24 junio 2011

Ideología versus metodología, mi columna en Expansión

Mi columna en Expansión de esta semana se titula “Ideología versus metodología” (pdf), y es una reflexión sobre los factores que llevaron a la protesta masiva del #15M: un movimiento que obtuvo su éxito de convocatoria del hecho de ser ideológicamente transversal. Personas de diferentes adscripciones ideológicas que no exigían un giro ideológico, sino uno metodológico, una serie de cambios en la metodología con la que gestionamos nuestra democracia.

Los cambios metodológicos solicitados son claros: se exige una nueva ley electoral, políticos transparentes y no corruptos, separación efectiva de poderes, y controles ciudadanos para la exigencia de responsabilidad política. No son peticiones ideológicas: llevarlas a cabo no compromete el hecho de que uno pueda tener como modelo ideal de gestión de la sociedad un neoliberalismo recalcitrante que niega al Estado todo poder, un izquierdismo radical cuyo modelo sea un Soviet Supremo con omnímodo control, o algún punto razonable situado entre ambos extremos. Según su ideología, cada uno decidirá el partido al que quiere apoyar con su voto o creará uno si lo estima necesario, pero eso no impide que apoye un cambio en la metodología, en la manera en que la democracia se lleva a cabo en una sociedad que ha cambiado, que se ha dotado de mecanismos para la participación bidireccional, y que aspira a gestionarse con mejores garantías de representación, transparencia, calidad democrática y control.

El éxito del #15M, en mi modestísima opinión, será mantener claras esas peticiones metodológicas que todos apoyan, aisladas de las peticiones ideológicas que no todos pueden apoyar, y mantener la presión social necesaria para que sean puestas en funcionamiento. Si conseguimos que, como respuesta al #15M, pasemos a tener una ley electoral que garantice una mejor representatividad, un sistema transparente que impida o dificulte lo más posible la corrupción y el servicio a intereses de minorías poderosas, una verdadera separación de poderes, y herramientas que permitan a los ciudadanos un control de sus representantes políticos en tiempo real, habremos ganado.

A continuación, el texto completo del artículo:

 

Ideología versus metodología

La aparición del movimiento #15M marca un antes y un después en la disrupción tecnológica de la política. El pasado 15 de mayo, muchos se sorprendieron al ver cómo una protesta organizada en la red se transformaba en una manifestación nutrida y tangible en la calle, personas reales exigiendo cambios.

La manifestación del 15 de mayo se caracterizó por la amplia diversidad ideológica de los llamados "indignados". A pesar del intento de algunos medios por adscribir el movimiento a un partido o por denunciar absurdas conspiraciones que supuestamente lo organizaban, la realidad era que imperaba una diversidad total: personas de todas las edades y tendencias políticas, reunidas alrededor de un conjunto de exigencias comunes. Lo que posibilitó la primera gran manifestación en España no organizada por un partido o sindicato fue precisamente eso: la ausencia de un componente ideológico definido. Era una reacción transversal, generalizada. Lo que se exigía no era un cambio ideológico: era un cambio metodológico.

El mensaje del movimiento #15M es un conjunto de puntos que pretenden adaptar la metodología de la democracia a una sociedad que la tecnología ha convertido en bidireccional. Reclamar una nueva ley electoral, políticos transparentes y no corruptos, separación efectiva de poderes o controles ciudadanos para la exigencia de responsabilidad política no forma parte de ningún mapa o programa ideológico de izquierda o derecha, sino de una propuesta puramente metodológica, asumible por cualquiera. Añadir peticiones con un componente ideológico determinado resta fuerza y divide al movimiento: la ideología se decide en las urnas. Es confundir causas con consecuencias. La crisis financiera o la ley Sinde, por ejemplo, no provienen de  una ideología, sino de un mal funcionamiento de los controles, de la metodología de la democracia.

Las exigencias de los indignados del #15M deben provocar reacciones en la política, o la indignación seguirá creciendo. Pero para entender dichas exigencias, debemos superar el análisis habitual: no es ideología, es metodología.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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