Un nuevo informe de Pew Internet nos revela claramente la evidente tendencia a la generalización en el uso de las redes sociales: un 65% de los adultos norteamericanos las utiliza, con un crecimiento sostenido en su popularidad constante desde el año 2005.
¿Cómo deben plantearse las empresas un escenario en el que las redes sociales se convierten en un medio generalista, de uso consolidado, cuyos demográficos cubren de manera creciente todos los segmentos, y en los que nuestras acciones comerciales pueden plantearse de manera bidireccional y enormemente selectiva? En España, Facebook tiene catorce millones y medio de usuarios habituales, repartidos igualitariamente entre hombres y mujeres, y con predominio de la franja de edad entre catorce y cuarenta y cuatro.
Las redes sociales son, tras los motores de búsqueda, la principal fuente de tráfico hacia cada vez más páginas web: si no estás viendo ese dato en tus estadísticas, es que hay algo que no estás haciendo bien en tu estrategia. Páginas web que, necesariamente, tienen que ir incorporando esa dimensión social en su planteamiento. Y no, no es solo Facebook: una red como Twitter, que muchas empresas ninguneaban, demuestra tras el cambio en su manejo de los dominios, que puede tener un valor espectacular como generador de tráfico. O una Google+ que, terminando el parón vacacional, aún no ha desvelado cuál será su planteamiento para sus business profiles… cada vez más, el valor de una empresa se refleja en sus relaciones y en los datos que es capaz de extraer de las mismas.
El problema de algunas empresas con respecto a las redes sociales es que siguen tratándolas erróneamente como una irregularidad, como algo de minorías, restringido a público joven, como un fenómeno que puede pasar de moda o desaparecer mañana. De ahí que no se planteen seriamente un cambio en sus estrategias de comunicación o de marketing más allá de hacer un par de pruebas o de poder decir eso de “estamos en las redes sociales”, pero sin ninguna importancia más allá de lo meramente testimonial, de la anécdota. Pues bien, la anécdota hace ya mucho tiempo que no lo es. Ya no se trata de salir en los medios con una acción muy original o muy divertida, sino de mantener una estrategia coherente, de adaptar la compañía. Una estadística como la de Pew debería abrir los ojos a mucha gente. Nuevos tiempos, nuevos soportes para la comunicación, y necesariamente, nuevos estilos comunicativos.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.