La charla de apertura del WWDC 2011 de Apple dejó, entre otras muchas cosas, una evidencia clara: la entrada oficial de Apple en el modo de trabajo que muchos llevamos ya mucho tiempo utilizando mediante diversas combinaciones de herramientas.
Tras varios intentos desenfocados como MobileMe, la empresa da paso a la tan comentada “era post-PC” con el anuncio de iCloud, un servicio para el que se han preparado a conciencia con el desarrollo de tres descomunales data-centers listos para albergar documentos, fotografías y música de todos sus clientes, que se encontrarán el servicio listo para ser activado.
El compromiso con la nube de una empresa como Apple marca la mayoría de edad de la nube a nivel de usuario final: todo tiene lugar en ella. ¿Se anuncia un nuevo sistema operativo? Nada de andar enviando DVDs, eso es cosa del pasado: se sube a la nube, se le pone un precio disuasorio de $29.99, y los usuarios se lo bajan desde ahí a través de la App Store, un movimiento sin duda agresivo que redundará en porcentajes elevadísimos de actualización. ¿Haces una foto en tu iPhone? Se autoenvía a la nube, y se descarga desde otros dispositivos. El correo electrónico, la agenda, las copias de seguridad, los archivos de iWork… todo se refleja automáticamente sobre la nube, convirtiendo los dispositivos en ventanas desde las que acceder a ellos, cada una con sus limitaciones o especificidades. De nuevo, el estilo Apple: tomar un concepto (llámale “reproductor MP3″, “teléfono móvil”, “tablet”, etc.) o, en este caso, una manera de trabajar que para muchos no es nueva y que se organizaba de manera relativamente poco amigable (o “no al alcance de cualquiera”), y transformarla en una manera de trabajar sencilla y natural para todo el mundo.
Apple no está obviamente sola en esto. Empresas como Google o Amazon llevan tiempo trabajando a diferentes niveles para ofrecer pedacitos de nube a sus usuarios, Salesforce y otras ofrecen formas de trabajar en nube para las empresas, Microsoft lleva tiempo anunciando que alrededor del 70% de sus esfuerzos de I+D se dedican a la nube, y las empresas de telecomunicaciones pretenden también lanzar sus ofertas (ahí se encuadran movimientos como la anunciada adquisición de Acens por Telefonica, de la que seguramente hablaremos en otra entrada), en una carrera por llevarse al usuario final y a las empresas a la nube. Un movimiento que a pesar de haber sido anunciado muchas veces, necesitaba un detonante, un competidor dispuesto a lanzar las campanas al vuelo. La idea de Apple se estructura en modo freemium, con una combinación de servicios gratuitos y de pago que acercan más todavía la compañía a la idea de “empresa de servicios”: el hardware, idea central y ventaja competitiva de la empresa, casi “se vende solo”, mientras que los usuarios descargan apps y utilizan servicios en la nube.
Pongamonos las pilas: nos parezca lo que nos parezca la nube, tengamos sobre ella las objeciones o los temores justificados que queramos tener, acaba de hacerse mayor de edad, y está aquí para quedarse. Y Apple no es la causa, es el síntoma, es una guinda en un pastel que lleva mucho tiempo cocinándose y del que muchos llevamos mucho tiempo picoteando. Pronto, mucho más.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.