04 octubre 2010

?The Social Network?: historia novelada de anteayer

Acabo de salir de ver “The Social Network“, y la verdad es que como película, vale la pena. Está muy bien hecha, se hace corta, es intensa, tiene ritmo y una buena banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross. Si además tienes algo que ver o te interesa el mundo de la red hoy en día, es sin duda una película que debes ver: pocas veces vemos una crónica novelada de unos hechos contada en forma de acontecimiento histórico que pase a la gran pantalla en forma de superproducción en un lapso de tan solo seis años o menos desde que esos hechos tuvieron lugar. Si además hubiesen seleccionado para hacer el guión o para rodar la película a personas que realmente entendiesen la esencia de Internet y su funcionamiento, se evitasen ciertos clichés y se eliminase la dosis tonta de moralina pro-derechos de autor, la película estaría todavía mejor. Pero no se puede pedir todo.

La película, que está siendo un éxito en los Estados Unidos, cuenta la historia de Mark Zuckerberg y de la creación de Facebook de manera un tanto novelada y construye con esos ingredientes una trama bien llevada y entretenida, pero falla a la hora de explicar qué es lo que realmente hay detrás de la misma: en lugar de usar la historia como una demostración del valor de la red, de lo que la red significa para los emprendedores o de la grandeza de poder construir cosas de la noche a la mañana mediante la transformación de ideas en código, la película se dedica a recrear las escasas habilidades sociales del protagonista, el ambiente de “sexo, drogas y rock’n roll” que rodea a la trama, mientras cuenta una historia de presunta apropiación indebida de propiedad intelectual que resuelve con los hechos consumados. La demonización y trivialización del personaje de Sean Parker es ya la guinda, el gramo de “venganza” que Hollywood para ser Hollywood tenía que dejar caer sobre uno de los creadores de Napster.

No contaré mucho más, fundamentalmente por evitar spoilers antes de que la película se estrene y porque no soy crítico de cine. Si estás leyendo esta página, procura ir a ver la película. Es una buena película, y sobre todo, vale la pena ver cómo la narración novelada de cómo se creó una herramienta que quinientos cincuenta millones de personas utilizan todos los días se divulga entre el gran público y se convierte en un pedazo de la historia contemporánea. Pero disfrutarás más de la película si antes la contextualizas un poco, y si echas un vistazo a la historia de Sean Parker o a la de los litigios de Facebook. Y quédate con una frase de la película que no sé cómo sobrevivirá la traducción:

Does a guy who make a very good chair owe money to anyone who’s ever made a chair?”

Por lo que se cuenta hasta el momento en función de las reacciones de los que la han visto, la película no está provocando un sentimiento negativo hacia Mark Zuckerberg o Facebook, y sin duda contribuirá a la popularidad de la red social. Pero lo importante de la historia no son las especulaciones noveladas sobre la habilidad social de Mark Zuckerberg, la calidad moral de Sean Parker o las juergas que se corrieron en sus años mozos. Lo importante es cómo alguien que sabe convertir ideas en código y entiende las necesidades de  sus usuarios puede, gracias a Internet, crear algo como Facebook, hacerlo crecer y ganar legítimamente gracias a ello un buen montón de dinero. Entender ese “componente especial”, ese “ingrediente secreto” de Internet que está ahí desde su creación seguramente nos pueda ayudar a impedir que algunos lo pongan en peligro.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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