06 octubre 2012

Las consecuencias de una red no neutral

La llegada de iOS 6 y la extensión de FaceTime para trabajar sobre redes móviles – con el correspondiente asterisco que especifica que dependerá de las políticas del operador) ha traído una prueba clara de lo que ocurre cuando la neutralidad de la red no es definida de manera precisa, clara y contundente: AT&T se ha negado a permitir el uso de FaceTime a no ser que contraten planes de datos específicos, sus Mobile share (paga por una cantidad de tráfico determinada que compartes entre todos tus dispositivos).

Rápidamente, varias organizaciones han preparado una denuncia al respecto: la restricción incumple las premisas de la neutralidad de la red, al condicionar el uso que los clientes pueden hacer de sus datos. La denuncia afirma que la decisión de AT&T de impedir el uso a aquellos clientes que no paguen determinada tarifa es una manera de impedir el uso de un producto que compite directamente con los servicios ofrecidos de la operadora, concretamente las llamadas de voz, y que es perjudicial para sus clientes, especialmente aquellos que dependen especialmente de aplicaciones de vídeo móviles como sordos, inmigrantes y otras personas con familiares en el extranjero.

La respuesta de AT&T, a través de su blog de public policy, pretende que no existe discriminación y que, en realidad, lo que ha hecho la compañía es mejorar la situación anterior, cuando FaceTime era una aplicación que únicamente podía utilizarse sobre redes WiFi. La operadora afirma que estudiará el impacto de la aplicación sobre el tráfico de sus redes y que podría incorporar el uso de FaceTime más adelante, pero claramente, la restricción actual impide a los usuarios utilizar un servicio técnicamente disponible. El hecho de que FaceTime pueda consumir rápidamente la cuota de datos de un usuario no implica que la operadora deba adoptar una posición paternalista: los clientes son mayorcitos como para tomar decisiones en ese sentido, y la operadora podría imponer cargos adicionales si la cantidad de datos contratada es excedida. En su lugar, la operadora decide que puede decidir qué bits circulan por su red y cuáles no van a poder hacerlo en función de la aplicación que los origina y, obviamente, de sus intereses particulares.

La discusión sobre la neutralidad de la red es aparentemente eterna, y este caso es una prueba de lo estricto que hay que ser en su definición y especificaciones. La definición de neutralidad de la red es clara y precisa:

Los ciudadanos tienen derecho a que el tráfico de datos recibido o generado no sea manipulado, modificado, bloqueado, desviado, priorizado o retrasado, en función del tipo de contenido, del protocolo, la aplicación utilizada, del origen o del destino de la comunicación, ni de cualquiera otra consideración ajena a su propia voluntad.

Ese tráfico se tratará como privado y por lo tanto, secreto y solamente podrá ser secuestrado, espiado, trazado, archivado, o analizado en su contenido ni trayectoria, bajo mandato y tutela judicial, no pudiendo en ningún caso, ser sometido a la censura previa, o al secuestro administrativo de los contenidos (al igual que ocurre con cualquier otra correspondencia o comunicación privada)

y AT&T, claramente, la ha incumplido, mostrando de paso las consecuencias de ello. Una aplicación restringida para proteger los ingresos de una operadora que debería limitare a transportar los datos que el usuario le pide, sin más. Una oportunidad perfecta para entender por qué es importante la neutralidad de la red.



(Enlace a la entrada original - Licencia)

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