Marimar Jiménez, de Cinco Días, me llamó ayer para preguntarme sobre los rumores de adquisición de WhatsApp por parte de Google que había lanzado Digital Trends, a los que no di demasiado crédito y que, de hecho, ya han sido hoy desmentidos por la propia WhatsApp. No pudimos hablar porque llevo varios días con una laringitis aguda que me tiene metido en casa y cancelando mis clases, pero le envié mis impresiones por escrito, y hoy me cita en su artículo titulado “Google también quiere ser el rey de la mensajería instantánea” (ver en pdf).
A continuación, mis respuestas a las tres preguntas que me planteó Marimar:
P. ¿Tiene sentido una operación de adquisición de WhatsApp por parte de Google?
R. En mi opinión, no demasiado. Ante una adquisición de este tipo, cabría plantearse qué es exactamente lo que Google estaría adquiriendo: por tamaño de red, no parece muy razonable, porque hablamos de Google, que no solo tiene una amplísima red de usuarios en productos similares, sino que además domina la plataforma. Por tecnología, estaríamos hablando de adquirir a una empresa que claramente ha priorizado el crecimiento frente a la sostenibilidad, aquejada por problemas de seguridad rayanos en lo directamente irresponsable y con muchas cuestiones por resolver en cuanto a la escalabilidad de sus sistemas. La tercera opción, la incorporación de talento, no justificaría en modo alguno una operación de esta magnitud. En cualquier caso, Google ya ha demostrado recientemente tanto su capacidad para sorprendernos, como la que tiene para tomar decisiones aparentemente absurdas.
P. ¿Más movimientos u operaciones similares?
R. Las plataformas de mensajería instantánea operan en un entorno de gran desarrollo, pero aún muy poco consolidado competitivamente. Apostar porque quien desarrolló la categoría va a seguir siendo líder en ella a medio plazo me parece una hipótesis cuando menos arriesgada. Sin duda, la función de mensajería instantánea va a seguir teniendo un protagonismo creciente en los próximos tiempos, pero tengo dudas sobre si los actores seguirán siendo los mismos.
P. ¿Están este tipo de servicios haciendo daño a las redes sociales como Facebook, Google+, etc.?
R. Existe una batalla importante por la perdurabilidad de la comunicación. En un extremo tenemos las redes sociales, que representan la comunicación que permanece, que se consolida en un archivo, en una línea temporal, a la que podemos volver en cualquier momento, que pasa a formar parte de nuestra historia personal o colectiva, y que está sometida a problemas relacionados con la privacidad y con el escrutinio permanente por parte de terceros. En el otro está la mensajería instantánea, que no se percibe como permanente, sino como efímera. Los chats tienden a no guardarse, y si se guardan, no es pensando en que formen parte de un repositorio ordenado, no es normal volver a ellos, y no son compartidos más que con la persona con la que se mantuvieron. Todo indica que los usuarios más jóvenes se sienten cada vez más atraídos por ese modelo de comunicación “sin ataduras”, y están desplazando una gran parte del uso de redes sociales hacia modelos de este tipo. Por otro lado, resulta paradójico, porque las redes sociales ya incorporan prestaciones de mensajería instantánea y son razonablemente multiplataforma, de manera que resulta difícil competir con algo que hace lo mismo que tú, pero al margen de tu sistema. La idea de Facebook Home pretende, en parte, dotar de protagonismo al chat de la red social al situarlo en la propia pantalla de inicio, lo que podría llevar a un desplazamiento de las apps de mensajería instantánea en beneficio de su chat, pero por el momento parece difícil imaginar una adopción masiva de Facebook Home.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.