Hace un par de semanas, recibí un telegrama en mi despacho de IE Business School que me emplazaba a personarme en un juzgado para recoger una notificación, que resultó ser nada menos que una demanda por infracción al honor de Promusicae en la que me piden veinte mil euros (o cincuenta mil, en la manera en que está redactada la demanda, es difícil saberlo). La demanda ha sido contestada hoy, tema bastante desagradable que me ha tenido, como os imaginaréis, muy ocupado estas últimas semanas.
El motivo, según el texto de la demanda, es esta entrada, “Siete motivos por los que el caso SGAE es mucho más que la propia SGAE“, publicada el pasado día cinco de julio de 2011 con motivo de la intervención judicial de la SGAE, y concretamente el punto sexto de la misma, en el que opinaba que Promusicae vulneraba las leyes antimonopolio con su sistema RitmoNet. En mi opinión, expuesta como tal en la entrada, RitmoNet es un sistema que no solo restringe la competencia entre las discográficas asociadas a Promusicae, sino que, además, dificulta el acceso a las radios comerciales de las discográficas no asociadas a Promusicae. Para cimentar mi opinión, expresada en todo momento como tal en una página que, además, lleva como subtítulo “Investigación y opinión sobre los sistemas y tecnologías de la información”, consulté con expertos en derecho de la competencia, y recibí información directa del propietario de una pequeña discográfica que me contaba su caso, caso que expuse en esta entrada de febrero de 2011, “Lo que la ley Sinde esconde“.
En resumen: lo que expuse en esa entrada era mi opinión, protegida como tal por la libertad de expresión y, dado que me documenté adecuada y profesionalmente, por la libertad de información. Opinión que mantengo y que, por supuesto, puede ser discutible, pero que incluso si no estuviera adecuadamente fundamentada y fuese errónea, no se me ocurre de qué manera puede resultar atentatoria contra el honor de una sociedad como Promusicae. A ver: el honor de las sociedades mercantiles existe, de acuerdo, pero ni es exactamente lo mismo que el de las personas, ni me parece que se amenace en modo alguno dicho honor por el hecho de acusar a alguien de ejercer un monopolio. Ser un monopolio, hasta donde yo sé, no constituye un insulto ni un deshonor, aunque lógicamente las leyes de defensa de la competencia nos protejan de sus posibles abusos. La interacción entre el derecho al honor y la libertad de expresión o la de información están ampliamente documentadas y poseen abundante jurisprudencia.
¿La realidad? Promusicae está utilizando el derecho al honor para restringir la libertad de expresión e información. Simplemente, Promusicae quiere que me calle. Tras muchos años de enfrentamiento directo y de humillarlos en repetidas ocasiones en numerosos foros de debate públicos, ahora quieren callarme mediante demandas. Quieren que no les mencione, que no hable de ellos. Que por la presión de una posible demanda, me abstenga de opinar sobre ellos. Que hable de otras cosas. Que les deje en paz. Es así de sencillo. Para Promusicae, esta demanda es completamente insignificante: tan solo los honorarios de sus abogados superan seguramente el importe que me piden en concepto de daños a su honor. Para mí, en cambio, es una barbaridad. No solo por el dinero que supone dicho importe y el impacto en mi economía personal, sino por las molestias, preocupaciones y problemas que origina ser demandado. Hay que pagar abogados, procurador, notario… es un proceso complejo, largo y caro. Es la primera vez en mi vida que soy demandado, y os aseguro que no resulta nada agradable. Ellos lo saben perfectamente, saben que esta es una página personal, y abusan de ello. No existe daño alguno al honor de Promusicae en lo que yo escribí. Estoy seguro de encontrarme perfectamente amparado como ciudadano, como blogger y como profesor por derechos como la libertad de expresión, la libertad de información y la libertad de cátedra, derechos en los que confío, y lo único que pretende Promusicae con esto es intimidarme, censurar mi página, evitar que hable de ellos.
Tras leer esto, no os quedéis indiferentes. Tampoco me apoyéis por simpatía, porque me conozcáis de años de blog, de clase, de conferencias o de otras cosas. No optéis por el “apoyo al débil”, sin más, aunque en este caso indudablemente lo sea. En lugar de eso, os pido que hagáis lo que hacéis siempre que leéis algo en esta página: que busquéis una postura informada. Primero, que os leais con cierto nivel de detalle la entrada que Promusicae afirma que resulta “ofensiva para su honor”, en particular su punto seis, único en el que se les menciona, y penséis si en ella de verdad insulto o falto de alguna manera al honor de alguien. Después, que penséis cómo se siente uno cuando una asociación de empresas discográficas le reclama veinte mil o cincuenta mil euros por opinar en un blog personal, en el que utilizo para hacer mi trabajo como profesor. Cuando tiene que recoger su denuncia, organizar su defensa, plantearse en cuánto le puede salir el tema. Y finalmente, que tengáis en cuenta que quienes me denuncian son los mismos que manipulan estudios para difamar a España, que piden a Estados Unidos que presione para obtener leyes más severas, para que incluyan a nuestro país en listas negras internacionales, para que se retiren circulares de la Fiscalía, para que se dicten leyes liberticidas o para que se persiga a los usuarios. Esos son los que me han denunciado y los que me piden treinta o cincuenta mil euros. Por ofender a su honor.
Sobre si RitmoNet infringe o no la legislación antimonopolio, no lo dudéis: hablaremos largo y tendido. Por el momento, pido a aquellas discográficas pequeñas o artistas que hayan tenido problemas para conseguir que su música suene en las radios comerciales por no estar incluida en RitmoNet que, por favor, contacten conmigo o con mis abogados para ayudarme a documentar el caso y cimentar mi opinión. Ignoro si la Comisión Nacional de la Competencia tendrá algo que decir al respecto de RitmoNet, de Promusicae y de sus prácticas, pero es para mí el órgano perfecto y autorizado para pronunciarse sobre ello. Sobre si puede de alguna manera resultar una ofensa al honor opinar que RitmoNet atenta contra la legislación antimonopolio, cosa que al menos a mí me parece harto dudosa, ya se pronunciará el juez.
Seguiremos informando.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
Flipante el Enriquito, contradictorio y tontorrón incluso cuando las cosas se le ponen serias a él mismo. Mantiene que no hay lesión al honor de la entidad, y se despacha con la frase de: "Tras muchos años de enfrentamiento directo y de humillarlos en repetidas ocasiones en numerosos foros de debate públicos (...)" Vamos, que la humillación pública mediante falsedades no constituye falta al honor alguna, según él.
ResponderEliminarCoherente al máximo, como siempre.