Mi columna en Expansión de esta semana se titula “Sembrar vientos“, y habla del mismo tema que comentamos ayer: los ataques de denegación de servicio a las páginas de la SGAE y del Ministerio de Cultura, su naturaleza, su legitimidad como método de protesta, su aceptación social, y la responsabilidad de quienes no dejan a la ciudadanía ningún otro método de defender sus derechos más allá de expresarlos en la red.
A continuación, el texto de la columna:
(Enlace a la entrada original - Licencia)Sembrar vientos
El pasado miércoles, un ataque distribuido de denegación de servicio (DDoS) tumbó las páginas de la SGAE y del Ministerio de Cultura durante horas. Los ataques son parte de una campaña que está llevando a muchos miles de usuarios de Internet a lanzar oleadas de visitas a estas páginas, que caen bajo la presión. Nada que ver con un comportamiento delictivo. No hay zombies, lucro o chantaje alguno: solo ciudadanos indignados que devuelven legítimamente una agresión. Ni niñatos desocupados, ni cibervándalos, ni actos antidemocráticos: una forma lógica de protesta. La red, reaccionando contra quienes la atacan.
Antes, salíamos a la calle y cortábamos carreteras. Ahora, tiramos páginas web: una operación quirúrgica, dirigida, sin daños colaterales. Es la manifestación de nuestros tiempos. Completamente imparable. En la red, el código es la ley, y por mucho que se pretenda ilegalizar que miles de ciudadanos entren a la vez en una página web, de nada sirve. Es tan legítimo como cientos de personas cruzando despacito un semáforo en Castellana y provocando un colapso de tráfico. Y más pacífico que inutilizar cerraduras con silicona, hostigar a quienes intentan ir a trabajar o quemar neumáticos en la entrada de un mercado. Personalmente no apoyo, impulso, promuevo ni recomiendo este tipo de acciones. Pero detrás de ellas están miles de ciudadanos, está la fuerza de la red. Y no son ilegítimas ni deben provocar rechazo: son fruto de unas circunstancias provocadas por quienes ahora están caídos.
La SGAE y otras asociaciones han insultado reiteradamente a los internautas, han hecho lobby para cambiar leyes y criminalizarlos, para favorecer injustamente sus caducos negocios, para enriquecerse con un injusto canon. El Ministerio de Cultura ha sido un títere de estos lobbies, impulsando leyes injustas y perjudiciales para la red y los ciudadanos. En la sociedad red, actuar contra los ciudadanos se paga con la exclusión. En la red, quien siembra vientos, recoge tempestades.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.