Un artículo del Financial Times de hace unos días, “Rival forecast to catch YouTube“, ha despertado gran cantidad de atención y comentarios: en él, se comparaban los resultados económicos de YouTube con los de ese “rival” o “YouTube killer” propuesto por los medios de toda la vida, Hulu, y se concluía que el segundo alcanzaría al primero en términos de rentabilidad en un plazo de alrededor de un año. En AllThingsD, Peter Kafka iba un paso más allá, y afirmaba tras consultar con la compañía que, en realidad, Hulu ya había alcanzado y superado a YouTube, comparando unos resultados netos de entre $10.5 y $12.6 millones frente al cero que situaba en el casillero de YouTube.
Lo que verdaderamente me llama la atención en el análisis tanto de FT como de AllThingsD es la ausencia de menciones a la evolución, al plazo de los negocios en la red. Los números que se comparan son, en términos de facturación total y teniendo en cuenta únicamente los Estados Unidos, $70 millones de Hulu frente a $114 millones de YouTube, y llama la atención la rentabilidad del primero frente a la ausencia de rentabilidad del segundo. Pero analicemos: ¿qué es realmente Hulu? Se trata, como comentábamos, de la respuesta de las grandes cadenas y productoras televisivas a YouTube: un sitio en el que poder ver en streaming programas y series de NBC, News Corp., Universal, y otros canales que licencian sus contenidos. El llamado UGC, o User Generated Content, está completamente ausente. En Hulu se pueden encontrar series de éxito como Prison Break, 24, Heroes, Bones, House, King of the Hill, My Name is Earl, The Office, Prison Break, o The Simpsons, además de muchas series y películas clásicas. Todo ello, por supuesto, sin posibilidad - teórica - de descarga, y sometido a una profusión de anuncios: pre-rolls de cinco segundos, mid-rolls de treinta, banners y overlays. La misma experiencia que puedes tener en la televisión, pero a través de Internet. O peor experiencia de la que puedes tener en televisión si utilizas un TiVO o similar, dado que en ese caso te puedes saltar los anuncios, cosa que en Hulu no puedes hacer. Los contenidos de Hulu están sujetos a una férrea política territorial: la mayor parte de ellos únicamente están disponibles desde una IP estadounidense, salvo que decidas entrar “irregularmente” a través de uno de los muchos servicios de proxy disponibles. O, puestos a andar haciendo equilibrios, que te bajes los contenidos de tu red de BitTorrent favorita y los veas cuando te dé la gana y sin ningún tipo de anuncios salvo los overlays.
Frente a la propuesta de Hulu, YouTube supone algo completamente distinto: millones de horas de vídeo de todo tipo: desde lo que algunas televisiones licencian mediante acuerdos de compartición de ingresos, hasta la inmensidad de contenidos generados por los usuarios, por empresas o por amateurs de todos los colores. ¿Calidades? Todas: desde lo muy malo, hasta lo malo y lo malísimo, pasando por algunas cosas buenas, auténticas perlas en el medio de mucha basura, ademas de millones de cosas conocidas. YouTube descubre que contenidos de calidad pésima pueden ser fenómenos virales que generen grandes corrientes de atención, millones de pares de ojos pendientes de una pantalla. En YouTube puedes encontrar todos los recuerdos de tu más tierna infancia, desde clips de Mazinger Z hasta a Marco buscando a su mamá o más de veinte versiones de Camilo Sesto interpretando Fresa Salvaje. YouTube recibe cada día alrededor de doscientos mil nuevos vídeos, y genera pautas de consumo que van desde lo individual a lo social. Mientras Hulu es la limitada prolongación de lo conocido de toda la vida, YouTube ha provocado una explosión de contenidos sin par en la historia y un auténtico fenómeno sociológico: antes de YouTube, los particulares no podían prácticamente manejar vídeo en la red. Después de YouTube, casi cualquier persona con habilidad, ganas y una cámara se puede montar su propio canal de televisión.
En términos de ingresos, Hulu explota lo que ha hecho toda la vida. Sus vendedores son los mismos que los de las cadenas, sus anunciantes también. Responden a los mismos esquemas. YouTube, por su parte, está aún experimentando con su modelo de publicidad. Acaba de empezar a ofrecer propuestas atractivas para el anunciante tradicional de televisión, como anuncios en vídeo que son intercalados como resultados esponsorizados en las páginas de resultados que el usuario recibe, siguiendo la idea de proporcionar un tipo de publicidad que no “ataca” al usuario, sino en la que éste tiene que hacer clic (todos odiamos la publicidad, pero queremos ver anuncios buenos cuando nos son ofrecidos). Además, permite que, siguiendo el modelo de Adwords, se anuncien empresas que habitualmente no recurrían a la publicidad en formatos de vídeo, por considerarla fuera de su alcance: aquí, solo pagas por resultados.
Por último, pero no menos importante, cabe pensar qué ocurrirá en el futuro: Hulu solo está disponible en algunos territorios… ¿Por qué? Lógicamente, porque si abre su oferta a otros, destruye las potenciales ventanas de explotación geográfica de sus contenidos: ¿qué cadena va a comprar los episodios del Dr. House si éstos llevan meses estando disponibles en la red? Resultado neto, por tanto: canibalización de ingresos. YouTube, en cambio, puede hacer de su capa un sayo: puede ofrecer al propietario de los contenidos la posibilidad de mostrarlos a todo el mundo o de restringirlos geográficamente, puesto que las ventas de explotación que canibaliza no son suyas, sino ingresos de nueva creación para Google. Es una televisión a escala planetaria, completamente on-demand y, sobre todo, con infinitos canales. En Hulu está todo visto, todo descubierto, es más de lo mismo. En YouTube, casi todo está todavía por descubrir. ¿Sorprende pensar que, dado el concepto y la dimensión de YouTube, su período de maduración en la red a la hora de obtener ingresos sólidos sea más largo que el de Hulu, que se limita a aplicar los esquemas de toda la vida? Dentro de pocos años, ya veremos donde está cada uno.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
0 comentarios:
Publicar un comentario
ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.
Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.