26 octubre 2010

Lo mío es mío, y lo vuestro también

Las declaraciones a El País de Rafael Sánchez, portavoz de las entidades de gestión de derechos de autor, en las que rechaza de plano la devolución de las cantidades injustamente apropiadas en virtud de ese pseudoimpuesto ilegal habitualmente conocido como canon me han dejado profundamente impresionado, con esa sensación de vergüenza ajena como ciudadano que presencia algo vergonzante e inmoral y no puede hacer nada para evitarlo.

Me impresiona la ligereza con la que afirma, como si él hiciese las leyes que le interesan y fuese completamente inmune a las que no le interesan, que las cantidades erróneamente cobradas no se van a devolver. Vamos a ver: cuando se creó el canon, al dictado de las entidades de gestión que este caballero representa, ya se estableció que, en virtud del artículo 25.7 de la LPI en su apartado d), el Gobierno podría establecer exenciones al pago de la compensación por copia privada. Esas exenciones, a pesar de esta jurídicamente fundadas, nunca llegaron a ponerse en práctica, una decisión a todas luces interesada y torticera. Esto muestra una evidencia: que se sabía desde un primer momento que cobrar un canon por copia privada a instituciones públicas, empresas y profesionales que utilizan los soportes en el desarrollo de su labor y no para realizar una copia privada a la que no tienen derecho era un absurdo legal completamente insostenible.

Durante el tiempo que ha durado la aplicación ilegal de este canon que siempre se ha repetido que NO es un impuesto (y por tanto, la mención a la supuesta no retroactividad de la normativa fiscal que hace el Sr. Sánchez simplemente no ha lugar), mi empresa ha adquirido múltiples ordenadores, CDs, DVDs, memorias USB, teléfonos móviles, impresoras y otros múltiples artículos sujetos a dicho gravamen. Dado que ahora se ha demostrado que, como se sostuvo desde un principio, este canon es ilegal, la cuestión es muy sencilla: exijo la devolución de lo cobrado injustamente. Ni retroactividad, ni nada: era ilegal, estuvo mal cobrado, y ahora me lo tienes que devolver, de la misma manera que se subsana un error en una declaración de impuestos. De lo contrario, me estarás robando.

Cuando ahora viene el tribunal europeo a decir que, efectivamente, era insostenible, lo último, y repito, lo último que puedes decir es que “Santa Rita, Rita, lo que se da, no se quita”. Eso puede calificarse de muchas cosas, pero desde luego, no de algo serio, digno o presentable. Si sabías desde un primer momento que los millones de euros que te estabas embolsando provenían de una irregularidad, ten en cuenta que cuando esa irregularidad se subsane – porque generalmente en un estado de derecho las irregularidades, aunque os pese, se subsanan – deberás devolver lo que cobraste injustamente. Porque pretender quedarte con algo que obtuviste a través de un mecanismo ilegal es algo muy feo, para lo que se usa un verbo muy concreto. Algo que, créeme, no querrías que tus hijos pensasen que eres.

Esto está, decididamente, llegando demasiado lejos. Ver cómo las entidades de gestión se llevan el dinero de nuestros bolsillos de manera injusta y arbitraria ya es algo que, de por sí, irrita. Constatar que además lo hacían ilegalmente, más aún. Que se nieguen a devolver lo cobrado, ya es de juzgado de guardia. Y si mientras ves cómo la Ministra de Empresas Culturales se dedica a buscar alternativas para que los suyos se lo sigan llevando crudo, mientras éstos se dedican a insultar habitual y reiteradamente al ciudadano y planean su dorada jubilación y viven como reyes al abrigo de un sistema de reparto poco transparente y que deja fuera a un porcentaje mayoritario de los artistas a los que debía retribuir, ya hablamos de un sentimiento colectivo muy próximo al de la alarma social.

¿Qué tenemos que hacer para que el gobierno de un país supuestamente democrático defienda los derechos de sus ciudadanos y votantes, en lugar de únicamente los intereses económicos de las entidades de gestión de derechos de autor? ¿Cuánta corrupción puede llegar a haber detrás de todo esto como para que llegue a insultar de semejante manera al sentido común?

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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