Cada vez resulta más habitual ver vídeos de accidentes de tráfico en carretera grabados en el momento del impacto, y puede haberte llamado la atención ver que prácticamente todos ellos provienen de Rusia. Igualmente, la reciente caída de meteoritos en una zona de los Urales fue vista de manera casi inmediata en todo el mundo, merced a la gran cantidad de vídeos que pasaron a rellenar de manera inmediata los informativos. ¿Qué pasa en Rusia, que parece que siempre hay alguna cámara preparada para grabar todo lo que ocurre?
Efectivamente, así es: en Rusia, siempre hay alguna cámara grabando cualquier cosa que ocurra cerca de una carretera. El nivel de popularización en Rusia del uso de las llamadas dashcams, cámaras montadas en el salpicadero de los automóviles, es enorme, debido a una curiosa conjunción de factores. Por un lado, las compañías de seguros favorecen su instalación con el fin de tratar de esclarecer las causas de accidentes en un país con una ya de por sí elevada accidentalidad: la combinación de malas condiciones climatológicas, carreteras mal mantenidas, elevada incidencia de alcoholismo, y altos niveles de estafas y fraudes hacen que las cámaras resulten fundamentales a la hora de probar las circunstancias de un accidente, de demostrar la responsabilidad de las partes implicadas, o de dejar claro que no se trata de una manera de cobrar por unos daños que realmente no tuvieron lugar de la manera en que el reclamante pretende. El coste de una póliza de seguro a todo riesgo resulta sumamente elevado, de manera que el interés por eludir la responsabilidad de los daños producidos en terceros resulta muy común. Eso lleva a que las compañías de seguros se nieguen en numerosas ocasiones a cubrir los mismos, y a que muchos de estos casos terminen en juicios en los que poder presentar al juez una prueba filmada en el momento del accidente puede resultar de una gran ayuda.
Además, numerosas fuentes indican que resulta habitual que la policía de carreteras rusa, de manera aleatoria, detenga automóviles con el fin de acosarlos solicitando todo tipo de pruebas y documentación, o realizando acusaciones de falsas infracciones para obtener así el pago de un soborno. Ante una situación de este tipo en la que uno puede verse acusado de una falta no cometida, la cámara instalada en el vehículo puede suponer una protección adicional.
Ante este panorama, los rusos saben que invertir en una dashcam puede terminar probando su valor de manera relativamente sencilla, lo que ha dado lugar a un mercado muy desarrollado en el que estas cámaras cuestan entre los cincuenta y los doscientos dólares, en función de la calidad. Están provistas de tarjetas de memoria flash, y sencillamente graban de manera continua manteniendo un registro de fecha y hora, reescribiendo los contenidos anteriores de manera cíclica cuando la memoria se llena. En caso de sufrir un incidente o accidente de cualquier tipo, el conductor únicamente tiene que extraer la tarjeta, guardarla como prueba, y sustituirla por otra.
El resultado es claro: por lo general, un conductor ruso no comienza a conducir su coche sin antes activar la cámara del mismo, y cualquier situación susceptible de generar cierto nivel de interés es subida casi inmediatamente a YouTube por sus inmediatos protagonistas. Una búsqueda de “dashcam” en YouTube o en Yandex, el motor de búsqueda predominante en Rusia, devuelve inequívocamente una enorme cantidad de resultados. Circunstancia colateral: si circulas por una carretera rusa, estás siendo observado y grabado, aunque sea de manera fugaz, por casi tantas cámaras como automóviles encuentres en tu camino. Una interesante experiencia de cómo la adopción de una tecnología puede acelerarse si se dan las circunstancias adecuadas para ello. ¿Se popularizarán en otros mercados? ¿Instalaríais una? ¿Qué cambios producirá en los usos y costumbres el saber que prácticamente todo lo que ocurre en una carretera está siendo grabado por tu cámara o por la de otros vehículos, y puede ser utilizado como prueba?
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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