Interesante contrapunto al artículo que vinculé el otro día sobre las posibilidades de Google Glass llevadas a una hipotética fase de adopción masiva: qué ocurre cuando un número elevado de las personas que nos rodean llevan un dispositivo que lo graba todo de manera sencilla e inmediata.
“Google Glass: our lives are not reality TV“ es una especulación ya no tan futurista acerca de las implicaciones para la privacidad de un mundo en el que la adopción de dispositivos como Google Glass se convierte en masiva: ahora mismo, cuando te metes el dedo en la nariz en muchos sitios, sabes que seguramente haya una cámara que te está viendo, pero asumes que la filmación está en manos de prácticamente nadie, que solo será utilizada con un propósito muy determinado, y que en caso de encontrarte con tu imagen en la web, podrías deducir dónde fue tomada y ejercer la oportuna acción judicial. Con la popularización de Google Glass y dispositivos similares, esa cámara estará multiplicada por diez o por cien, tendrán presencia ubicua allí donde haya un par de ojos mirándote, y estarán en manos de cualquiera que pueda hacer con tu imagen lo que le dé la gana, subirla a donde quiera o publicarla de la manera que estime oportuna. Si eres mínimamente conocido, prepárate para un escrutinio constante, permanente, desde cientos de dispositivos preparados en todo momento. El Gran Hermano, en versión distribuida.
Vivir rodeados de cámaras preparadas para grabarnos en cualquier momento. Un Truman Show permanente. Si el smartphone nos puso a todos una cámara en el bolsillo, Glass va a hacer que, además, la llevemos preparada y funcionando. Pasaremos de simplemente “llevar una cámara”, a llevarla perfectamente lista para ser disparada. La popularización del smartphone, en efecto, ha llevado a que grabar a una persona sea relativamente sencillo: con la adecuada práctica, es completamente trivial sostener el móvil de manera que parezca que simplemente lo estás utilizando, mientras grabas lo que ocurre ante ti. Una de las primeras circunstancias que vivimos con la popularización de los móviles con cámara fue la prohibición de su uso en determinados entornos, desde vestuarios hasta empresas. A mí me han recriminado en un museo por mirar la pantalla de mi teléfono por pensar que lo estaba utilizando para tomar fotografías. Con Glass, todo esto será todavía más trivial: bastará con musitar las palabras “OK Glass: take picture” u “OK Glass: record video” así, con la mano delante de la boca y hablando como quien habla para el cuello de su camisa, y ya está. Momento capturado. Una frase más, y estará en un correo electrónico o en tu cuenta de YouTube.
¿Inquietante? Sin duda, diferente. ¿Provocará cambios en los usos y costumbres sociales? ¿Miraremos de otra manera a quienes nos observen con su dispositivo puesto? ¿Nos obligarán a sacarnos las gafas cuando estemos en un sitio en el que no se permita tomar fotografías? ¿Forzarán a Google a ubicar en algún lugar visible de las gafas un LED rojo que señalice el hecho de que estamos grabando? ¿Qué ocurrirá con las personas que ya utilicen gafas, y que llevarán el dispositivo directamente montado sobre las mismas? Ya ha habido quien ha destacado que una persona utilizando Google Glass ofrecerá un aspecto como mínimo “extraño” o “pintoresco” debido al continuo movimiento de uno de sus ojos sobre la realidad aumentada proyectada sobre la pantalla virtual invisible, haciendo parecer que esa persona padece algún tipo de tic o de estrabismo. Preguntas sencillas, pero sin duda relevantes cuando nos estamos planteando una futura adopción – aunque no sea masiva, al menos al principio – de un dispositivo como este. Muchos años después de la popularización del teléfono móvil, aún hay muchas personas que no saben utilizarlo con un mínimo de educación. ¿Cuánto tardará la adaptación de los usos y costumbres sociales en asumir un dispositivo como Google Glass, en caso de que lleguemos a ver su adopción masiva?
OK Glass?
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.