Google volvió a copar ayer el interés informativo del mundo tecnológico en su Google I/O con el anuncio del lanzamiento de su Chromebook, lo que para muchos supone la culminación de la estrategia de la compañía en una solución todo en uno de hardware, software y servicios.
Ver el lanzamiento de Chromebook como un simple producto, como un ordenador más, es un planteamiento muy poco ambicioso. En realidad, se trata de una redefinición completa, del primer paso serio en la idea de transformación de la computación que conocemos desde un esquema ordenador-céntrico a uno red-céntrico, con todo lo que eso puede conllevar. Obviamente, falta el paso fundamental, la gran duda a día de hoy: saber si el mercado está preparado para algo así, si acogerá este tipo de dispositivos con entusiasmo o, por el contrario, será uno de tantos flops en la historia de Google como compañía. En el horizonte, el planteamiento de tres tipos de ofertas: para mercado de consumo, para empresas y para estudiantes, con distintos esquemas y precios. En el primer caso, un pago por la máquina de $429 en versión básica sin 3G y $499 con 3G (y 100MB de tráfico de datos con la operadora de turno – que se consumen en un suspiro). En el segundo, un pago mensual de $28 para empresas o de $20 para estudiantes que incluye el mantenimiento y actualización del sistema y una garantía.
La idea es plantear la nube no como una opción, sino como una ventaja. Algo tan complejo como que una serie de cosas que una parte muy significativa del mercado percibe hoy como limitaciones sean vistas como algo positivo, como una garantía de seguridad, de portabilidad o de versatilidad. El cambio de percepción no es simple, ni siquiera para los usuarios finales que llevamos años utilizándolo casi todo en la nube, ni tampoco para un mercado corporativo que se sigue planteando si Google es el socio al que quieren confiar toda la operativa de su negocio. En ese sentido, Chromebook es un producto muy arriesgado: la presentación en el Google I/O se hace ante un público entusiasta y aparentemente convencido, pero el planteamiento serio de compra es otra cosa. De hecho, en mis pruebas con el producto el pasado febrero pasé rápidamente de valorar aspectos positivos como la versatilidad/flexibilidad (del tipo “me acabo de sentar delante de él y ya lo siento como mi ordenador”) a los de limitación (“dónde están mis archivos, dónde está el administrador – parece sr que lo han mejorado – o qué pasa si se cae la conexión”). No, no es una transición sencilla ni que vaya a ser cosa de dos días. Tras décadas de acostumbrar al mercado a que “cuanto más potente mejor”, el Chromebook supone un cambio de modelo tan brutal, que mi impresión es que Google va a encontrarse con más resistencia de la esperada a la hora de convertir Chromebook en un éxito. Es de esas cosas que analíticamente puedes entender, cuyas ventajas puedes valorar o que incluso puedes convertir en números con cierta solvencia… pero que como decisión, te cuesta tomar más de lo que parece.
¿Se juega mucho Google con Chromebook? Mi impresión es que sí. Y no me refiero a económicamente. Por supuesto, un gran éxito y una legión de clientes que pagan por servicios en la nube supondría una diversificación de ingresos muy positiva para una compañía hoy prácticamente monoproducto. Pero donde Google realmente se la juega es en su prestigio como empresa capaz de marcar tendencias. Para que Chromebook se considere un éxito no vale con un éxito de ventas. Necesitas una revolución similar a la que, por ejemplo, pudo suponer Apple con el lanzamiento de su iPod o su iPhone. Algo que de verdad se convierta en modelo para otros, que se imite, que se hable de ello como un antes y un después. Necesitas pasar de lo que hoy son dos modelos (uno para mí, dado que Acer como marca perdió toda su solvencia con la espantosa calidad de su Aspire One), a todo un ecosistema de competidores lanzando no solo máquinas, sino también ofertas que compitan con la nube de Google al mismo nivel. Si no es así, si dentro de seis meses Google sigue prácticamente sola en este mercado, no estaremos hablando de nada más que de otro destello, de otro producto adelantado a su tiempo y a su mercado. Este tipo de éxitos, estos cambios radicales de modelo, no son decididamente fáciles de conseguir.
En juego, la consideración real de la nube y la validación de su modelo de cara al usuario final. No es una apuesta que veamos hacer todos los días.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.