El gráfico de la imagen es el Congreso que sale de las elecciones de ayer 20 de noviembre. Unos resultados que son fruto de un sistema absurdo e injusto que condiciona gravemente la legitimidad de lo que de ellas emerge, pero que a la espera de una profunda y muy necesaria revisión de la ley electoral, son lo que hay.
Con todo lo absurdo que nos pueda parecer un sistema que entrega una clarísima mayoría absoluta a quien obtiene solo medio millón de votos más que en las elecciones anteriores (que perdió), o que niega el pan, la sal y hasta el grupo parlamentario a quien consigue convencer a más de un millón ciento cuarenta mil españoles, el sistema está vigente en la actualidad, y aunque demandemos su reforma con toda la fuerza que nos dan la evidencias de los datos, hay que acatarlo, aunque exijamos que sea la última vez. La necesidad de una adaptación metodológica de la democracia a una sociedad bidireccional es clara y evidente, y ahí queda para su necesario desarrollo. Pero el resultado ahora mismo es el que es: un Congreso en el que el Partido Popular tiene mayoría absoluta.
Ni que decir tiene que con un gran poder viene una gran responsabilidad. Y en la parte referente al análisis habitual que se hace en esta página, que es la tecnología y su gestión, ¿cuáles son los retos a los que se enfrenta el gobierno que surge de las elecciones de ayer?
El primer reto proviene del propio programa electoral del Partido Popular: un programa que presenta internet como algo “que da miedo”: de las menciones del término “internet” en el programa, la mayoría son para temas en los que se reflejan connotaciones negativas. ¿Qué esperar de un partido cuya imagen de la red es la de un sitio en el que hay que “reforzar la seguridad, proteger la privacidad y fortalecer la lucha contra los delitos”? ¿Organizaciones terroristas, nueva delincuencia? ¿Hablamos de la red o de una zona de guerra? La seguridad, siendo importante, no debe ser lo que condicione la evolución de internet desde el punto de vista de un gobierno: si ves la red como un lugar oscuro e inseguro en el que campan malhechores, la solución no es hacer más leyes… la solución es que aprendas a usar mejor la red. La privacidad es, en efecto, un valor que debe ser respetado, pero por favor, mantén las manos del ejecutivo lejos de ahí, porque su actuación, por presuntas buenas intenciones que tenga, es muy probable que haga más daño que bien. ¿Protección de la infancia? Por supuesto, en la red y en todas partes… pero la primera premisa es que los niños deben estar en la red, porque mantenerlos alejados de la misma es una irresponsabilidad enorme e imperdonable, y toda política en ese sentido debe evitar a toda costa la creación de una sensación de alarma e inseguridad. Francamente, la política con respecto a la red que pueda venir de quienes solo ven en ella delitos, terroristas, pederastas y amenazas de todo tipo me da verdadero miedo. De actitudes temerosas y tremendistas como esa surgió la Inquisición española.
Segundo gran reto: sin duda, la propiedad intelectual. El Partido Popular pactó in extremis y de manera vergonzosa la aprobación de la ley Sinde, debido fundamentalmente a la actuación de una persona, Jose María Lassalle. Muchos miembros del partido en diferentes foros se han mostrado en contra de dicha ley, cuya retirada fue reclamada incluso por el pleno del congreso de Nuevas Generaciones el pasado abril. Toca, de manera rápida y urgente, reconocer el error que se cometió y derogar una ley que jamás debió ser aprobada. Además, toca “suprimir el canon digital y sustituirlo por nuevos modelos de gestión y retribución de la propiedad intelectual más justos y equitativos, basados en el uso efectivo de las obras”, como reza el programa. De hecho, lo que habría de verdad que hacer, aprovechando la profundísima crisis de legitimidad de las sociedades gestoras de los derechos de autor, es replantear el sistema en su conjunto, siguiendo el dictamen emitido en su momento por la Comisión Nacional de la Competencia, y buscando un sistema que en lugar de restringir los usos, convierta a España en un lugar al que quieran venir todos aquellos que quieran ofrecer la comercialización de obras en todos sus formatos posibles. El copyright debe cambiar y adaptarse.
En este sentido, es fundamental un cambio de actitud. El Partido Popular se ha dejado influenciar notoriamente por quien no debía: por Génova han campado desde presuntos delincuentes encausados en la Operación Saga hasta turbios gestores de lobbies dedicados en cuerpo y alma a engañar al mundo con la idea de que España era una cueva de ladrones y que todos los españoles teníamos pata de palo y loro en el hombro. Esa idea, además de irresponsable, es mentira. Completamente falso. Que España tenga esa imagen internacional es algo gravísimo contra lo que este gobierno debe luchar. Si el gobierno que surge de las elecciones de ayer quiere entender la relación entre la red y la propiedad intelectual, que evite las malas compañías y se junte con quienes quieren construir, no con quienes pretenden dificultar y actuar como si internet fuese únicamente un mal sueño que nunca existió.
Infraestructuras, un capítulo fundamental. Nuestro país se las ha arreglado para construir un sistema que no incentiva a la inversión a ninguno de sus participantes; ni al incumbente, ni a los que le rodean. Como resultado, tenemos unas infraestructuras en las que sigue predominando el cobre, exprimido hasta sus límites, y una patológica falta de fibra. Las infraestructuras son clave fundamental en el emprendimiento y en el desarrollo de mercados, no solo en los referentes a la red, sino en todo el conjunto de la economía. Un país con infraestructuras avanzadas se convierte en un polo de dinamización, en un entorno atractivo para los emprendedores, en un mercado interesante y en un generador de tendencias. Una privatización del operador incumbente muy mal hecha y una mala gestión del entorno de las operadoras son factores que se han convertido en una gran hipoteca que lastra la competitividad de nuestro país. No hay más que ver las comparaciones.
Es fundamental fortalecer el emprendimiento en la red. Las promesas están ahí, queda materializarlas y hacer que se conviertan en generadores de dinamización. De los emprendedores dependen muchas cosas, y la red es fundamental en muchas nuevas ideas, no solo planteadas en la red, sino con la red. Apóyalo en una política educativa adecuada en temas relacionados con la tecnología, que haga que los emprendedores puedan encontrar en el mercado de trabajo los perfiles que necesitan, y habrás dado un paso muy importante.
¿Quieres más? Pues pregunta. Pregunta a la red. Plantea transparencia, comunicación, bidireccionalidad. Usa las herramientas tecnológicas para comunicarte con los ciudadanos, no solo para enviarles spam durante la campaña. Para convertir tu gestión en lo más transparente posible. Para comunicarlo todo y para liberar los datos de la administración, que son de todos. Open Government. La tecnología cambia la manera de hacer política: esta mañana ya te ha llegado una invitación a visitar Bruselas… a través del Twitter del Presidente. ¿Te suena eso a una manera diferente de hacer política? ¿Podemos tener en España un presidente de papel y bolígrafo, que no maneja jamás un ordenador o que solo maneja las redes mediante personas interpuestas? El inglés es muy importante, pero la tecnología también lo es, y sus barreras de entrada son sensiblemente inferiores. Solo una persona que maneje mínimamente la tecnología en su día a día puede entender lo que ésta puede aportar al desarrollo de su país. Que es mucho.
Ahí estaremos. Una mayoría absoluta no es un cheque en blanco. Y en gestión de la tecnología, hay mucho, mucho por hacer.
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