26 abril 2011

Adiós a la máquina de escribir

Si tienes una máquina de escribir, cuídala, porque ya es oficialmente una pieza de museo. La última fábrica de máquinas de escribir que quedaba en el mundo, la india Godrej and Boyce, acaba de cerrar sus puertas.

Ahórrate los ataques de nostalgia, la evocación del sonido de las teclas y del avance del carro y las peregrinas teorías que la vinculaban a esa imagen romántica del escritor o el periodista sentado delante de una esperando a las musas y a la inspiración: la máquina de escribir era incómoda e ineficiente, la escritura en pantalla aporta muchísimas ventajas sobre ella, y lo normal, lo lógico, era que la máquina de escribir desapareciese completamente o se convirtiese en una especie de elemento de atrezzo. Como es lógico y normal que ocurra con tantas otras tecnologías que han sido relegadas a la categoría de obsoletas.

No vale la pena hacer un drama por ello, ni pretender prolongar la vida de las tecnologías obsoletas mediante cánones o subvenciones sin sentido. Las tecnologías antiguas es ser reemplazadas, dejar huellas culturales y legados de diversos tipos a las tecnologías que las suceden, y pasar tranquila y dignamente a los museos. Es lo que hay. Se llama progreso, lleva ocurriendo desde que el mundo es mundo, y va a seguir ocurriendo. Por mucho que se empeñen algunos nostálgicos.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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