03 septiembre 2011

Viñedos y tecnología

Ayer pase un día apasionante en la zona del Ribeiro, coincidiendo con una de las vendimias de comienzo más temprano de la historia reciente del lugar. Es un tema con el que me une abundante historia familiar: mi tatarabuelo, Rafael Santoro, era viticultor en esa misma zona, y persona a la que le gustaba mucho experimentar: fue el primero que elaboró Tostado de Ribeiro (delicioso y recuperado hace pocos años por la Cooperativa Vitivinícola del Ribeiro), escribió sobre algunas de las enfermedades de la vid y su tratamiento, importó algunos tratamientos, y era en general conocido como un “científico del vino”. Tengo recuerdos de ver las etiquetas de sus vinos y libritos suyos en mi casa y en casa de algunos familiares desde muy pequeño.

En los paseos por los viñedos me llamaron la atención alguno de los usos de tecnología con los que se está experimentando en el cultivo de la uva: lo que se ve en la foto es una hoja electrónica, un sensor que se utiliza para medir el nivel de humedad en las hojas de la vid. Plantados en postes en el medio de los viñedos y complementados con sensores en el suelo, con instrumentos de medición ambiental – temperatura, presión, fuerza y dirección del viento, humedad del aire, radiación solar, etc. – y con colectores de polen y esporas, se dedican a la monitorización de muchos de los temas vitales en el cultivo de la uva, tales como la aparición de plagas de hongos, nivel de stress hídrico y otras variables, y los datos son transmitidos a través de una red inalámbrica de sensores (WSN) mediante postes con antena en determinados puntos de los viñedos unidos en una red mesh. Una plaga de Botrytis, por ejemplo, puede detectarse y predecir su alcance de manera temprana observando la abundancia y difusión de sus esporas y monitorizando la humedad en las hojas y en suelo. La orografía y características del cultivo en Galicia dan lugar típicamente a variaciones muy grandes en muy poco espacio de terreno, y poder mantener un registro de los datos proporciona una gran ventaja a la hora de tomar decisiones sobre el tratamiento de la uva, irrigación, minimizar intervenciones o detectar problemas diversos. Tras la vendimia, la trazabilidad de las uvas desde el viñedo a la bodega se lleva a cabo mediante RFID.

Es un proyecto coordinado por la Universidad de Vigo, y permite ver usos interesantes de tecnologías de información y comunicaciones aplicados a un entorno en el que tendemos a no considerarlos tan habituales. Seguro que a mi tatarabuelo le habría gustado verlo… :-)

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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