A pocos días de la aprobación del reglamento de la legislación antidescargas, y cuando aún resuenan en nuestros oídos las razones esgrimidas por el ministro Wert (“España no puede ser la Somalia de la propiedad intelectual“), Columbia University publica un interesantísimo estudio, “Copyright infringement and enforcement in the US“ (pdf, 10 pág., 1.5MB), cuyas conclusiones son meridianamente claras, y contradicen las razones esgrimidas por el ministro. Revisemos algunas de ellas:
- La “piratería” es un fenómeno completamente común en los Estados Unidos. No, no hablamos de España, de esa supuesta “Somalia digital” que el ministro afirma que existe, hablamos de los Estados Unidos. De hecho, para sustentar sus teorías sobre “España como la Somalia digital”, el ministro Wert recurre a estudios falsos y completamente manipulados, creados específicamente por la industria del copyright para presionar a políticos ignorantes.
- Los servicios autorizados de descargas pueden desplazar a la “piratería”. Es decir, que las descargas no se combaten con más persecución, sino que se combaten con más oferta. Más oferta como la que las majors y las entidades de gestión se niegan a permitir, imponiendo condiciones monopolísticas para que no surjan, controlando férreamente la distribución mediante sistemas que violan la libre competencia, incumpliendo los dictámenes e informes de la Comisión Nacional de la Competencia y dificultando que entre en España más jugadores.
- Las prácticas de bloqueo de páginas web por parte del gobierno son rechazadas por una amplia mayoría de la población norteamericana, y mucho más cuando los procedimientos judiciales no son claramente respetados y pueden actuar como censura. Precisamente como ocurre en España, donde se ha diseñado un alambicado sistema para que “parezca” que hay una supervisión judicial cuando realmente no existe, para que se pueda cerrar cualquier página mientras se genera una abierta indefensión jurídica de una de las partes.
No, el problema no se arregla con más legislación, más injusta y que convierte a España en un país donde el gobierno o corporación de turno puede cerrar la página que le venga en gana mediante un procedimiento especialmente diseñado para ello. Esa forma de actuar, de hecho, agudiza la virulencia del problema, alimentando un escenario de enfrentamiento entre supuestos “creadores” (en realidad, la industria de la distribución de ocio) y usuarios que únicamente redunda en más reacciones de boicot y rebeldía. El único fruto posible de la legislación que el ministro Wert ha aprobado es que crezcan las descargas irrregulares y que haya menos consumo por canales autorizados. Es una ley que en en ningún caso caso podrá tener efectos positivos. Como bien comenta este artículo, con mención específica a la ley Sinde, la forma de combatir la “piratería” es con más mercado y con un enfoque basado en el equilibrio y la justicia vigente.
En el fondo, el problema es que estamos poniendo a tomar decisiones sobre un tema complejo a auténticos luditas e ignorantes, a personas que presumen abiertamente de su desconocimiento. A personas que, por desconocimiento o por razones más siniestras, admiten influencias y manipulaciones basadas en mentiras, en estudios abiertamente falsos, en datos retorcidos. Personas que, por no tener siquiera ordenador en su despacho, desconocen completamente la importancia y la naturaleza de la red como elemento de progreso.
De hecho, la gran pregunta es, ni más ni menos, por qué esas decisiones, que no atañen a “la cultura” sino a la industria que vive de distribuirla, no se toman en el Ministerio de industria, o en el Ministerio de economía y competitividad, en lugar de en el Ministerio de educación, cultura y deporte. ¿Por qué razón los lobbies del copyright pueden presionar para que se tomen decisiones que condicionan todo el amplísimo uso de internet como motor de progreso, como si el único o el principal uso de la red fuese servir de canal para sus productos? La red es economía, es industria, es tejido económico en todos los sentidos, no simplemente un canal para la distribución de productos de ocio y cultura. ¿Por qué se permite que un conjunto de empresas inadaptadas actúe como limitante de las enormes y muy necesarias posibilidades de futuro que ofrece la red?
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.