19 marzo 2012

Apple, su caja y sus consecuencias

Apple ha convocado una conferencia de prensa para dentro de unas horas, a las dos de la tarde hora española (las seis de la mañana en San Francisco), con el fin de anunciar la decisión tomada con respecto a la enorme pila de cashnoventa y siete mil seiscientos millones de dólares – generada por sus operaciones. Es la respuesta a lo que muchos han llamado “la pregunta de los cien mil millones de dólares”.

Para entender la importancia de este anuncio, es preciso documentar un poco la situación. Primero, el hecho: no es habitual que las compañías acumulen cantidades tan monstruosas de dinero en efectivo. Lo habitual es que cuando las operaciones son exitosas y eso genera cantidades sustanciales de dinero, este dinero se destine a alguna partida en concreto, a la expansión, a adquisiciones, a asegurar suministros, etc. o, en último término, se reparta como dividendos a los accionistas. La idea en este caso es que los accionistas perciben valor o bien a través de la venta de sus acciones revalorizadas – absolutamente espectacular en el caso de Apple – o bien mediante dividendos, que suponen una forma de decir “aquí tienes el excedente que he generado con el dinero que me diste”. En el caso de las compañías en mercados muy dinámicos, resulta relativamente habitual que no se repartan dividendos, dado que estos se ven como una forma de decir “el mercado está maduro, voy a seguir haciendo lo mismo que ya hago, y no necesito enormes inversiones”. En el caso de Apple, la compañía ofreció dividendos sistemáticamente entre los años 1987 y 1995 cuando Steve Jobs no estaba en la compañía, y ha llevado a cabo splits de 2×1 en 1987, 2000 y 2005. Apple se ve sometida a una presión constante de los analistas que preguntan cuál va a ser el destino de esa enorme cantidad de dinero, y que consideran una gestión ineficiente tenerlo simplemente acumulado generando una renta de alrededor del 1%. Sin embargo, Steve Jobs nunca se mostró partidario de repartir dividendos. Si con Steve fallecido, Tim Cook, que ha declarado “no tener ninguna postura religiosa en ese sentido”, decide darlos, representaría un giro importante en la forma de gestionar la compañía.

Segundo, la magnitud. Hablamos de una enorme cantidad de dinero, mayor por ejemplo que todo el producto interior bruto de Marruecos. Un dinero que se encuentra en sus dos terceras partes fuera de los Estados Unidos, generado por las operaciones internacionales, y cuya repatriación supondría un coste fiscal de alrededor del 30%, lo que anula prácticamente algunas de las opciones que podrían tomarse. La reciente frase de Cook en una conferencia de inversores en Goldman Sachs fue “tenemos mucho más cash del que nos hace falta para gestionar la compañía en el día a día”, lo que indica claramente que algo van a hacer con ello. Además, nadie convoca una conferencia de prensa para decir que no va a hacer nada. Visto así, de hecho, podríamos incluso considerar que convocar a toda la prensa a primera hora de la mañana para anunciar simplemente “que vas a repartir dividendos” es algo que sería visto como “aburrido”, casi “decepcionante”, incluso teniendo en cuenta la enorme expectación que el tema ha generado.

Aún así, la opción de dividendos tendría varias posibilidades: la compañía podría optar por un dividendo único razonablemente elevado, o bien anunciar el establecimiento de una política regular de pago de dividendos. La primera opción parece poco probable, porque si bien sería una muestra de agradecimiento hacia los inversores, representaría una reducción de la posición de liquidez a cambio de algo que no supondría la atracción de nuevos inversores ni cambiaría la percepción de la compañía. La posibilidad de anunciar una política regular de pago de dividendos, en cambio, podría ayudar a atraer a la compañía a inversores generalmente más conservadores – sobre todo en el lado institucional – que poseen políticas de inversión restringidas a empresas con reparto de dividendos. Pero siguiendo la interpretación clásica, ver a Apple pagando dividendos tendría un cierto poso de reconocimiento de madurez de la industria que por un lado resulta no demasiado realista con los vaivenes que vivimos habitualmente y, por otro, que no resulta demasiado lógico en una empresa con el crecimiento que Apple ha venido sosteniendo.

Un stock split no parece probable, a pesar de los precedentes, dada la negativa de hace pocos meses. ¿Una gran adquisición? Las opciones se acumulan. Hay quien habla de la posibilidad de una adquisición o toma de posición accionarial estratégica de una gran empresa, se llega a especular nada menos que con la surcoreana Samsung, que estaría por encima en valoración total, pero que debilitaría a Android al tiempo que competiría con la reciente operación Google-Motorola (aunque tendría que pasar por su mismo infierno de escrutinio regulatorio, con todo lo que ello conlleva) y proporcionaría sinergias al asegurar el suministro en componentes como chips y pantallas, de los que Apple es gran consumidor. Sin duda, sería una adquisición que cambiaría el panorama y daría a la compañía una dimensión descomunal… pero que no tiene en este momento mucha más credibilidad que soñar despierto.

Un programa de recompra de acciones podría suponer, tal vez, la opción más creíble, aunque de nuevo estamos en el entorno de “lo aburrido”: para anunciar una recompra de acciones o un pago de dividendos, lo normal sería lanzar una nota de prensa, no una conferencia interactiva. ¿El anuncio del establecimiento de una “Fundación Apple” con propósitos filantrópicos, un tema por el que Cook ha mostrado una gran sensibilidad?

Como siempre en el caso de Apple, todo ahora mismo es especulación. La solución, en pocas horas. Actualizaré la entrada con las novedades.

 

ACTUALIZACIÓN: Finalmente, lo que la compañía ha anunciado es una política de dividendos a partir del cuarto trimestre del año y un programa de recompra de acciones, plan en el que invertirá unos 45 mil millones de dólares en los próximos tres años. Según declaraciones de Tim Cook, CEO de la compañía,

En los últimos años hemos utilizado nuestra liquidez para llevar a cabo grandes inversiones en nuestro negocio mediante un incremento en investigación y desarrollo, adquisiciones, nuevas aperturas de tiendas, adelantos de pagos estratégicos e inversiones de capital en nuestra cadena de suministros, y construyendo nuestra propia infraestructura. Habrá más inversiones similares en el futuro. Incluso con esas inversiones, la compañía mantiene un colchón muy saneado para posibles oportunidades estratégicas y una cantidad suficiente de liquidez para gestionar nuestro negocio.

El anuncio parece destinado a mantener el atractivo de las acciones de la compañía y dar entrada a nuevos accionistas, como fondos que tenían como regla invertir únicamente en compañías que daban dividendos. El programa supone un cambio radical con respecto a la política mantenida por Steve Jobs, justificada por la magnitud de los excedentes y por la posibilidad de mantener la flexibilidad estratégica mientras se dota de un atractivo todavía mayor a las acciones y se retribuye más a los accionistas.

Un anuncio puramente financiero, conservador, pensado claramente para mantener y hacer crecer el precio de la acción, sin ninguna concesión a cambios relevantes en el planteamiento de la compañía, pero que seguramente gustará a los mercados. Pero para muchos, un síntoma de los cambios que veremos en la época post-Jobs: una compañía más conservadora, más blue chip, menos provocadora, que prefiere pagar dividendos a invertir más en investigación, desarrollo o adquisiciones, y que tiene como objetivo fundamental estar a bien con los analistas.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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