Un genial tweet de Mauro Fuentes, @Fotomaf, pone voz al sentimiento de muchos usuarios con respecto a Google tras la última Spring cleaning en la que decidió matar a un producto con una base de usuarios tan fiel y tan sólida como la que tenía Google Reader: “Google Keep calm and use Evernote“, usando el diseño de la famosa propaganda británica de la Segunda Guerra Mundial y enlazándola con el lanzamiento de un nuevo producto de Google llamado Keep que pretende ofrecer una herramienta de repositorio personal y competir con la hoy ubicua Evernote. Mi respuesta en ese mismo sentido fue sin duda bastante más grosera.
Este es el tipo de respuestas que deberían llevar a la compañía de Mountain View a hacerse consideraciones sobre su evolución: con Reader, Google invadió un terreno que contaba en su momento con líderes sólidos como Bloglines y otros, y lo conquistó completamente. Tras eso, anuncia su retirada mostrando un absoluto desdén por los usuarios y dejando el escenario competitivo hecho un erial, sin molestarse siquiera en plantear un posible reemplazo o en rediseñar la función. El torpe intento de Google de ofrecer un posible remedio, hecho a posteriori y con cara de “Uy, ¿he roto algo?” no sirve más que para comprobar con qué ligereza se toman las decisiones en esa compañía, y hasta qué punto les importa la experiencia de unos usuarios que, para ellos, no son más que pares de ojos que vender adecuadamente segmentados a los anunciantes. Unos anunciantes que, por cierto, deberían preocuparse por mirar qué está pasando en su patio trasero y plantearse si realmente Google es adecuada para confiarles su inversion publicitaria.
La alienación, o proceso de transformación de la conciencia, es un concepto complejo. En muchas ocasiones se produce vinculada con un evento determinado, perfectamente identificable, que da lugar a ese cambio en la consideración de algo o alguien. En los tiempos actuales, además, la alienación se acompaña, en muchos casos, de algún tipo de demostración pública en forma de actualización de la red social preferida por el usuario, lo que desencadena un proceso de alienación colectiva, de identificación con el lamento de muchos. Solo que, además, el lamento ya no se queda ahí, en un “vaya por dios”, sino que se convierte en otra cosa. En este caso, en una clarísima pérdida de confianza. En un “te la guardo” que adscribe de manera irracional pero evidente comportamientos humanos a una organización con procesos de decisión supuestamente complejos.
Muchos pretenden defender la decisión de Google de cerrar Reader como una decisión empresarial basada en el beneficio que la herramienta ofrecía, o con los costes de su desarrollo y mantenimiento: el análisis es extremadamente simplista. Primero, porque en ningún momento Google intentó siquiera poner en valor el servicio, aunque podría haberlo hecho mediante publicidad (sabe hacerlo, y de hecho ya había varias empresas aprovechando el hueco que Google dejaba ahí), mediante suscripción (tiene mecanismos desarrollados para ello) o usándolo como generador de atención hacia otros servicios (integrándolo en Google+, por ejemplo, servicio del que siempre se ha dicho que tiene un problema de stickiness). Segundo, porque juzgar un producto únicamente a la luz de su cuenta de resultados individual cuando pertenece a una cartera compleja es profundamente cortoplacista e ignora consideraciones de sostenibilidad derivadas precisamente del citado proceso de alienación del usuario. Y tercero, porque los usuarios no son todos iguales, no son números fríos, y en este caso no hablábamos de usuarios cualquiera, sino de los usuarios más avanzados, más intensivos y más relacionados con la generación de contenido que Google tiene. Lo que ha hecho Google es como servir un catering en mal estado en el intermedio de la gala de los Oscar, con todos los actores presentes: de semejante pifia se entera hasta el apuntador.
Ahora, ante un producto nuevo, la reacción ya no es “qué bien, es de Google, voy a probarlo”, sino “¿de Google? Paso, que seguro que lo cancelan en alguna de sus Spring cleaning“. En mi caso, ya he dejado de usar y recomendar Google Bookmarks, y me he vuelto a Delicious, un servicio decididamente mejor por sus capacidades sociales y del que nunca debí salir. Sigo mirando otros posibles productos de Google que pueda abandonar para evitar una concentración de mis riesgos en una empresa con el escaso criterio que ha mostrado Google (hay un pato por ahí que me mira muy bien últimamente) y me pensaré muchísimo adoptar o recomendar los servicios nuevos que pueda lanzar. ¿Google lanza Google Keep? They can keep it to themselves… que se lo guarden para ellos, que yo con mi Evernote estoy fenomenal.
Oficialmente, soy un usuario alienado. Y no sé por qué me da que no soy el único.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.