29 julio 2013

Censura: una batalla que no se puede ganar

immunicity

Un servicio gratuito, Immunicity, ofrece a los ciudadanos británicos – y a los de cualquier otro país del mundo en el que se practique la censura – la posibilidad de acceder a cualquier página web bloqueada sin necesidad de instalarse nada, únicamente haciendo un sencillo cambio en la configuración del navegador. El cambio afecta al fichero de autoconfiguración del proxy (PAC), de manera que el tráfico no sujeto a bloqueo sigue llevándose a cabo de la manera habitual, pero las solicitudes hacia páginas incluidas en la lista de sitios bloqueados son dirigidas a través de una red de proxies, y no almacenadas de ninguna manera. El usuario no tiene que crearse una cuenta, ni contratar un servicio, ni aceptar publicidad: es un servicio gratuito destinado a demostrar la inutilidad de la censura gubernamental. Los fondos provienen de Torrenticity, una red de proxies destinada a desbloquear el acceso a sitios de torrent, que sí sirve publicidad a sus usuarios y que ha visto crecer su popularidad a partir del intento de bloqueo británico a sitios como The Pirate Bay.

Immunicity es solo un capítulo más de una batalla cuyo resultado es evidente: nadie la puede ganar. Como bien dice la frase de John Gilmore utilizada para presentar el servicio, “la red interpreta la censura como un daño y busca rutas alternativas”. Plantear la excusa de “piensa en los niños” para convertirse en estado paternalista que se erige en guardián de lo que sus ciudadanos pueden visitar o no, al estilo de la Gran Muralla china o el halal-internet iraní resulta en primer lugar ofensivo para quienes creen vivir en una democracia, y en segundo lugar, imposible. Una batalla que solo resulta en un incremento generalizado del tráfico cifrado, y en una concienciación progresiva de la necesidad de protegerse del espionaje y la intrusión. La progresiva popularización del uso de redes privadas virtuales como HideMyAssiPredator o IVPN y la profusión de artículos con recomendaciones y comparativas sobre su seguridad real ha llevado a que algunas empresas de medios de pago pretendan convertirse en guardianes morales de nuestras transacciones económicas y empiecen a bloquear los pagos a las mismas.

Cada vez más usuarios se plantean recurrir a herramientas que protejan su privacidad, hasta el punto de que se habla de que la privacidad se está convirtiendo en “el nuevo verde”: un movimiento cada vez más generalizado, extendido, y progresivamente mejor comprendido. Actualmente, pensar que alguien que desea acceder a datos “prohibidos” o utilizar la red para coordinar o cometer delitos vaya a utilizar herramientas estándar es directamente una tontería. El futuro, si las ansias de control de algunos gobiernos no son refrenadas por el sentido común, será una red en la que todo el tráfico esté completamente cifrado: un absurdo conceptual y un derroche increíble de recursos de investigación y computación que debería ser completamente innecesario, pero al que vamos a llegar por no haber sabido plantear correctamente el problema y no haber detenido su demencial evolución.



(Enlace a la entrada original - Licencia)

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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.