Era cuestión de tiempo, pero ocurrió ayer. El valor de la acción de Google subió un 0,7% hasta los 759,98 dólares, lo que da lugar a una capitalización bursátil de 249.2oo millones de dólares. Al mismo tiempo, la cotización de Microsoft descendió un 0,3% hasta los $29,67 por acción, lo que la deja en una valoración de 248.7oo millones. Por primera vez, el valor de Google supera al de Microsoft: la empresa que en gran medida caracteriza el desarrollo de la web supera a la que fue protagonista de la revolución del software para ordenadores personales.
El valor en sí es meramente anecdótico: aunque al cierre del mercado, la diferencia se había hecho más grande, las cosas pueden, a corto plazo, dar muchas vueltas. Lo que parece claro es la tendencia en sí. A Microsoft, esa red a la que tardó tanto tiempo en dar importancia se le sigue, muchos años después, atragantando duramente (si incluímos provisiones por adquisiciones, el resultado es mucho peor). La compañía, empeñada en una necesaria reconversión fortísima que la dirige hacia la nube y los servicios, sigue pareciéndose demasiado a aquella del siglo pasado que vendía fundamentalmente licencias y discos metidos en cajas envueltas en celofán.
Microsoft es una gran empresa en todos los sentidos, con magníficos profesionales y un potencial brutal, aún sujeta como está a una dirección nefasta. Que a la empresa de Redmond le vaya bien en segmentos como la web, la nube o la movilidad es algo que aporta diversidad a un ecosistema enormemente necesitado de ella. En los tiempos que vivimos, algo que es bueno para todos. La compañía sigue teniendo un ascendente importantísimo en el segmento empresarial y en la informática personal, ascendentes en los que debería ser capaz de apalancarse, pero la tarea de encontrar el camino en la web parece mucho más complejo. Aunque sin duda, las reconversiones son complejas, pero no imposibles: sin ir más lejos, la compañía que simbolizó la tecnología en la era anterior a Microsoft, IBM, se parece hoy muy poco a la de aquellos años, y mantiene una saneada capitalización de 240.520 millones de dólares.
Mientras, Google sigue creciendo a pesar de seguir obteniendo la inmensa mayoría de sus ingresos de una sola línea de negocio. Una compañía con catorce años de historia que desde que salió a bolsa el 19 de agosto de 2004 se ha revalorizado en un 660%, frente a otra de treinta y siete años que en los últimos ocho lo ha hecho un 27%.
Y en ambos casos, quedan eclipsadas por los mareantes 618.120 millones de dólares que vale Apple, la compañía tecnológica más valiosa del mundo, que según algunos podría llegar a ser, en abril de 2015, la primera compañía en llegar a una capitalización de un billón de dólares. Las eras geológicas son una magnitud inabarcable para la escala humana. Las eras tecnológicas no lo son. Los tiempos cambian.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.