14 noviembre 2011

Neutralidad de la red y lógica académica

Los papers académicos que emplean teoría de juegos como metodología de investigación dejan siempre un regusto interesante, como de lógica palmaria. En este caso han sido tres profesores, Hsing Cheng y Shubho Bandyopadhyay, de la Universidad de Florida, y Hong Guo, de la de Notre Dame, los que en un estudio titulado The debate on net neutrality: a policy perspective de próxima publicación en uno de los mejores journals del área, Information Systems Research, dejan meridianamente claras las que serían las posibles implicaciones de no proteger con el marco normativo adecuado la neutralidad de la red: permitir que las empresas de telecomunicaciones pongan un precio a la priorización del contenido conlleva necesariamente que pasen a carecer de incentivos para mejorar la infraestructura, convirtiéndose por tanto en un freno al desarrollo.

La conclusión resulta, además de demostrable científicamente, bastante evidente: en un escenario en el que las empresas de telecomunicaciones pretenden exigir tarifas preferentes a quienes quieran que sus contenidos circulen a velocidad más rápida que el resto, el incentivo que tienen para invertir en infraestructura es nulo. Invertir en infraestructura llevaría necesariamente a que la totalidad de la red funcionase mejor, y una red homogéneamente rápida disminuiría automáticamente la propensión a pagar extra de sus clientes. La hipótesis defendida por las empresas de telecomunicaciones, que la neutralidad de la red les llevaría a no tener incentivos para invertir, es completamente falsa. Simplemente falaz.

… the incentive for the broadband service provider to expand under net neutrality is unambiguously higher than under the no net neutrality regime in the context of our framework. This goes against the assertion of the broadband service providers that under net neutrality, they have limited incentive to expand. The experience in broadband markets around the world support our conclusions.

Recordemos, y esto es sumamente importante entenderlo, que nos referimos a discriminación de contenidos: la neutralidad de la red NO IMPLICA bajo ningún concepto que todos recibamos bits a la misma velocidad, eso es una de las falacias de primer nivel a las que pretende agarrarse el lobby de las telecomunicaciones para intoxicar el debate. Yo puedo, por supuesto, tener una conexión más rápida o más lenta en mi casa según lo que decida pagar, y esto no tiene nada que ver con la neutralidad de la red. Lo que implica una red neutral es que el tráfico que recibo por mi conexión no sea discriminado en función de origen, destino, protocolo o contenido, de manera que una empresa no pueda pagar a un proveedor de telecomunicaciones para que su tráfico disfrute de una autopista de tres carriles mientras el de otra empresa que no paga tenga que conformarse con un camino de cabras. La neutralidad de la red implica que las empresas de telecomunicaciones ponen las infraestructuras y las explotan, pero se desvinculan completamente de la posibilidad de controlar lo que pasa por ellas. Como debe ser. El político que no defienda esto, o no se entera, o tiene algún tipo de incentivo para favorecer al lobby de las telecomunicaciones. Además, por supuesto, de hipotecar el progreso y ser un irresponsable. Así de claro.

Lo contrario daría lugar a un escenario en el que las empresas de telecomunicaciones podrían controlar la innovación, aprovecharse de ella de manera privilegiada, entrar a competir en negocios de contenido con una ventaja completamente injusta y arbitraria, o incluso colaborar con el poder político para todo tipo de fines. Un escenario que tenemos que evitar. Pero además, y ahora lo vemos mucho más claramente, un escenario que desincentiva la inversión y la mejora de las redes, y que hipoteca el futuro de todos por las ganancias a corto de unos pocos.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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