Red Digital Cinema Camera Company fabrica las cámaras digitales más famosas y de mejor reputación para aquellas producciones cinematográficas en las que se desea rodar directamente en digital, sin pasar en ningún momento por el celuloide. El número de producciones cinematográficas y de televisión rodadas con Red ha ido creciendo con el tiempo, y ha convertido a la empresa, creada por el fundador de Oakley, Jim Jannard, en toda una referencia.
El pasado 26 de septiembre, el propio Jannard escribió una entrada en el blog corporativo de Red hablando de que todo cambiaba, de que en el mundo de la tecnología era perfectamente normal que las cosas bajasen de precio, y que, por tanto, anunciaban un descenso de uno de sus productos, la cámara EPIC. Pocos días después, otra entrada titulada “Attitude adjustment“ anunciaba rebajas drásticas en los precios de todas sus líneas de productos, tan drásticas como un 45%.
¿Las razones? Tan claras como lo que sigue:
We have built an incredibly efficient factory in Irvine, California and over time learned how to make EPICs in quantity, lowered our assembly costs, found better suppliers and fully paid off our NRE. When we assembled the 1st EPIC camera in Stage 6 at RED Studios Hollywood it took our team 12 hours. It took two more days to de-bug. Today we can assemble an EPIC in 13 minutes and 95+% need no re-work after diagnostics and testing. It is a testament to our manufacturing team and supply chain teams. Since our costs are now significantly lower we are re-pricing our cameras as of now.
(Hemos construido una fábrica increíblemente eficiente en Irvine, California y con el tiempo hemos aprendido a fabricar EPICs en grandes cantidades, hemos rebajado nuestros costes de montaje, hemos encontrado mejores proveedores, y pagado totalmente pagadas nuestros gastos no recuperables. Cuando ensamblamos nuestra primera cámara EPIC en el Stage 6 en RED Studios Hollywood, nos llevó 12 horas, y dos días más para ajustes. Hoy podemos montar una EPIC en 13 minutos, y el 95% de ellas no necesitan ningún trabajo adicional tras los diagnósticos y pruebas. Es un testimonial a nuestro equipo de producción y a nuestra cadena de suministro. Dado que nuestros costes son ahora significativamente más bajos, rebajaremos a partir de ahora los precios de nuestras cámaras.)
Lo interesante, aparte de ver a una empresa que decide renunciar a “un beneficio obsceno” para hacer sus productos más competitivos, es ver la razón fundamental para la mejora: el haber construido una fábrica muy eficiente en Irvine, California. ¿Fábrica? ¿California? Esas dos palabras, en la tradición de los últimos años, no resultaban fáciles de conjugar. Durante más de una década hemos ido viendo como la inmensa mayoría de las empresas con procesos de fabricación y ensamblaje se llevaban dichos procesos a China o a países con bajos costes laborales unitarios, típicamente en el sudeste asiático. China como “la gran fábrica del mundo”, como el sitio en el que “todo lo que podía ser hecho a mano, era hecho a mano”, sencillamente porque era más barato que automatizarlo. Un balance que daba lugar, en muchos casos, a no pocos problemas de calidad – las máquinas son obviamente más predecibles y de calidad más sostenida que los humanos, – por no mencionar los derivados de someter a los trabajadores a largas jornadas de tareas repetitivas, alienantes y en condiciones, según muchos informes, discutibles.
Estamos viviendo dos fenómenos en paralelo: por un lado, China esté en proceso de evolución desde procesos manuales hacia procesos cada vez más automatizados con una incorporación progresiva de robótica. Por otro, algunos países empiezan a darse cuenta de que el valor añadido no está tanto en esos procesos de ensamblaje manual que pueden ser llevados a países de bajos costes laborales, como en la inversión en procesos mucho más automatizados, robótica aplicada a cada vez más tareas, y trabajadores más formados. Y que en esas condiciones, producir al lado de casa, pagar sueldos a trabajadores de tu mismo país y recibir beneficios del gobierno de tu país puede resultar ventajoso, en términos económicos y de imagen. Ventajas competitivas en costes generadas no gracias a llevarte la producción a un país con trabajadores baratos, sino gracias a mantener tu producción cerca, controlada, e intensamente automatizada. En muchos sentidos, estamos empezando a ver una inversión de los procesos que se llevaron toda la fabricación a China y países afines, una especie de “vuelta a casa” en fabricación. El caso de Red no es más que una muestra de ello.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.