Rubén J. Lapetra me pidió una opinión por correo electrónico para su artículo “¿Por qué no despega el libro electrónico?“, que publica hoy en El Confidencial. Mi respuesta fue la siguiente:
(Enlace a la entrada original - Licencia)El mayor obstáculo a la popularización del libro electrónico es, sin duda, el comportamiento de la industria editorial en nuestro país. Ante una demanda indudablemente creciente, la industria ha optado por una reacción lenta, que ha generado una ausencia de títulos absurda y unos canales innecesariamente intermediados, dando lugar a un mercado desabastecido. Tras generar dicho desabastecimiento, el comportamiento de las editoriales ha sido manifestar su preocupación por la orientación de los usuarios hacia las redes P2P y otros mercados irregulares mientras reclamaban una legislación más contundente en ese sentido, aunque eran obviamente conscientes de que dicha deriva en el consumo estaba siendo generada única y exclusivamente por su decisión de mantener ese mercado desabastecido. Si añadimos factores como políticas de precio poco atractivas que no reflejan el ahorro real en costes, y una absurda política fiscal que grava injustamente al libro electrónico, la receta para el desastre resulta evidente: una industria editorial que para protegerse de una evolución tecnológica obviamente inevitable, atiza una bofetada en la cara de sus clientes, los califica de “ladrones”, y pretende que sigan esperando tranquilamente y sin hacer nada a que ellos tengan a bien atender su mercado de una manera razonable.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.