28 julio 2013

Canary: redefiniendo los sistemas de seguridad

CanaryRecibo la primera actualización del proyecto Canary desde la página de crowdfunding Indiegogo, tras haberse convertido en uno de sus proyectos de más éxito: a falta de treinta días para el cierre de la campaña, llevan recaudados ya casi ochocientos mil dólares sobre los cien mil que solicitaban originalmente, han agotado la totalidad de existencias disponibles en los dos primeros escalones de precio ($149 y $169, hacerte ahora con el dispositivo como early adopter te costará ya $199), y han aparecido en sitios como TheNextWeb, GigaOM, Mashable, TheVerge y muchos más.

Canary es un dispositivo multisensor, muy al hilo de la llamada “internet de las cosas” o las tendencias relacionadas con la smart home: un cilindro de unos quince centímetros de altura y siete de diámetro en colores blanco, negro o plateado, que pones donde quieras, conectas a la WiFi, y puedes gestionar mediante una app con tu smartphone, lo que te permite ver a través de su cámara de alta definición y visión nocturna, escuchar su micrófono, o recibir alarmas en función de sus detectores de movimiento, acelerómetro tridimensional, temperatura, calidad del aire o humedad. Está diseñado como sistema de seguridad para el hogar: muchísimo más completo que los sensores que las empresas de seguridad suelen desplegar en los hogares, y monitorizado únicamente por el propio usuario con absoluta sencillez y transparencia. Tan sencillo como decidir dónde ponerlo. En el momento en que lo deseas, bien por tu propia iniciativa o tras recibir alguna de las alarmas que puedes configurar, tienes un ojo y una serie de “extensiones sensoriales” que te permiten casi “estar allí”,  comprobar qué ocurre, y tomar la decisión de si avisar a la policía, lanzar la alarma incluida en el dispositivo, o cualquier otra posibilidad.

Los sistemas de alarma convencionales contratados a empresas de seguridad conllevan una instalación con sensores por toda la casa realizada por personal con cierto nivel de especialización, el pago de una suscripción mensual y, en el caso de los sistemas con cámara, la intranquilidad de pensar que esas cámaras pueden ser activadas en cualquier momento sin su conocimiento desde una consola remota en manos de desconocidos. Existen ya sistemas de alarma que permiten una monitorización desde una página web o una aplicación móvil, pero la mayoría no son así. En casi todos los casos, ante un salto de alarma, la empresa proveedora del sistema lo recibe, tiene que contactar con el usuario, y este debe tomar una decisión basada en la información indirecta e incompleta que recibe. Aunque la empresa puede aplicar su experiencia en avisos similares e intentar aconsejar al usuario en función de los indicios, la decisión de si llamar o no a la policía o a la Guardia Civil depende en último caso del mismo, y debe tomarse, en muchos casos, en función de lo que el operador del call center le dice que escucha o ve. Frente a esta dependencia de un proveedor externo, Canary ofrece una autonomía total: el usuario decide con total libertad cuándo monitorizar o qué hacer en función de las lecturas del aparato ante un aviso. Además, está previsto que el sistema aprenda de su uso, y que sea equipado con un sistema de reconocimiento facial y algoritmos que le permitan diferenciar a personas de, por ejemplo, animales domésticos.

 

 

Por supuesto, existen numerosas alternativas: desde sistemas montados artesanalmente, hasta instalar cámaras web más o menos especializadas, o sistemas que incluyen la posibilidad de utilizar un iPhone o un iPad viejo como sistema accionable en remoto. Canary no es especialmente novedoso en su planteamiento, pero la cantidad de sensores y las posibilidades de uso que han diseñado lo convierten en decididamente muy interesante, y en un todo un elemento de disrupción para otro sector más de la actividad económica.



(Enlace a la entrada original - Licencia)

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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.