Nielsen ha publicado sus estadísticas del cuatro trimestre de 2011 del mercado de telefonía norteamericano, y ofrecen algunas conclusiones como mínimo curiosas.
En primer lugar, la generalización cada vez mayor de los smartphones (un 46% del mercado total y un 60% sobre los nuevos compradores de terminales), que debería llevar a muchos a rediseñar sus estrategias en la web si es que todavía no han tenido en cuenta un ecosistema condicionado por ese dato.
Y en segundo lugar, la influencia en el mercado del lanzamiento de un solo terminal, el iPhone 4S, el pasado 4 de octubre. En la gráfica vemos la elección de sistema operativo entre las personas que adquirieron un nuevo terminal en el último trimestre del año: no son cuotas de mercado estáticas, que reflejan una imagen completamente diferente (46.3% Android frente a 30% iOS y 14.9 de RIM), sino el efecto neto de haber lanzado un solo terminal. O no exactamente, sino más bien, “el efecto neto de que Apple lance un terminal”, un reflejo de las supuestas ventajas que ofrece concentrar todos tus recursos en un solo producto.
La marcha del iPhone 4S ha sido, indudablemente, espectacular: doscientas mil reservas en las doce primeras horas, un millón en el primer día y cuatro millones en el primer fin de semana, tan solo en AT&T. Combinando estas cifras con el hecho de que el 96% de los compradores de un iPhone 4S se muestran satisfechos con el mismo, la mejor cifra hasta la fecha para un terminal de la marca, no cabe duda que la palanca que Apple tiene a su disposición a la hora de influenciar el mercado es enormemente fuerte. Comparemos, por ejemplo, con el lanzamiento del Lumia de Nokia: desde el 26 de octubre hasta finales de 2011, se estima que los dos modelos lanzados han vendido 1.3 millones de terminales en todo el mundo.
Frente a la apuesta de Apple por un terminal único con dos posibles colores y tres posibilidades de memoria, la gran mayoría de las marcas juegan con una gama más amplia de terminales con distintos posicionamientos y, por lo general, escasa o nula variabilidad en sus configuraciones. Para Android como ecosistema, la apuesta consiste, obviamente, en dotar de dinamismo a un ecosistema en el que múltiples marcas compiten entre sí para conseguir el mejor dispositivo en torno a un sistema operativo que actúa como campo de juego, con una licencia abierta que permite cierto nivel de innovación individual. Funcionar, no cabe duda de que ha funcionado. Pero la máquina de lanzamientos de Apple sigue ahí preparándose para el iPhone 5, su capacidad de llevar a cabo un evento a nivel mundial es prácticamente única, y su influencia sobre el mercado a partir de ahí es absolutamente espectacular.
Dos estrategias radicalmente diferentes (a las que hay que superponer otros factores indudablemente importantísimos como el ecosistema de aplicaciones disponibles), pero dos resultados muy ambiciosos con los que tanto Apple como Google pueden sentirse sin duda más que satisfechos.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.