01 noviembre 2012

Con los mejores deseos de Kim Dotcom? desde un dominio en Gabón

Escenografía de gran lanzamiento, vídeos, artículos, amplia cobertura mediática, cuenta atrás, servidores saturados por el gran número de peticiones simultáneasKim Dotcom hizo ayer a la una de la mañana el anuncio de cuál sera el dominio de su nueva iniciativa, ahora denominada simplemente Mega, e ingeniosamente domiciliada en un dominio minimalista e imposible de olvidar utilizando el TLD de una república africana, Gabón: me.ga (por el momento, redirige a una sección del dominio Kim.com, que como no podía ser de otra manera, también posee. La puesta en marcha del nuevo servicio, si las autoridades y el tiempo lo permiten, tendrá lugar el próximo 20 de enero. Ignoro completamente la legislación vigente en Gabón en este tipo de temas y el nivel de presión que puede ejercer el gobierno de los Estados Unidos sobre una república francófona del oeste africano (no olvidemos que hablamos del gobierno que llegó a condicionar la entrada de Rusia en la Organización Mundial del Comercio al cierre de AllOfMP3), pero me da la impresión de que Kim Dotcom probablemente sí lo ha mirado con más detenimiento. O no, porque si finalmente se lo cierran, no deja de salir beneficiado en términos de imagen y gestión de expectativas.

El proceso de relanzamiento de Mega enfocado a explotar las posibilidades del cifrado como método de protección está siendo, en efecto, todo un modelo de gestión de expectativas. Por lo poco que se sabe, los usuarios podrán subir archivos a su repositorio personal, pero lo harán tras un proceso de cifrado robusto que generará una clave que tendrán en únicamente en su poder, aunque será cuestión suya compartirla con quien estimen oportuno. Eso libera técnicamente de responsabilidad a Mega, más allá de seguir haciendo lo que ya hacía: retirar materiales en caso de peticiones efectuadas por las sociedades gestoras de derechos de autor.

Cuando aún no está claro si Kim Dotcom podrá o no ser llevado a juicio, si podrá o no ser extraditado o si en algún momento le tendrán que ser retornados sus propiedades en la red y fuera de ella, sí resultan cada día más evidente dos cosas: una, que la gestión del caso por parte del FBI fue un desastre en todos sus términos, plagada de irregularidades, ilegalidades, abusos y desmesuras. Y dos, que se han buscado un muy mal enemigo.

Lo que sigue representa únicamente mi opinión personal: si algo tengo claro es que a mí, la industria del copyright no me ha dado nunca nada más que disgustos. Se ha dedicado a intentar reducir sistemáticamente mis grados de libertad, a crear restricciones absurdas, y a comportarse constantemente como un matón maleducado e insultante. En mi caso personal, la patronal de esa industria ha llegado incluso al punto de llevarme a juicio pretendiendo que el que insultaba era yo (juicio que, como era de esperar, perdieron, con amplia cobertura mediática nacional e internacional). A Kim Dotcom no tengo el gusto de conocerlo personalmente y tengo claro que seguramente no se trata de ningún angelito, pero se ha dedicado a incrementar sensiblemente mis grados de libertad, a proporcionarme un producto útil y a poner en el mercado una oferta por la que muchos usuarios estaban dispuestos a pagar – cosa que la miserable industria no ha sido capaz de hacer. Y sobre todo, Kim Dotcom es enemigo de mi enemigo: de la panda de golfos que roban tanto a los artistas como a mí en connivencia con una casta política que en el mejor de los casos es ignorante y, en el peor y más probable, directamente corrupta. Si en algún momento me abro una cuenta de pago en Me.ga, no será seguramente porque la necesite, sino porque sé que haciéndolo ayudo a un enemigo de la industria del copyright. Ser enemigo de mi enemigo no convierte a Kim Dotcom necesariamente en mi amigo, pero sí en una iniciativa que pienso vincular y seguir con gran detenimiento.



(Enlace a la entrada original - Licencia)

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