Mi columna de esta semana en el diario Expansión se titula “Nubes y huracanes” (pdf), y es un intento de concienciar a los directivos de la importancia de llevar sus funciones críticas empresariales relacionadas con la gestión de información hacia un modelo de nube gestionada profesionalmente, con planes de contingencia y prevención de desastres. Básicamente, intentar aprovechar un poco el efecto “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar” al hilo de los efectos del reciente huracán Sandy sobre la costa este de los Estados Unidos, y el impacto que tuvo sobre la continuidad de numerosas empresas.
A continuación, el texto completo del artículo:
Nubes y huracanes
El impacto del huracán Sandy sobre la costa este de los Estados Unidos, además de importantes pérdidas humanas y materiales, ha demostrado la vulnerabilidad de los sistemas de información de muchas compañías radicadas en la zona.
Hablamos de áreas con gran concentración de centros de datos y empresas que dependen de los mismos: alrededor de dos mil empresas sufrieron problemas que, en muchos casos, dieron lugar a la interrupción total de su actividad.
Tras una crisis, es recomendable plantearse cómo evitar otra crisis similar. Todos estamos expuestos, en mayor o menor medida, a desastres naturales, de la misma manera que, a otra escala, sobre cualquier ordenador puede derramarse un vaso de agua o un café. Y la solución, tanto en uno como en otro caso, se llama nube.
Para un usuario, la solución consiste en que sus archivos importantes o insustituibles no vivan en la permanente inestabilidad del disco duro en una máquina expuesta a caídas, fallos o robos, sino que estén alojados en los servidores de alguna empresa con políticas de redundancia y seguridad adecuadas.
En el caso de una empresa, hablamos básicamente de lo mismo. El centro de datos corporativo está cayendo en desgracia por la imposibilidad de ofrecer a un coste competitivo los servicios que un especialista en dicha actividad sí puede ofrecer: no hablamos de un centro de datos, sino de redes mundiales conectadas por sistemas de redundancia, que almacenan copias físicamente separadas en máquinas virtuales que pueden ser fácilmente replicadas. La gestión del centro de datos, por criticidad y coste, se ha vuelto demasiado importante como para dejarla en manos de empresas que no se dedican específicamente a ello.
Los datos, contrariamente a lo que dice una intuición anclada todavía en lo físico, no están “mejor cuanto más cerca”, sino mejor en manos de especialistas. Si tiene miedo y reparos ante los servicios de la nube… espere a que lleguen los huracanes.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
0 comentarios:
Publicar un comentario
ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.
Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.