28 octubre 2010

Flash sigue perdiendo brillo

Hace tan solo diez meses, Adobe afirmaba que la falta de soporte de Flash por parte de Apple era un “broken link”, un enlace roto que acabaría determinando el fracaso de la plataforma. En aquel momento resultó una afirmación desafiante: el artículo estaba escrito el mismo día de la presentación del iPad, Flash era un plugin absolutamente dominante con un parque instalado que alcanzaba a un 95% de usuarios, y había quien tenía dudas acerca de la viabilidad del concepto tablet reinterpretado por la compañía de la manzana. En aquel momento, sin cifras de venta ni información todavía del nuevo dispositivo, había hasta quien podía imaginar un escenario de clientes rechazando el iPad por su falta de soporte de contenidos en Flash.

El paso del tiempo ha ido demostrando que ese escenario anticipado por Adobe no era más que las expresión de lo que a ellos les gustaría que hubiese pasado, pero decididamente, no la realidad. Seis meses después del lanzamiento del iPad, ya con la cifra de tres millones de iPads vendidos en los tres primeros meses, la Unión Europea se replanteó el concepto de “posición dominante” frente al de “posición significativa” a la hora de aplicar medidas anticompetitivas: estaba claro quién iba ganando la batalla por goleada, y qué tipo de consecuencias podía tener.

Ahora, diez meses después y con más de siete millones y medio de iPads ya en el mercado (las ventas de iPads en el último trimestre superan a las de todos los Mac juntos), el escenario no puede ser más evidente: un estudio de treinta y tres mil sitios de contenidos de vídeo demuestra que el porcentaje de vídeos disponibles en formato HTML5 ha pasado del 10% en enero de este año, a un 26% en mayo, y al 54% en octubre, llevando al agudo Marshall Kirkpatrick en ReadWriteWeb a titular con un claro No Flash? No worries – si no tienes Flash, no pasa nada. El estudio no incluye sitios de contenidos pornográficos, pero todo parece indicar que este tipo de sitios han ido de hecho por delante en su adaptación, y que en caso de haber sido incluidos, el porcentaje de HTML5 habría sido incluso superior.

Efectivamente, Adobe se equivocó. Ha bastado el lanzamiento de un dispositivo por un fabricante y las críticas de una persona para convertir una plataforma como Flash en algo que cada vez menos usuarios echan de menos – algunos ya llevábamos años “echándolo de más” – y en una apuesta claramente perdedora de cara al futuro de la web. Las tímidas apuestas de Google por dar soporte a Flash no parecen haber influido demasiado en la cuestión: ¿cuánto tiempo van a seguir los proveedores de contenidos ofreciendo Flash, cuando tienen un estándar – no exento de polémica, por supuesto, pero con visos de solución – que permite su visualización de manera más ubicua?

A día de hoy, a finales de 2010, el Flash de Adobe tiene mucha peor salud que la que tenía a principios de año. Algunos, que vemos el Flash desde hace mucho tiempo como algo del pasado y que solo servía para poner en la web contenidos que nunca debieron estar en ella, nos alegramos de que así sea: el Flashblock es pieza esencial en todos mis navegadores. Y debe llevarnos a pensar sobre la importancia de las cuotas de mercado aparentemente consolidadas, frente a la idoneidad de las mismas y su adaptación al progreso tecnológico. Mantener Flash como estándar de facto y soportarlo en todos los dispositivos era un problema, una herencia del pasado, una rémora para el desarrollo futuro. En vídeo, ya es un problema menor. El futuro deja a Flash en la cuneta.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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