24 julio 2013

Flipboard llega a la web: una evolución interesante

Flipboard logoMe está resultando muy interesante la evolución de Flipboard: una app con un éxito bastante razonable (75 millones de usuarios) en plataformas como el smartphone y, sobre todo aquella para la que fue originalmente diseñada, el tablet, basada en una elegante metáfora de visualización que evoca la lectura de una revista, pero que se está convirtiendo en un auténtico sistema de lectura multiplataforma. Desde ayer, las revistas de Flipboard pueden ser leídas desde cualquier navegador en la web, un movimiento que le otorga una dimensión completamente diferente.

Originalmente, los papeles en Flipboard estaban claramente repartidos: los usuarios eran lectores, y los gestores de la aplicación ofrecían, a modo de editores, una serie de canales para que cada usuario compusiera su revista. El pasado marzo, la empresa puso en marcha un sistema que permitía a cualquier usuario instalar un botón en su navegador y convertirse en editor de su propia revista, un movimiento que ha dado lugar a más de dos millones de revistas creadas por usuarios y que acomoda desde casos como el mío (ofrecer a mis lectores la posibilidad de hojear en modo revista las noticias de tecnología que me han llamado la atención en mi lectura diaria) hasta otros como revistas corporativas, clippings de prensa desarrollados por departamentos de comunicación, revistas con la cobertura de un evento determinado, o repositorios temáticos generados por grupos de trabajo. Todo aquel que maneja contenido puede, con absoluta sencillez, convertirse en editor o curator de dicho contenido, y presentarlo en un formato atractivo.

El nivel de uso, de acuerdo con mi experiencia, está siendo relativamente errático: mi revista, Technology readings, llegó a tener alrededor de 1.600 lectores, pero está actualmente en torno a los trescientos, frente a los más de 2.300 que siguen mi repaso de las noticias tecnológicas del día en Pinterest. Por otro lado, el indicador parece más fiable, porque mientras Flipboard actualiza sus cifras cada poco tiempo para reflejar usuarios activos, Pinterest puede perfectamente mantener un elevado número de usuarios inactivos que simplemente no se dan de baja. Veremos la evolución de ese número ahora que Flipboard deja de ser una herramienta limitada a smartphones y tablets, y se extiende a la web.

El reto fundamental para Flipboard es el alcanzar buenas relaciones con las fuentes originales de contenido. La relación de Flipboard con dichos creadores de contenido es compleja: por un lado, les sirve como plataforma para alcanzar una audiencia mayor y reparte con aquellos con los que alcanza acuerdos un porcentaje de los ingresos reportados por la publicidad en las revistas que edita (la empresa no ha ocultado su interés en el desarrollo de otras posibles fuentes de ingresos, tales como micropagos, repartos de beneficios o suscripciones). Por otro, lo que está haciendo es retener una parte sustancial de dichos ingresos y reproducir bajo otra cabecera y con otra maquetación el material generado por los creadores originales acompañándolo con su propia publicidad, lo que ha llevado a algunos de ellos a bloquear la incorporación de sus imágenes a las revistas producidas por la compañía. Si pruebas a agregar a una revista de Flipboard noticias de fuentes como The Wall Street Journal, The New Yorker o Wired, te encontrarás con que puedes hacerlo, pero no verás como se incorpora la ilustración correspondiente, de manera que la noticia se incorpora en la maquetación sin ella y el resultado es, lógicamente, menos atractivo. Si un número suficientemente elevado de los grandes editores deniegan a Flipboard el acceso a sus materiales, el atractivo de las revistas podría resentirse notablemente.

Algunos han definido a Flipboard como un enorme iceberg en el futuro de los medios. En la evolución de esas fuentes que pretenden mantener un mayor control sobre sus contenidos está una de las claves de la viabilidad futura de Flipboard: si el número de las que “ofuscan” el sistema crece, el atractivo de la plataforma desciende notablemente. En el fondo, lo que hace Flipboard es, a escala mucho más modesta, mucho peor que lo que hace Google News, y que ha llevado a los medios de muchos países a iniciar una guerra abierta que no ha terminado aún. Lo que está en juego, básicamente, es dónde se consumen los contenidos y qué experiencia de usuario se proporciona a quien quiere consumirlo. Poner las cosas difíciles al usuario y pretender obligarlo a hacer las cosas de una manera determinada – o lees mis noticias en mi página, o no lees – no parece, decididamente, la aproximación más recomendable.



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