Inhibiendo la democracia

Esta mañana tuvo lugar la comparecencia de Mario Draghi en el Congreso de los Diputados (El Mundo, El País, 20Minutos). El presidente del Banco Central Europeo comparecía a puerta cerrada, cuestión que algunos diputados, cargados de razón, consideraron completamente inaceptable.

Ante la circunstancia, esos diputados tomaron la decisión de boicotear el bloqueo retransmitiendo lo que el Sr. Draghi fuese diciendo a través de Twitter con el hashtag #OpenDraghi, y comentándolo en una página destinada a ello. para encontrarse con que pocos minutos antes de iniciarse la sesión, la WiFi del Congreso era desconectada, y se ponía en marcha un inhibidor de frecuencia que impedía el uso de dispositivos móviles. No solo eso, sino que cuando un diputado solicitó que los inhibidores fueran desconectados, se encontró con que el presidente de la cámara le respondía con un “¿a ti te parece bien que se tuitee todo?”

Pues sí, señor Posada: nos parece perfecto que se tuitee todo. Como lo oye: TODO. Salvo aquello que vulnere la privacidad de los ciudadanos y lo que entre dentro de la calificación de secreto oficial, que debe administrarse de manera muy selectiva. TODO en la política debe ser público. Si no le gusta que la sociedad se haya vuelto así de transparente, dimita. Su concepción de la política oscura y del debate político hurtado a la ciudadanía es sencillamente inaceptable en una sociedad supuestamente democrática. Lo miremos como lo miremos, dedicarse a poner inhibidores para evitar que los ciudadanos sigan lo que ocurre dentro del Congreso es algo completamente inaceptable. Si no entiende el porqué, hágaselo mirar.

Comento el asunto porque me parece absolutamente ejemplificante de hasta dónde se puede llegar: el Congreso de los Diputados, haciendo uso de la tecnología para “boicotear el boicot” de algunos representantes de los ciudadanos, y conseguir así su propósito de hurtar brevemente la comparecencia del Sr. Draghi a la ciudadanía. Por supuesto, la comparecencia “secreta” no solo está ya completamente disponible en todas partes, sino que el propio Mario Draghi ha afirmado que él no tenía ningún problema en comparecer a puerta abierta, poniendo de manifiesto lo absurdo de todo el tema. En el fondo, la estupidez y la paranoia de un presidente del Congreso y de un partido empeñado en el secretismo, que cree que “las redes están en su contra” y que pretende ocultar a la ciudadanía todo lo que pueda. El mismo gobierno que está retrasando todo lo retrasable la ley de transparencia y reformulándola para que no cumpla siquiera los estándares mínimos internacionales.

Nos hemos hartado de decirlo: en una democracia, la tecnología debe servir para que los ciudadanos controlen a sus representantes, no para que el gobierno se dedique a controlar a los ciudadanos. Hacer comparecencias a puerta cerrada es completamente inaceptable salvo que se invoque la ley de secretos oficiales, que solo puede ser invocada con causas muy justificadas. Jugar a ser  un “James Bond cutre más parecido a Torrente” para bloquear a quienes legítimamente opinan que hacer comparecencias a puerta cerrada es un desprecio a la ciudadanía es algo completamente inaceptable, y quien lo lleva a cabo debería dimitir de sus responsabilidades. Quien diseña una acción así no ha entendido en absoluto el concepto del político como representante de los ciudadanos, ni el de la política como servicio público. Que una persona así esté a cargo de una institución tan importante como el Congreso de los Diputados demuestra la escasísima vocación por la transparencia de un gobierno encerrado en su propia paranoia. No, que la calidad democrática de nuestro país haya caído a sus valores minimos históricos durante este gobierno no es casualidad, sino que es precisamente el reflejo del perfil democrático de quien nos gobierna. Esto no es política ni es gobierno, es otra cosa.

Enhorabuena por algo que tiene su verdadero mérito: con un simple inhibidor de frecuencias, han conseguido inhibir a la mismísima democracia.

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