Alejandro D. Zajac, de la BBC, me llamó para hablar del uso de Mega desde España, de la anticipada vuelta de España a la absurda Lista 301, y de los sesgados informes con los que se pretende justificar toda esa farsa de la supuesta protección de la propiedad intelectual que en realidad responde únicamente a la protección de los intereses comerciales de algunos intermediarios. Lo publicó ayer bajo el título “España, el mayor cliente del nuevo sitio de Kim Dotcom“.
Los datos que maneja BBC sobre el uso de los servicios de Mega desde los diferentes países no parecen coincidir con los publicados por el propio Kim Dotcom, pero el patrón parece perfectamente claro y probado: cuanto más enconado se vuelve el enfrentamiento social y más pretendes perseguir las descargas, más crece el volumen de las mismas. Kim Dotcom ha demostrado ser un genio a la hora de proponer sistemas que se beneficien de ese absurdo clima disfuncional generado por industria y gobiernos, y ha probado además ser un muy mal enemigo.
En mis respuestas hablé del hecho de que ni el propio gobierno de los Estados Unidos se creyese las conclusiones de los patéticos informes sobre descargas, de la evidente arbitrariedad de esa Lista 301 que los lobbies manejan a su antojo (impresionante ver a quienes más fuerza hacen para que nuestro país vuelva a la lista 301 diciendo en el artículo que “sería lamentable y triste” y que “no desean que ocurra”, hay que tener mucho valor para eso) y de la que sacan o meten a los países únicamente en función de sus intereses, y de cómo el volumen y la actividad de las descargas es en realidad una función de la intensidad de las medidas restrictivas siguiendo un principio de acción y reacción, como ya han demostrado los casos de España, Francia, Suecia, o desde hace pocas semanas, en los Estados Unidos, donde la puesta en marcha del sistema de six strikes ha disparado, como no podía ser de otra manera, la demanda de proxies y VPNs.
Así son las cosas. Para hacer disminuir las descargas, si de verdad estuviesen interesados en ello, no vale Hadopi, ni Sinde, ni los six strikes, ni la amenaza de trescientos (o trescientos uno) informes de parte. Pero no, no nos engañemos: no se trata de proteger la cultura, ni a los creadores: se trata únicamente de preservar el negocio de los intermediarios que los explotan, de esos que tienen tanta llegada directa a los políticos para cambiar las leyes cuando lo estiman oportuno.
Solo funcionará una cosa: adaptar la oferta a la demanda. Olvidar clichés absurdos y ofrecer al cliente lo que quiere, en condiciones razonables, sin pretender sostener estructuras de intermediarios basadas en modelos de márgenes imposibles, sin boicotear las opciones que aparezcan, y acercando al creador a su público. Todo lo demás, el cambiar las leyes para favorecer irreflexivamente a la industria o el perseguir a los usuarios, supondrá estimular canales paralelos que será completamente imposible hacer desaparecer. Y la demostración de esto ya va durando muchos años como para que algunos se sigan negando a aprender…
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.