En el Diario del Pueblo (China), hablando sobre legislación en la red

Daiwei Ding, del Diario del Pueblo en China, me envió tres preguntas sobre el desarrollo de la legislación en la red, y fueron publicadas (o eso me cuentan, porque mis posibilidades de leer el pdf del artículo que he recibido son más bien escasas :-) el pasado día 1 de febrero. La entrevista puede ser interesante, porque se publica poco tiempo después de que el gobierno del país aprobase legislación destinada a obligar a todos los usuarios de la red a utilizar su nombre real, aunque ignoro el tratamiento que habrá recibido la información en el medio.

A continuación, el intercambio de preguntas que cruzamos:

 

P. ¿Cuáles son las leyes principales sobre la regulación del internet en España? ¿Hay alguna otra aparte de la LSSI?

R. Además de la LSSI, está la recientemente aprobada y muy polémica “ley Sinde”, que establece una comisión dependiente del gobierno con capacidad para cerrar páginas web al margen de la tutela judicial efectiva, con una participación de los jueces meramente anecdótica. El nivel de polémica desatado por esta ley es tan elevado, que los nombres de los miembros de la comisión encargada de dichos cierres de páginas ni siquiera son públicos. (NOTA: finalmente ya lo son)

P. ¿Cree usted que el uso de los nombres reales ayuda la regulación del internet?

R. El uso de nombres reales supone una violación de derechos fundamentales: el derecho a la participación anónima o con seudónimo es importantísimo para el correcto funcionamiento de la sociedad. En mi propia página, con un nivel de participación elevado, hay en muchos casos personas que pueden participar gracias al hecho de no tener que revelar, por ejemplo, para qué empresa trabajan. Es absurdo pensar en un entorno en el que una persona, por posicionarse de una manera determinada en un asunto, pueda sufrir represalias. El derecho al anonimato no perjudica en absoluto la persecución de delitos graves: en la red todo queda recogido en algún fichero log, y eso hace que la policía, con las garantías judiciales adecuadas, pueda, si es preciso, perseguir el delito incluso con mayores garantías que en la calle. De la misma manera que nadie nos obliga a caminar por la calle con un cartel con nuestro nombre, no deberían forzarnos a utilizar obligatoriamente nuestro nombre real. La norma, por otro lado, sería incontrolable, y es bien sabido que nada desgasta tanto al poder como la promulgación de normas de imposible cumplimiento.

P. ¿Cree usted que se está regulando bien el internet en España, y por qué? ¿Cómo es la regulación buena para el desarrollo saludable del internet?

R. La clase política española, por edad y por falta de conocimientos, trata internet con miedo, como una fuente de problemas. La visión que tienen de internet es oscura, como se mira lo desconocido: ven un sitio lleno de delitos, de vicios, de pornografía, de pederastia, de robos de tarjetas de crédito y de descargas de materiales sujetos a copyright. No ven el hecho de que en toda actividad humana existen abusos: en la calle también hay robos, violaciones, prostitución y otros delitos, y a nadie se le ocurre imponer por ello la ley marcial. La mejor manera de regular internet es mediante las leyes que existen para regular lo que no es internet: las leyes provienen de un consenso social amplio obtenido durante años, e internet no está al margen de ellas. Quien comete un delito en internet sencillamente comete un delito, independientemente de que lo haga en internet o no: un robo es un robo, una difamación es una difamación, y contra esos delitos ya existen leyes. La hiperlegislación es siempre un mal camino.

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