Mi columna de esta semana en Expansión se titula “La atracción de la intrascendencia” (pdf) , y habla de uno de los factores que, desde mi punto de vista, se están convirtiendo en cruciales en eso que se denomina “media choice behavior”, la forma en que escogemos el medio de comunicación que utilizamos en cada momento. Estamos viviendo una dinámica de cambio: un porcentaje creciente de la población, particularmente en segmentos más jóvenes, manifiesta un cierto hartazgo de las redes sociales convencionales, y una preferencia cada vez más marcada hacia medios en los que la información no trasciende, no pasa a formar parte de un repositorio más o menos público.
Mientras una acción comunicativa compartida en Facebook, en Twitter o en Google+ pasa automáticamente a ser compartida con un rango variable de personas y debe ser gestionada en virtud de determinados criterios, la comunicación que mantenemos a través de medios como la mensajería instantánea o aplicaciones afines queda restringida a un entorno relativamente privado entre aquellos que se comunican. Esa ausencia de trascendencia (los temas tratados pueden ser importantes o no serlo, pero no trascienden más allá del entorno inmediato implicado en esa comunicación) da lugar a una preferencia no exclusiva, se sigue viendo las redes sociales como lugar en el que construir otro tipo de elementos como el repositorio/memoria o la imagen pública, pero una parte significativa de la comunicación en el día a día se desplaza a ese tipo de aplicaciones. El fortísimo auge de la mensajería instantánea, o las más de ciento cincuenta millones de fotografías compartidas al día en Snapchat son reflejo evidente de una tendencia que vamos a ver consolidándose cada vez más, redefiniendo las fronteras del ámbito de lo público/social frente a lo privado.
A continuación, el texto completo de la columna:
La atracción de la intrascendencia
La comunicación entre las personas es algo que durante la inmensa mayoría de la historia de la humanidad ha sufrido pocos cambios, y habitualmente vinculados con el desarrollo tecnológico.
El desarrollo del lenguaje, de la escritura o del teléfono, por ejemplo, fueron tecnologías cuya adopción a nivel global supuso cambios radicales en la comunicación. La imprenta, la radio o la televisión dieron lugar a una era de comunicación unidireccional, mientras que la aparición y popularización de internet generó una bajada de barreras de entrada a la comunicación que le devolvió el carácter bidireccional.
Con internet llegó otro factor interesante: la trascendencia. En la red, todo queda recogido en algún fichero. Llevarnos a la web y las redes sociales una parte significativa de nuestra comunicación significó convertir los elementos de esa comunicación en algo trascendente: dicha comunicación pasaba a trascender el tiempo y el espacio en que tenían lugar. El hecho de tener un reflejo en la red hacía que pudiesen aparecer en un motor de búsqueda, ser archivadas, recuperadas posteriormente, consultadas. Con Facebook, Google+ o Twitter tenemos la sensación de estar construyendo nuestra línea temporal, de estar dejando por escrito lo que pensamos, las conversaciones que mantenemos, dotando de trascendencia a cosas que antes nunca la habían tenido.
Pero toda acción genera su reacción. Desde hace poco tiempo, vivimos el auge de la mensajería instantánea: una comunicación que no se guarda en público, solo en nuestro archivo personal y en el del receptor. Muchísimos usuarios, fundamentalmente jóvenes, parecen preferir sistemas de este tipo a las redes sociales convencionales: WhatsApp y otras aplicaciones similares experimentan crecimientos meteóricos. Snapchat, que envía mensajes y fotos que se autodestruyen en diez segundos, envía 150 millones de fotos al día, y se ha triplicado en los últimos cuatro meses.
No toda comunicación pretende trascender en el tiempo. La próxima época en comunicación va a estar marcada por la intrascendencia.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.