26 junio 2011

Playing with the Playbook: un análisis más reposado

Tras jugar un poco con un par de versiones anteriores muy experimentales en las oficinas de RIM hace un par de meses, llevo  ya algo más de una semana jugando con una PlayBook por gentileza de RIM: una tableta curiosa por su concepción – funciona vinculada a la BlackBerry – y con un planteamiento diferente a las otras que circulan por ahí, en un mercado que, no lo olvidemos, sigue completamente monopolizado por la empresa que reinventó el concepto tablet.

¿Impresiones? Agridulces. Por un lado, el concepto de vinculación entre dispositivos, que inicialmente me resultaba poco atractivo o incluso “aparatoso”, confirma con el uso que claramente no lo es. Simplemente bajas la aplicación BlackBerry Bridge del App World en tu teléfono, la ejecutas, y los dos dispositivos se parean en un instante a través de Bluetooth. Me resulta casi más incómodo acostumbrarme a ver el destello azul en mi teléfono (los que utilizamos BlackBerry desde hace tiempo tenemos una cierta “hipersensibilidad” a los cambios en ese LED :-) que el hecho de la conexión en sí, que realmente te olvidas de desconectar aunque estés en casa, y que pensé que tendría un impacto mayor sobre uno de los factores para mí críticos del terminal, la duración de la batería. La verdad, no he encontrado ningún inconveniente serio en el procedimiento. Por otro lado, y también contribuyendo a las buenas sensaciones, la tableta es muy rápida, el sistema operativo muy ligero, y el uso intenso – sin duda más de lo que sería representativo en caso de no estar probándola – no da mayores problemas. Salvo uno, y empezaremos con él la parte agria: la ausencia de cosas que hacer.

Resulta realmente curiosa la situación de “pillado en el medio” que aqueja a RIM. Por un lado, pretende seguir siendo el terminal serio, el de los directivos, ese que nunca falla y que funciona fielmente, a prueba de bomba. Por otro, es el terminal barato que encuentra su verdadero ecosistema en los institutos de enseñanza media. Una personalidad múltiple difícil o imposible de mantener. Por el lado de quienes queremos un terminal fiable, la imagen de BlackBerry hoy confirma los peores temores y las más negras evaluaciones de los analistas: se han quedado atrás. Sus terminales ya no son competitivos, el sistema operativo que utilizan es un desastre lento y pesado, y la interacción con las aplicaciones es caótica, horrorosamente inestable y desesperante. Y si eso lo digo yo, que recibo una atención verdaderamente de lujo por parte de la compañía, no quiero ni pensar en cuál será la experiencia del usuario normal. Ningún terminal me ha generado tanta frustración y ganas de tirarlo al suelo como la que he tenido con mis últimas BlackBerries – vale que les instalo de todo y pruebo de todo, pero ese nivel de inestabilidad y de problemas no es en absoluto aceptable ni normal. Hace tiempo que barajo la posibilidad de cambiarme, y las perspectivas de lo que voy viendo no son especialmente halagüeñas en ese sentido.

El mayor problema del PlayBook, como decía, es lo que subyace en el título de este análisis: que tras un tiempo con él, solo puedo destacar los usos lúdicos del mismo. La App World del dispositivo es sencillamente un chiste: tiene tan pocas aplicaciones, que en dos visitas, puedes recitarlas de memoria en orden alfabético del derecho y del revés. Por no encontrar, no encontré ni siquiera un cliente Twitter.  Así que para probar el dispositivo tienes el Need for Speed, que está muy bien pero tampoco es que sea mi droga favorita, y el navegador. Que como no está mal y además tiene Flash, te convierte el PlayBook en cosas como una televisión portátil con la que ver el Telediario Matinal en 4 minutos de TVE mientras te afeitas, tras poner una simple tira de velcro en el espejo. Imagen, fenomenal, aunque sinceramente, acostumbrado al iPad, la pantalla se me hace pequeña. Sonido, fenomenal. Duración de batería, aprobado o notable. En términos generales, un tablet bien hecho, de uso agradable, sólido: salvo la diferencia de concepto de su necesaria conexión con una Blackberry, no es diferente de ninguno de los que han ido saliendo con Android. Que también tienen Flash, y eso sí, una miríada de aplicaciones para todo uso imaginable y por imaginar.

Ante la aparente incapacidad de RIM para poner en marcha un ecosistema de verdad apetecible para los desarrolladores, la situación parece compleja. Ver hecha realidad la promesa de poder recurrir a las aplicaciones creadas para Android convertiría a RIM en una empresa que cabalga sobre el éxito de una plataforma de un tercero, una opción escasamente sostenible. Pero mientras esa opción no exista, el PlayBook es una interesante promesa… desagradable y llamativamente vacía. Para leer el correo o escribir uno, sinceramente, una pantalla más grande no es necesaria ni aporta gran cosa, con lo que acabas utilizando la PlayBook para lo ya comentado: jugar. De ahí mi título.

PlayBook, para lo habitual en RIM, es un paso enorme de innovación. Como experiencia para la marca con el desarrollo de QNX también lo es, aunque resulta indudablemente paradójico que tras muchos años de desarrollo de tu propio sistema operativo acabes obteniendo como resultado un sistema operativo lento y poco fiable, y que tu gran esperanza sea un sistema operativo que has adquirido. Para RIM, un futuro complejo y poco claro.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

1 comentario:

  1. Por lo que veo Enrique definitivamente ha eliminado de su bola de cristal aquello de los equipos que trabajaban en la nube. Ahora lo que priman son los que tienen aplicaciones en local. Al menos hasta dentro de un mes o así, que volverá a cambiar de criterio...

    ResponderEliminar

ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.

Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.