Desde que pasé mi presencia en Facebook de perfil personal a página, llevo ya un cierto tiempo dándole vueltas al efecto de la red social de cara al tráfico: para alguien con unos cuantos años de experiencia en la web y en el seguimiento de las analíticas, las dimensiones del tráfico en Facebook son algo rayano prácticamente en lo sobrenatural.
A la izquierda, los Insights de mis últimas diez entradas en mi página de Facebook, que muestran todo un rango entre las quince mil y las ciento diez mil impresiones. La definición de “impresiones” en Facebook es literalmente “número de veces que se ha visto estar historia en tu muro y en el apartado de últimas noticias de tus admiradores”, y mantiene lógicamente un cierto nivel de correlación con el número de “Me gusta” que cada entrada recibe, y que envía la entrada al muro de quien lo hace dotándola de un efecto marcadamente viral.
La conversión de este tráfico en visitas es, obviamente, mucho más limitado: tras una mala experiencia con la aplicación de Notas de la propia Facebook, plagada de errores y francamente poco recomendable, he pasado a “automatizar” la publicación del feed en el muro con otra aplicación, Social RSS. Mientras las Notas provocaban un tráfico prácticamente autocontenido y que en muy pocas ocasiones generaba visitas al exterior , el comportamiento de las entradas generadas por SocialRSS es algo más brillante, y genera entre cuatrocientas y mil quinientas visitas diarias en el blog, variando según el número de entradas y su temática. La razón para la diferencia de comportamiento entre la aplicación de Notas creada por Facebook y Social RSS, definida por Mashable como “una de las cinco aplicaciones esenciales que tienes que tener en tu página de Facebook“, es debida, aparte de a los errores de programación de la primera que convierten su uso en una tortura, a la diferente estructura de las entradas que generan en el muro: mientras Notas produce una entrada que solo permite acceder al vínculo externo tras hacer clic en el título y haber llegado hasta el final de la lectura, abajo del todo y en una posición muy poco atractiva, Social RSS ofrece el vínculo externo arriba de todo, en el texto del título de la propia entrada del muro. La diferencia es notable, y redundaba en que mientras utilicé las Notas, las estadísticas de mi página no recibieron prácticamente ningún tráfico adicional reseñable procedente de Facebook.
Además de una mayor visibilidad, las entradas generan en Facebook un buen nivel de interacción, con unos treinta comentarios y setenta “Me gusta” de media. La superposición entre los demográficos parece relativamente escasa: todo indica que la publicación de mis entradas en Facebook está abriendo mi contenido a un público más generalista, dotado de no poco dinamismo, y decididamente muy interesante. A estas alturas, mi consejo es claro: todo aquel que genere un contenido, debería barajar la idea de abrir una salida para el mismo en Facebook, una red cuyo crecimiento está resultando completamente imparable (ya en los quinientos millones de usuarios según el cartel de la próxima película dedicada al fenómeno de la red social) y que tiene, sin duda, mucho que aportar en términos de atención.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.