En la literatura sociológica hay dos efectos muy definidos y relacionados, el llamado herd behavior o comportamiento gregario y el bandwagon effect o efecto de arrastre, que a menudo se utilizan para intentar explicar dinámicas de adopción tecnológica.
En ambos casos hablamos de una relajación del estudio individual de los posibles factores implicados en un proceso de adopción, en favor de una supuesta toma de decisiones colectiva, a menudo influenciada por otros factores. El individuo se siente más seguro adoptando lo mismo que su entorno, por factores que pueden ir desde la complejidad de la decisión hasta motivaciones aspiracionales de pertenencia a un grupo determinado. Fenómenos como la moda, por ejemplo, en los que la probabilidad de que los individuos la adopten se incrementa con la proporción de quienes ya lo han hecho, son un claro exponente de comportamientos gregarios y efectos de arrastre sabiamente generados por una industria a partir de complejos esquemas y modelos con cientos de años de antigüedad, pero que se benefician en tiempos más recientes de una mayor intensidad de datos que posibilita su estudio y evolución de una manera más detallada.
Por lo general, tenderíamos a pensar que ante una compra más racional y planificada, la relajación de ese análisis personal en favor de una toma de decisiones colectiva debería ser menor. Sin embargo, no siempre es así: ante un grado de complejidad estimado como más elevada, la confianza en el comportamiento colectivo, en el wisdom of the crowd, crece. En tecnología, encontramos muchas veces como decisiones individuales que suponen compromisos económicos relativamente elevados son tomadas en función de criterios estudiados de una manera muy superficial. Aparecen, además, diferencias culturales muy marcadas: en entornos sujetos a una diversidad menor, los comportamientos gregarios y los efectos de arrastre se manifiestan de una manera más clara: el coste inherente a “ser diferente” en un entorno menos diverso es percibido como mayor, y los procesos de adopción pueden tener lugar de manera más rápida.
Para algunos, la adopción masiva de internet, al reducir el coste del acceso a la información, da lugar a procesos de decisión más racionales, en los que el individuo puede analizar su compra con un mayor número de elementos en un entorno rico en información. Para otros, la red expone al individuo de una manera más directa a esos comportamientos gregarios, y da lugar a una manifestación mayor del efecto de arrastre. Otros anclan el tema a factores como el nivel cultural de las sociedades, su estratificación, o su nivel de diversidad. En tecnología, el estudio del tema resulta complejo, porque en la mayoría de los casos, el individuo tiende a negar esos efectos en función de comportamientos supuestamente más racionales, siguiendo un modelo contradictorio: el rebaño proporciona cierto nivel de seguridad, pero el individuo se siente más cómodo afirmando esa condición de individualidad.
¿Cuánto influye en vuestras decisiones de adopción tecnológica el “todo el mundo lo está haciendo”? Obviamente, no es lo mismo tenerlo en cuenta a la hora de abrirse una cuenta en un servicio nuevo, gratuito y al que se dedica un escaso tiempo de proceso, que cuando hablamos de adquirir un smartphone, un tablet o un ordenador. ¿Existen en España factores que favorezcan de alguna manera el comportamiento gregario o el efecto arrastre más o menos de lo que lo puedan hacer en otros entornos que podáis conocer?
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.