Israel, otro país que desarrolla su movimiento de protesta social, con importantes similitudes con el caso español en métodos y peticiones: coordinación vía redes sociales, tiendas de campaña en la calle, y actitudes completamente pacíficas.
El llamado Movimiento j14 cumple hoy cuatro semanas de movilizaciones a nivel nacional por el precio de la vivienda y de los suministros básicos, por la justicia social y la gestión de una crisis cuyo peso está siendo soportado por la clase media. Cuatro semanas sin disturbios, sin problemas de seguridad, sin amenazas de corte de servicios de comunicaciones o redes sociales, y con una total unión de los muy diversos colectivos representativos de la sociedad israelí: judíos y árabes, sefardíes y askenazíes, en torno a un lema, “el pueblo exige justicia social”. Lo más “grave” hasta el momento han sido algunas escasas detenciones por protagonizar cortes de tráfico, cuyos protagonistas fueron puestos en libertad sin cargos el mismo día. El movimiento cuenta con el apoyo de figuras públicamente conocidas como músicos o periodistas, ha congregado varios cientos de miles de personas en todo el país en algunos de sus actos, y es tema de conversación constante en la vida cotidiana y en los medios de comunicación.
A diferencia de España, en Israel hay prácticamente pleno empleo: las protestas se refieren fundamentalmente a la incapacidad de los sueldos de la clase media para hacer frente a los costes de alimentación, vivienda, sanidad, educación y otros gastos familiares básicos. El movimiento se inició con protestas por el precio de los alimentos, pero escaló rápidamente cuando empezaron a aparecer las primeras tiendas de campaña en protesta por el elevado coste de los alquileres y las viviendas, y evolucionó hacia una petición de justicia social, de cambios en el sistema coordinada a través de páginas y eventos en Facebook. Twitter es una de las mejores maneras de seguir el movimiento, mediante el hashtag #j14, que mantiene una elevada actividad.Tras cuatro semanas de protestas y concentraciones, el movimiento no parece mostrar síntomas de fatiga, y la policía mantiene una actitud modélica que trata de evitar enfrentamientos, ante una actitud completamente pacífica de los manifestantes.
Si quieres seguir pensando que el 15m en España es cosa de “unos cuantos perroflautas”, como algunos medios y algunos análisis superficiales pretenden, tú mismo. Muchos no son capaces de ver la magnitud de un cambio ni cuando lo tienen encima, o prefieren darse a sí mismos explicaciones que les permitan mantener una falsa sensación de seguridad anclada en aquello que conocen. Pero esto es un movimiento cada vez más global, con múltiples características comunes y una metodología similar. Es un movimiento de catarsis social: ni más ni menos que el reflejo de la primavera árabe, trasladado a países con democracias maduras y asentadas. Lo que pasa cuando la tecnología permite interconectar de verdad a una parte muy significativa de la sociedad civil. Algo que vamos a tener que analizar durante mucho tiempo – y sin duda, más adelante en los libros de Historia.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.