “¡Es que he decidido abandonar el globooooo!”.

Conviene repasar, para los archivos, el breve paso por la política de Ángeles González-Sinde, un lapso de poco más de dos años y medio (increíble lo inmensamente largo que se ha hecho) del que dice sentirse “contenta y orgullosa de haber servido a mi país”. Son esas cosas que la biografía oficial no dice. Examinemos, a la luz de las hemerotecas y de las reacciones generadas, las impresionantes “hazañas” de la ministra:

 

Como pequeño mapa de ruta para saber lo que la ministra hizo, no está nada mal, y eso que faltan muchas, muchas cosas, que se podrían vincular muchas, muchas más noticias (y que os agradeceré que lo hagáis en los comentarios). Podríamos también seguir con lo que la ministra NO hizo: NO reformó una ley de propiedad intelectual anclada en el pasado, NO se preocupó lo más mínimo de toda aquella cultura que no fuese cine, NO fue capaz de aproximar al mundo de la cultura hacia la realidad de la red, NO llegó jamás a superar el cuatro en la encuesta de valoración del CIS, y NO fue capaz de contactar con una ciudadanía que siempre la vio como lo que era: una enviada de lo más rancio de la industria del cine para defender una serie de prebendas y repartirse más dinero.

González-Sinde terminará pasando a la historia como uno de los episodios más tristes de una política corrupta, de hasta qué punto los lobbies llegaron a controlar el poder en España. Como una demostración del tipo de cosas que tenemos que cambiar, que no deberían volver a suceder, que como ciudadanos tenemos la obligación de impedir que ocurran. Desde el principio, hasta el final: todo un tremendo error.

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17 septiembre 2011

González-Sinde deja la política

Hay personas que provocan felicidad allá donde van. Otras, siempre que se van.

Oscar Wilde

 

Ángeles González-Sinde anuncia que dejará la política tras el 20N.

 

Buen momento para recordar…

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Buscando el efecto Instagram en YouTube

Instagram es sin duda una historia de éxito: la combinación de terminales móviles con buena capacidad de procesamiento y cámaras cada vez mejores con una serie de filtros de aplicación sencilla dieron lugar a un fenómeno completamente contagioso, que en menos de un año sedujo a más de siete millones de usuarios que compartieron más de ciento cincuenta millones de fotografías. Quince fotografías por segundo, el ochenta por ciento de ellas con algún filtro aplicado, a pesar de tratarse de un programa que carece de versión para ordenador y que solo puede ser utilizado desde un tipo de terminal, el iPhone (aunque todo indica que eso podría cambiar en breve). Instagram tiene competidores de todo tipo, programas más sofisticados, con más filtros, con posibilidades más ambiciosas y para todas las plataformas… pero su éxito es otro de esos claros casos de victoria de la simplicidad.

Ahora, Google presenta una oferta muy a la Instagram, pero aplicada a vídeo: un conjunto de herramientas de edición para vídeo presentadas de manera sencilla y muy accesible. En solo tres pestañas, “Soluciones rápidas”, “Efectos” y “Audio”, uno puede girar un vídeo, recortar su duración, estabilizar movimientos de la cámara, modificar luz de relleno, contraste, saturación y temperatura de color, aplicar catorce filtros preseleccionados o añadir pistas de audio. Todo muy sencillo, muy inmediato, muy al alcance de cualquiera, y aplicable a cualquier vídeo, independientemente de cuándo lo hayas subido – yo para probar acabo de editar uno que había subido en el año 2005. La edición es no destructiva, se puede en cualquier momento volver a la versión original, y se mantienen los vínculos de reconocimiento bidireccionales entre fuente original y derivados.

Un vídeo explicativo de la función de edición:

 

 

Un factor más de cara a la importancia del vídeo de cara al futuro: cada vez más sencillo, más al alcance de cualquiera, y con resultados más vistosos. Si el uso de la función de edición se populariza en una proporción mínimamente parecida a la sufrida por Instagram pero sobre los números de YouTube, estamos sin duda ante algo que va a tener consecuencias en la forma en que usamos el vídeo como herramienta de expresión en la red.

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16 septiembre 2011

Entrevista en el blog de editores de Planeta

El equipo de Planetadelibros.com me hizo una entrevista larga para el Blog de Editores de Planeta, que han titulado como “Enrique Dans: ‘Observar los cambios tecnológicos es como ver la aparición de un nuevo mundo’“. Preguntas interesantes sobre los cambios que provoca la tecnología, el impacto de las redes sociales, los modelos de negocio para bienes culturales o la edición social de “Todo va a cambiar”.

Una frase de la entrevista:

Pensar que, por sistema, todo cliente potencial es un ladrón en potencia es algo que no puede llevar ningún negocio a buen puerto. No existen mercados piratas, existen demandas insatisfechas.”

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?Amazon ya está aquí?, en Expansión

Mi columna de Expansión de esta semana se titula “Amazon ya está aquí” (ver en pdf), e incide en los aspectos positivos que tiene para el desarrollo de la red y del comercio electrónico en nuestro país el hecho de que en un breve espacio de tiempo lleguen a él empresas como Amazon, Alice.com o Netflix. Un mayor nivel de competencia actúa elevando los estándares, y siempre es una buena noticia.

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Hablando sobre la entrada de Netflix en América Latina

 

Esta pequeña vídeo-entrevista que hicimos en IE Business School sobre la entrada de Netflix en América Latina ha aparecido en varios medios de la zona: DataiFX, El Espectador y El País en Colombia, El Observador en Uruguay, Gestión en Perú, y Clarín en Argentina. Las declaraciones coinciden bastante con las apreciaciones que Reed Hastings, CEO de Netflix, ha hecho también a Clarín: “la piratería crece cuando no hay formas legales y baratas de conseguir el contenido“.

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15 septiembre 2011

La progresión de la eficiencia tecnológica: la Ley de Koomey

Un artículo en MIT Tech Review, A new and improved Moore’s Law, me lleva hasta Jonathan Koomey, un profesor de Stanford que, junto con Stephen Berard (Microsoft), Marla Sanchez (Carnegie Mellon y Lawrence Berkeley National Laboratory) y Henry Wong (Intel), ha planteado una observación empírica de la progresión de la eficiencia de computación, expresada como la cantidad de energía necesaria para llevar a cabo una tarea de computación determinada, a lo largo del tiempo.

La relación que Koomey ha caracterizado, utilizando datos de los últimos sesenta años, muestra un patrón claro: la eficiencia se duplica aproximadamente cada año y medio. Es decir, que la cantidad de energía que es preciso suministrar a un ordenador para que realice una tarea específica disminuye aproximadamente a la mitad.

Con respecto a la conocida Ley de Moore, que afirma que el número de transistores en un circuito integrado se duplica aproximadamente cada 18 meses, la ya bautizada como Ley de Koomey (al igual que la de Moore, no es una ley como tal, sino una relación empírica) plantea una relación que resulta enormemente relevante de cara a uno de los factores clave en una de las tendencias más destacadas de nuestro tiempo: la movilidad. En un entorno en el que la duración de las baterías se ha convertido en uno de los factores limitantes más evidentes para poder llevar más potencia de computación en los dispositivos, poder contar en las previsiones con una relación como la caracterizada por Koomey, entender que dicha relación es una característica de toda tecnología de información que utilice electrones para la conmutación (la relación se mantiene a pesar de la evolución que supone pasar de válvulas a transistores y a circuitos integrados), y saber que esta relación está todavía lejos de su límite teórico plantea un escenario de futuro enormemente esperanzador.

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CDNs y neutralidad de la red

Telefonica crea una Content Delivery Network, CDN o Red de entrega de contenidos, para ofrecer como servicio de valor añadido a sus clientes. Una práctica habitual en la red, que permite mejorar la velocidad y la latencia sirviendo contenidos desde el nodo más próximo a los usuarios que los demandan. Infinidad de empresas en todo el mundo utilizan CDNs para ser más eficientes sirviendo contenidos y prestar un mejor servicio.

Recordemos el concepto de neutralidad de la red: “que el tráfico de datos recibido o generado no sea manipulado, tergiversado, impedido, desviado, priorizado o retrasado en función del tipo de contenido, del protocolo o aplicación utilizado, del origen o destino de la comunicación ni de cualquier otra consideración ajena a la de su propia voluntad”. Lo que hace un CDN es copiar el contenido en una red distribuida y, sencillamente, servirlo en cada ocasión desde el nodo más adecuado, para maximizar la eficiencia de las transmisiones.

Al César lo que es del César. Y en esta ocasión, el César no ha hecho nada malo, y su compañía ha tomado una decisión de negocio muy lógica, razonable y con mucho sentido. Efectivamente, parece claro que al César eso de la neutralidad de la red le gusta entre poco y nada, pero también es de esperar que los ciudadanos lleguemos a conseguir que tenga que respetarla como regla fundamental de su negocio.

Una explicación más completa en esta entrada de Ricardo Galli, “El CDN de Telefónica, neutralidad y sensacionalismo“.

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