11 noviembre 2008

Internet, publicidad y la persistencia de lo antiguo

Ayer veía en El Mundo las previsiones del Estudio de Inversión en Medios Interactivos de PriceWaterhouse Coopers, en el que se apunta a un crecimiento de la publicidad en Internet en 2009 hasta consolidarse en torno a un 10% sobre el total de la inversión, como tercer medio únicamente por detrás de periódicos y televisión.

Hoy me desayuno en el WSJ con Facebook tries to woo marketers”, la propuesta de Mark Zuckerberg que sucede a aquel Beacon de infausto recuerdo, y que progresa en el aspecto social de la publicidad: incrementar el engagement, la implicación del usuario, haciendo que en muchos casos los mensajes de la publicidad lleguen rodeados de un contexto proporcionado por tu red social.

En el ejemplo mencionado en el artículo orginal, si un usuario ve un anuncio de un episodio de una serie de TV, y confirma su participación o inserta un comentario, Facebook compartirá su acción con otros miembros de su red social: de nuevo, una incursión por la delgada linea de lo aceptable e inaceptable en términos de privacidad y de lo que quiero y no quiero compartir con otros que, sin duda, volverá a dar lugar a situaciones incómodas de todo tipo.

¿Es que realmente no se puede hacer más en la publicidad en Internet? Quince años después del primer banner ad, y tras pasar por la escalada armamentística de los formatos intrusivos, seguimos haciendo básicamente lo mismo que al principio, y desesperantemente parecido a como se hace fuera de Internet: en un porcentaje muy elevado de campañas, la única diferencia entre la vieja publicidad vendida por módulos e insertada en un periódico hecho con árboles muertos y la nueva publicidad en un banner en la red es que el segundo se mueve seguramente más de lo que el usuario quisiera, y que se puede clicar. Pero poco más. De todas las posibles ventajas que el ¿nuevo? medio podría ofrecernos, no aprovechamos prácticamente ninguna, o lo hacemos de manera muy limitada. Y peor… si lo hacemos, la perspectiva nos da miedo, y nos interna en horizontes de pérdida de privacidad y falta de ética. ¿Realmente aportan algo todos esos anuncios de rotación general con “es usted el visitante número un millón” o “chasque aquí cuando el tiempo va hacia fuera” más allá de ser la versión tolerada del mismo spam que abominamos en nuestras bandejas de entrada? ¿Realmente quieres ver tu marca en sitios que utilizan semejante basura? ¿Y ese AdSense que en el culmen de su sofisticación llega a hacer coincidir un par de palabras sueltas sin contexto, o que nos llena de dudas sobre su doble moral? ¿Es eso lo mejor que sabemos hacer con un medio con las posibilidades que ofrece Internet? ¿No se puede dar más valor a navegante, anunciante y soporte que lo que se da hoy en día?

Si la publicidad en Internet crece como crece, y escala hasta convertirse en el tercer medio de comunicación - teniendo en cuenta que en los otros dos no hay realmente nada nuevo bajo el sol desde hace casi cincuenta años - ¿qué no podrá hacer si nos planteamos empezar a aprovechar de verdad las características del medio? ¿Cuánto camino queda por recorrer? ¿Tiene ese camino un paisaje tan mediocre como el de la parte que llevamos recorrida?

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.