19 julio 2013

Educación absurda, mi columna en Expansión

Educación absurda - Expansión (pdf, haz clic para leer)Mi columna en el diario Expansión se titula “Educación absurda” (pdf), y está inspirada en la gran mayoría del sistema universitario español que conozco salvo muy escasas excepciones, fundamentalmente en todas esas instituciones en las que no es obligatorio o ni siquiera habitual que los alumnos evalúen a quienes les imparten clase y donde no se da importancia alguna a las puntuaciones recibidas, donde los puestos de muchos profesores están garantizados para toda su carrera profesional sea cual sea su desempeño en la función docente, donde los incentivos y la motivación brillan por su ausencia, y donde la mentalidad más funcionarial y los sistemas burocráticos más absurdos impiden un correcto desarrollo del proceso formativo. Los resultados no pueden ser más claros.

A continuación, el texto completo del artículo:

 

Educación absurda

España tiene un serio problema con la educación. Gastando más dinero y poniendo menos alumnos por clase que muchos países de su entorno, nuestro país ha conseguido unos ratios de fracaso escolar y un desempleo juvenil que superan todos los récords.

¿Qué elementos fallan en el sistema educativo español? De manera inmediata, y salvo excepciones, podemos señalar a la falta de responsabilidad. Muchísimos profesores carecen de responsabilidad sobre el producto educativo: la evaluación de la calidad de la enseñanza es prácticamente inexistente, no se usa, no es obligatoria o no se tiene en cuenta en absoluto. Un sistema que ofrece estabilidad en el empleo al profesor independientemente de la calidad y resultado de su docencia es inherentemente perverso. Los temarios y metodologías tienden a la obsolescencia, porque la ausencia de evaluación y competitividad elimina los incentivos. En un escenario de cambio tecnológico, el contraste se vuelve insoportable.

Pero además, las propias estructuras administrativas dan lugar a una enorme ineficiencia: hace poco vi cómo a un alumno de Ingeniería le negaban la posibilidad de hacer prácticas en una empresa, "porque no tenía completados la mitad de los créditos". A otro, en Publicidad, le tramitaron su solicitud, pero le previnieron de que si hacía prácticas en su primer curso, "no le contarían como créditos". En un mercado de trabajo disfuncional y con un porcentaje disparatado de paro juvenil, desincentivar el trabajo en prácticas a los alumnos de cualquier nivel es de tal irresponsabilidad, que merecería un despido sumarísimo.

La universidad española, salvo honrosas excepciones, no prepara a los alumnos para trabajar. Lo que hace es generar en ellos una actitud tan funcionarial como la que tienen la mayoría de sus profesores y trabajadores. Un desastre que no se cambia maquillando los planes de estudio. Es preciso modificar mucho, mucho más.



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